bbc¿Qué provoca que algunas personas se queden enganchadas a una droga sin poder parar? ¿Cómo ayudamos a esas personas?

Uno de mis familiares cercanos desarrolló una adicción a la cocaína, y yotambién tuve una relación con un adicta a la heroína. Vamos, que estoy familiarizado con la adicción a las drogas.

Si al principio me hubieras preguntado qué la provoca, te habría mirado como si fueras idiota, y te habría dicho: «Pues las drogas». No hay más que rascar. Pensé que lo llevaba sabiendo toda la vida, y es algo que todos  podemos explicar.

Imagina que tú, yo, y otras 20 personas que pasan por la calle, tomaran una potente droga durante 20 días. Esas drogas tienen sustancias químicas muy adictivas, así que si lo dejáramos el día 21, nuestro cuerpo necesitaría esas sustancias. Tendríamos un mono terrible. Seríamos adictos.

Una de las formas en que esta teoría se estableció por primera vez fue mediante un experimento con ratas. Se pone una rata en una jaula con dos botellas de agua. Una que solo contiene con agua, y otra que además tiene heroína o cocaína. Casi todas las veces que lleves a cabo este experimento, la rata se obsesionará con el agua con droga y volverá a por más y más, y no parará hasta que muera. Un anuncio advertía: «La cocaína es tan adictiva, que nueve de cada diez ratas de laboratorio la consumirán hasta la muerte. Y puede hacerte lo mismo a ti».

No obstante, en los años setenta del siglo pasado, un profesor de Psicología de Vancouver llamado Bruce Alexander se fijó en que la rata estaba sola en la jaula, sin otra cosa que hacer aparte de tomar drogas.  ¿Qué ocurriría, se preguntó, si no fuera así?

El profesor construyó un parque para ratas, una jaula de diversión en la que las ratas disponían de pelotas de colores, la mejor comida para ratas, túneles para corretear y muchos amigos: todo lo que una rata desearía.

salud180comEn el parque de ratas, todas probaron los dos botes de agua porque no sabían qué contenían. Pero lo que sucedió fue sorprendente. A las ratas que llevaban una buena vida no les gustó el agua con droga. En general, evitaban beberla, y consumían menos de una cuarta parte de la que tomaban las ratas que estaban solas, y ninguna murió. Mientras que las ratas aisladas  y sin estímulos se hicieron adictas, no le ocurrió lo mismo con ninguna de las que vivía en un entorno feliz.

Al principio pensé que era sólo una particularidad de las ratas, hasta que descubrí que al mismo tiempo estaba teniendo lugar un experimento equivalente en humanos. Se llamaba Guerra de Vietnam. La revista Time informó de que el consumo de heroína era «tan común como mascar chicle» entre los soldados estadounidenses, y hay evidencias claras que lo respaldan: un 20% de los soldados estadounidenses había desarrollado adicción a la heroína allí.

No obstante, el 95% de los soldados adictos, dejó las drogas a su regreso. Muy pocos necesitaron someterse a rehabilitación. Pasaron de una terrorífica jaula estresante a un lugar agradable, por lo que ya no querían tomar drogas.

El profesor Alexander defiende que la adicción constituye una adaptación a nuestra jaula social.

Después de la primera prueba, el profesor Alexander repitió el experimento en que las ratas estaban solas y tomaban  droga de forma compulsiva, dejando que la consumieran sólo durante 57 días. Después  las sacó de su aislamiento y las situó en el parque de diversiones con otras ratas. Quería saber si una vez sumidas en ese estado de adicción, les resultaría imposible recuperarse. ¿Se apoderarían las drogas de ellas?

De nuevo, lo que ocurrió fue sorprendente: al principio las ratas experimentaron síntomas de abstinencia, pero pronto dejaron de consumir tantas drogas y volvieron a llevar una vida normal. La jaula buena las salvó.

En el hospital hay gente que recibe heroína como calmante por un largo período. La heroína que te da el médico tiene una pureza y potencia mucho mayor que la de la heroína que se consume en la calle, que venden y adulteran los traficantes. Por tanto, si la antigua teoría de la adicción es cierta  -las drogas provocan que tu cuerpo las necesite-, entonces es obvio lo que deberá ocurrir. Que un montón de gente, al salir del hospital, irá por las calles pidiendo heroína para seguir con su hábito.

Pero ahí está lo extraño: que, virtualmente, nunca ocurre. El doctor canadiense Gabor Mate fue el primero en explicarme que los consumidores clínicos lo dejan sin más, a pesar de que se han estado drogando durante meses. La misma droga, utilizada durante el mismo período de tiempo, convierte a los usuarios de la calle en adictos desesperados, mientras que no afecta a los pacientes médicos.

Los adictos callejeros son como las ratas de la primera jaula, están aislados, solos, con una sola vía de escape a su disposición, mientras que el paciente médico es como las ratas de la segunda jaula. Vuelve a casa, rodeado de  la gente que ama. La droga es la misma, pero el entorno es totalmente diferente.

Si no podemos conectar con personas, conectaremos con cualquier cosa que encontremos, sea la ruleta, el móvil, o el pinchazo de una jeringuilla.

Cuando me enteré de todo esto, descubrí que poco a poco me estaba convenciendo, pero me seguían asaltando algunas dudas. ¿Decían esos científicos que las sustancias adictivas no tenían nada que ver? Entonces me explicaron que puedes hacerte adicto al juego y nadie piensa que te inyectas un paquete de cartas en las venas. Puedes tener todo tipo de adicciones sin que impliquen ningún componente químico.

adiccionaljuegocomUn día fui a una reunión de Jugadores Anónimos en Las Vegas (con el permiso de todos los presentes, que sabían que estaba ahí para observar) y vi que eran tan adictos como los cocainómanos y heroinómanos que conocía. Y aun así, no había sustancias químicas adictivas de por medio. Y lo mismo sucede con los adictos a las compras.

Todo esto tiene implicaciones en la guerra contra la droga que lleva librándose más de un siglo sin éxito. Esta guerra que, mata a gente desde Colombia a Liverpool, está basada en la afirmación de que necesitamos erradicar físicamente un montón de sustancias químicas que contaminan el cerebro de la gente y provocan su adicción. Pero si las drogas no son la causa principal de la adicción, entonces carece de sentido.

No es algo teórico. Está ocurriendo. Lo he visto. Hace casi 15 años, Portugal tenía uno de los peores problemas de drogas en Europa: el 1% de su población era adicta a la heroína. Probaron la guerra contra las drogas y el problema no hizo más que empeorar. Entonces decidieron hacer algo radicalmente diferente. Pensaron despenalizar todas las drogas y utilizar el dinero que antes gastaban en arrestar y encarcelar a los drogadictos en reinsertarlos. El paso más importante era conseguirles un alojamiento seguro y un trabajo para que tuvieran un objetivo en la vida y algo por lo que levantarse cada mañana.

Un estudio independiente del British Journal of Criminology descubrió que desde la total despenalización, había disminuido la adicción, y que el uso de drogas inyectadas había bajado un 50%. Repito: el uso de drogas inyectadas se redujo un 50%. La despenalización ha sido un éxito tan evidente que muy pocas personas en Portugal quieren volver al antiguo sistema. El que más campaña había hecho contra la despenalización en el año 2000 había sido Joao Figueira, inspector jefe del cuerpo de narcóticos de Portugal, pero cuando estuvimos juntos en Lisboa, me dijo que no ocurrió nada de lo que había predicho … y que ahora espera que todo el mundo siga el ejemplo de Portugal.

Los seres humanos son animales necesitados de vínculos. Necesitan apego y amor, pero hemos creado un entorno y una cultura que nos impide la conexión, o que ofrece sólo una simulación de ella a través de internet. El aumento de la adicción es el síntoma de la enfermedad causada por la forma de vida que llevamos, que dirige nuestra mirada hacia el próximo objeto que deberíamos comprar, en vez de hacia los seres humanos que nos rodean.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: BBC.com|salud180.com|adiccion-aljuego.com

Traducido de la edición estadounidense de ‘The Huffington Post’ por Marina Velasco Serrano.

Fuente:  http://leshowdetruman.blogspot.com.es/

 

 

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