En Las fuentes de poder social, Michael Mann explica las dos formas que reviste el poder:

  • De un lado el «poder sobre», esto es, la capacidad de alguien para imponer su voluntad a terceros
  • De otro, el «poder para», que es la capacidad de movilizar las energías en una dirección

Ambas operan juntas: no es posible alcanzar metas políticas sin capacidad para hacerlas valer dentro, pero tampoco es posible conseguir nada fuera, sin que todos las asuman. La grandeza en política implica primar el para, es decir el objetivo, sobre el sobre, la defensa de la propia posición, porque nada grande se puede hacer sin grandeza.

El 15M supuso un momento en que parte de la sociedad que se sentía excluida de la política, irrumpió para reclamar su espacio. Aún admitiendo que cualquier movimiento social es irrepresentable en su totalidad, porque la lógica de la representación y la de la participación directa son antagónicas, se puede afirmar que Podemos significó la creación de un nueva forma de hacer en la política española.

Ahora el ciclo del 15M se ha cerrado en el último mes y medio con la celebración de convocatorias electorales en todos los niveles de gobierno. La victoria del PSOE desplaza la crisis de régimen hacia los agentes en liza, especialmente Podemos, que acaba de sufrir dos varapalos electorales que difícilmente pueden escapar a la calificación de fracaso.

Podemos tiene que afrontar cinco grandes crisis:

  1. De resultados: en 2015, se situó a unos pocos escaños del PSOE. Ahora tras las elecciones generales del 28A, y las celebradas un mes después, el 26M, donde perdió un millón más de votos, su tendencia es de caída libre.
  1. Orgánica: en el último año, Podemos se ha roto en pedazos. La fuerza política que consiguió más de 5 millones de votos en 2015, hoy mantiene sus siglas, pero no conserva a buena parte de sus dirigentes más destacados, ni los gobiernos municipales que dirigía. Ha perdido la mayoría de sus diputados autonómicos, 30 diputados estatales y el grupo parlamentario en el Senado. Podemos ha sufrido amputaciones en muy poco tiempo. Aunque es delicado deslindar culpas y responsabilidades en cada una de las rupturas que se han producido, lo que es incuestionable es que, en los dos últimos años, Podemos ha perdido capacidad de integrar las diferencias en su estructura
  1. De alianzas: las candidaturas unitarias de 2015 que conquistaron los «ayuntamientos del cambio» se han quebrado una tras otra. Salvo el resultado de Kichi en Cádiz, los gobiernos del cambio han caído como moscas en 2019 y, en la práctica totalidad de los casos, lo han hecho tras la ruptura de Podemos con una confluencia.
  1. De análisis: ha cundido la sensación de que las explicaciones de Podemos son una concatenación de excusas. Siempre hay algo que explica lo que ha pasado y, entre tanto, se pierden un millón de votos.
  1. De proyecto: está pendiente en nuestro país la discusión sobre la política de bloques. Desde la moción de censura a Mariano Rajoy, se ha instalado la idea de que España está políticamente dividida en un bloque conservador y un bloque progresista. Con este imaginario, el PP consigue colocarse como el actor principal del bloque de derechas, supeditar a Ciudadanos, obviar a Vox y enfrentarse a un PSOE aliado con Podemos y los independentistas.

No está claro qué gana Podemos participando en un alineamiento que convierte a los independentistas en parte del bloque progresista, y el espacio del cambio en subordinado del PSOE. La construcción de ese bloque tiene sentido para entrar en un gobierno de coalición, pero supone una catástrofe estratégica para Podemos, que deja de ser una irrupción popular en la política institucional, para convertirse en un actor subalterno del PSOE renunciando a poner un proyecto propio encima de la mesa, asumiendo además que comparte rumbo y destino con las formaciones independentistas.

Se ha desatado una obsesión por un gobierno de coalición que ha vuelto a situar el debate en quién y no en qué. Se entra al gobierno, se dice, para garantizar los cambios, pero se asume una correlación de fuerzas que impide defenderlos, como sucede por ejemplo con la derogación de la reforma laboral, en lugar de explicarle a Sánchez que solo va a gobernar con Podemos si incluye esas medidas en su programa.

Quien lidera no necesita hacer de capataz, pero ya no es tiempo de aprender de los errores, sino del fracaso, y por eso lo razonable es convocar una Asamblea Ciudadana para corregir el rumbo y recuperar a los que hemos perdido por el camino.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: ABC|El Correo|lainformacion.com

Fuente: https://www.eldiario.es/tribunaabierta/crisis-Podemos-grande-hacerse-grandeza_6_905069511.html

 

 

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