Ante el tribunal que les juzga, la defensa de los dirigentes independentistas ha consistido en desdecirse de todo lo que hicieron: no hubo declaración de independencia ni proclamación de la república, ni tampoco hubo propiamente un referéndum, sino que todo fue tan sólo un espectáculo festivo, una función de teatro para sus seguidores.

¿Gustará esa versión a su propia gente? ¿La considerarán una bonita astucia de defensa? Seguro que sí. aunque ese relato de los hechos resulte completamente inverosímil y poco creíble.

Un amigo, ilustre magistrado emérito, apunta que jurídicamente se puede estimar la violencia aunque no sea armada. Yo no entro en ese aspecto técnico, pero sí aprecio una tremenda y sostenida dosis de coerción ejercida desde hace muchos años sobre la sociedad catalana, y de la cual la DUI (Declaración Unilateral de Independencia), ha sido el último capítulo.

En las imágenes de televisión se ve la fuerza privada utilizada contra la fuerza pública, así como una organización provocadora que convocaba a particulares a los colegios y lugares de votación para bloquear el paso a la policía judicial que trataba de impedir el reférendum. A eso hay que añadir los insultos, agresiones, acosos y vejaciones continuas sobre los agentes que intentaban hacer su labor en Cataluña.

Unas actuaciones que impiden considerar a los procesados como presos políticos, porque se trata claramente de unos gobernantes enjuiciados por haber transgredido gravemente sus funciones institucionales.

Los que hablan de desobediencia civil, olvidan que ésta exige que sus responsables asuman sin esconderse las consecuencias de sus actos.

El sistema constitucional de libertades ha dotado a las instituciones catalanas de poderes y competencias como jamás habían disfrutado. El mal uso de las mismas por parte de los dirigentes independentistas, y la inacción del Estado, han conducido a esta lamentable situación.

Hay que señalar que en este enfrentamiento del independentismo catalán con la legalidad, se han vulnerado gravemente las formas democráticas más elementales. Las instituciones no son un botín que los secesionistas pueden utilizar impunemente como un ariete contra sus enemigos, y por eso se les está juzgando.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: lavozdegalicia.es|cronicaglobal.elespanol.com

Fuente: http://www.mientrastanto.org/boletin-178/notas/a-partir-de-un-proceso

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