Todas las religiones tropiezan con el problema de los Absolutos.

Inevitablemente cada atributo divino, por el hecho de ser absoluto, se estrella y resulta incompatible con otro.

Un ejemplo: si Dios fuera Omnipotente no podría ser Inmortal, porque siendo Omnipotente se podría suicidar, pero entonces no sería Inmortal y Eterno. Y así hasta el infinito.

Se pilla antes a un creyente que a un filósofo.

 


Imagen: Fb/sociedadefilosofíaaplicada

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