Las Islas Trobiand se encuentran en el Mar de Salomón y forman parte oficialmente de Papúa Nueva Guinea.

Los niños gozan en las islas Trobriand de una libertad y una independencia considerable,  y se emancipan temprano de la tutela de los padres. Su libertad e independencia se extienden también al ámbito sexual. Los niños son testigos oculares de las relaciones sexuales de sus padres, porque en la casa, no se toma ninguna precaución para evitarlo, ni existe vergüenza alguna en su práctica.

Nunca se da a un niño una simple orden para que obedezca. Uno de los efectos de esa libertad precoz consiste en la formación de pequeñas comunidades de niños, que los engloban naturalmente a todos a partir de la edad de cuatro o cinco años y en las cuales permanecen hasta a la pubertad. Comunidades que se rigen por las decisiones de sus miembros y a menudo se oponen a sus mayores.

Los menores se inician unos a otros en los misterios de la vida sexual de una manera directa y práctica, a partir de la edad más tierna. Es solamente su curiosidad, su madurez, su temperamento o grado de sensualidad el que decide su mayor o menor propensión a las distracciones sexuales. Los pequeños buscan animales, insectos y flores raras que ofrecen a sus muchachas favoritas como regalo.

Hacia los 12 o 14 años, los adolescentes de ambos sexos dejan la casa de sus padres para desarrollar libremente su vida sexual, incorporándose a una casa de solteros o de viudas.

Las chicas aprenden muy temprano acerca de la anticoncepción y la virginidad no tiene ningún valor en su sociedad. A pesar de eso, si una chica se queda embarazada, su familia mantiene al bebé.

Como para la existencia misma de la familia, el hombre y la mujer son indispensables, los indígenas asignan a los dos sexos una importancia y valor idéntico. El marido comparte con la mujer los cuidados que deben darse a los niños. Acaricia y pasea a su hijo, lo limpia, lo lava y lo alimenta. Llevarlo en los brazos o tenerlo sobre las rodillas constituye el papel y deber atribuido especialmente al padre.

En condiciones normales, todo matrimonio va precedido de un período más o menos largo de vida sexual en común. Esto constituye una prueba de la profundidad de su compromiso y permite comprobar el grado de compatibilidad de sus caracteres. Durante este período de prueba ninguna obligación incumbe a nadie; los novios pueden unirse y separarse a voluntad.

Los isleños de las islas Trobiand tienen un enfoque relajado para el sexo antes e incluso después del matrimonio. En algunas fiestas, los novios se separan y son infieles, siempre con toda discreción. Cada uno de los esposos goza de amplia libertad sexual y encuentra numerosas posibilidades de incrementar sus experiencias en ese campo sin restricciones.

Durante el acto sexual la posición adoptada concede a cada uno de los cónyuges una gran libertad de movimientos para participar activamente y en igualdad en el intercambio y la unión. Los Trobriandeses se horrorizan al ver cómo los hombres blancos se revuelcan sobre el cuerpo de las mujeres y las aplastan. Un indígena solo eyacula una vez que la mujer conoce el primer orgasmo y el acto continúa después hasta la satisfacción de ambos.

Las mujeres son tan promiscuas como los varones.

El hombre que tiene éxito en el amor no necesita recurrir a la agresión. Violar está prohibido porque la dignidad verdadera consiste en ser deseado y conquistar por el encanto. En todas partes se constata la desaprobación de la violencia y la avaricia, y se considera una deshonra vivir una vida de privaciones y escasez. En cambio, la abundancia, asociada a la generosidad, constituye el mejor timbre de gloria para un nativo.

El antropólogo Bronislaw Malinowski, que convivió con ellos en 1914, escribe al respecto:

«La sexualidad domina casi todos los aspectos de su cultura. En sentido amplio, es más bien una fuerza social y cultural que una simple relación carnal entre dos individuos. Los indígenas la  viven no solamente como una fuente de placer, sino como una cosa seria e incluso sagrada”.

La cultura trobriandesa se caracteriza por la tolerancia y disfrute del placer, y su único tabú es el incesto, para  impedir problemas de consanguinidad.

La sociedad Trobiand es matrilineal, y el sistema de descendencia se define por línea materna: los hijos habidos en el matrimonio quedan adscritos a la familia de la madre, en concreto a la del hermano de la madre.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: tunijayoola.wordpress.com|krzysztof kryza|derechoaleer.org

Fuentes: http://unaantropologaenlaluna.blogspot.com.es/2014/06/la-sexualidad-igualitaria-las-islas.html

http://www.fileane.com/espagnol/global_vidasexualdelsalvajes.htm

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad