Todo funcionó según el guión planificado por el gobierno catalán, que hasta tuvo la posibilidad de hacer un “escrutinio” y escenificar en una plaza y con pantalla gigante la supuesta victoria de los partidarios de la independencia. Porque nadie, en ningún sitio, va a plantearse pedir actas de ninguna mesa, ni contar papeletas, ni interpretar los resultados, ni nada de nada.
Estamos ante una lucha de intereses, pero no de clase, sino de burguesías. Menos referéndums y urnas, y más reivindicaciones y movilizaciones sociales y laborales que, seguro, que no serán bien vistas ni por los Gobiernos de España ni de Cataluña.
Nos encontramos ante una partida cuyas normas han escrito los independentistas, aprobado ellos y aplaudido ellos, y ahora nos piden que nos sumemos a su fiesta.
El 25 de mayo de 2014, el «Multirreferéndum» ciudadano de temas sociales, convocado por Podemos, con el apoyo de la CUP, en las 32 comarcas y 120 municipios más poblados de Cataluña, fue declarado ilegal, y las urnas retiradas.
En su flamante y recién proclamada “Constitución Catalana”, lo primero que han hecho los independentistas ha sido garantizar la indivisibilidad de Cataluña… mandando a tomar por saco el derecho a decidir, que ya cumplió su objetivo.
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