El coronavirus agudiza el abandono de los ancianos que están en residencias

Las residencias de la tercera edad son, lugares en los que se abandona a los ancianos, cuya mayor utilidad radica en el negocio que eso genera a las empresas que gestionana esos centros.

Esos aparcamientos de ancianos y ancianas constituyen, por desgracia, un mal necesario . No tendría que ser así, pero en esta sociedad lo son. Aunque a nadie recomendaría una residencia; ni siquiera la más limpia y aseada. Los viejos deteriorados van allí a acabar, a mal acabar. Se les abandona en estos centros, del mismo modo que llevamos los coches inservibles al desguace. Nuestros mayores ingresan en geriátricos porque nos vemos imposibilitados para poder asistirles fuera, y en ocasiones también por comodidad y egoísmo.

Nos consolamos pensando que con personal cualificado, instalaciones, medios y personal adecuado mejorará su bienestar. Pero ni las residencias resultan tales paraísos (no hay más que ver la comida o el trato que se les da en algunas), ni los cuidados ajenos podrán sustituir nunca la cercanía de los seres queridos.

En muchos de estos centros los ancianos alojados en ellos llevan meses sin salir, no ya a la calle, sino incluso de sus habitaciones para acceder a las zonas comunes, además de no recibir visitas, para evitar contagios.

Por eso, resulta aún más denigrante la orden dada por el Gobierno de la Comunidad de Madrid para que a los ancianos enfermos de coronavirus que estuvieran en residencias, no se les derivara a hospitales públicos para ser atendidos debidamente (sí a hospitales privados), condenándolos a morir sin asistencia médica alguna, dado que, además, decidió no medicalizar las residencias.