Sabido es que la libertad la inventaron los americanos, y que, gracias a su generosidad, podemos disfrutar todos de ella.

Sus marines son los misioneros del capitalismo que la expanden por todos los rincones del globo enseñando a sus habitantes las bondades infinitas del mercado…  ¿cómo podían vivir tranquilas las pobres criaturas sin conocer la cocacola o Disney? Hubiera sido un crimen imperdonable no llevarles la civilización.

El proceso para la liberación de un país comienza robando y amañando las elecciones, pero si a pesar del dinero invertido y del bombardeo mediático no se consigue el objetivo marcado, se monta enseguida una revolución ciudadana con algún candidato que se autoproclame presidente legítimo, y si eso también falla,  siempre queda la opción del clásico golpe de estado militar. Solo en último caso se recurre a la invasión humanitaria. Llegados a ese punto, los ángeles del Pentágono, los intrépidos y bondadosos muchachos de pelo cortado a cepillo, corren raudos a librar a sus habitantes de los peligros del comunismo, del terrorismo, de las armas de destrucción masiva, y de cualquier malvado dictador que se niegue a entregarles su petróleo.

Una vez exorcizado el mal, y retornado el país a la senda normal de explotación, los tentáculos del imperio extienden los oportunos certificados de limpieza democrática para el régimen amigo, tanto si se trata de una democracia bananera, como de una islámica. Necesitan contar con gobiernos cómplices que repriman por la fuerza a su gente para que Wall Street pueda saquear impunemente sus riquezas naturales, mediante la deuda, los tratados comerciales y sus multinacionales campando a sus anchas.

Invasión militar e invasión económica constituyen dos caras de la misma moneda. Aunque las élites y oligarquías locales, trabajen a comisión para sus amos, han de conformarse con las migajas del pillaje. La corrupción entra en el sueldo, pero los gobernantes han de ser de confianza. Porque, mientras las empresas son públicas, pertenecen a sus ciudadanos, por lo que necesitan ser privatizadas para que los extranjeros puedan apoderarse de ellas. El capitalismo dispone que el peso del estado tiene que ser mínimo y el de los millonarios máximo. Y ahí es donde los más poderosos tienen todas las de ganar.

Los dirigentes que se muestren díscolos con ese planteamiento, o que se les suban demasiado los humos nacionalizadores o progresistas a la cabeza, se exponen a sufrir bloqueos económicos, asfixias financieras, huelgas de inversiones, boicots empresariales, maniobras de desestabilización y de agitación en las calles, actos de terrorismo, chantajes, sabotajes, sobornos, escándalos, atentados [1]https://andresherrero.com/presente-y-futuro-de-la-izquierda/… y tienen muchas posibilidades de terminar sus días, mudando sus bonitos trajes de Armani por los de presidiario, y la langosta por el rancho carcelario.

La verdad es que nunca podremos pagarles suficientemente la deuda que hemos contraído con ellos. Lo malo es que su pugna con otros bloques rivales, unida a la legión de damnificados que ha dejado su abnegada labor democratizadora, ha provocado que los conflictos se multipliquen por todo el planeta.

Algo que les ha venido muy bien para, con la excusa de protegernos, convertirnos a todos en sospechosos susceptibles de espionaje y fiscalización permanente, robándonos la privacidad. Que la defensa de la libertad requiere quitárnosla para que no la malgastemos.

El mundo ha preferido el consumismo al comunismo, y ellos han sabido aprovecharlo perfectamente para transformar nuestras democracias en dictaduras económicas disfrazadas de estados de derecho. Un bonito espejismo para que vivamos felices en el mejor de los limbos posibles.


Imágenes: noticias.canalrcn.com| laimposible.org.ar| elsiglodedurango.com.mx

Publicado en infolibre: https://www.infolibre.es/noticias/club_infolibre/librepensadores/2019/12/24/eeuu_tiene_patente_libertad_democracia_102264_1043.html

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad