Finanzas-Yanis-Varoufakis-Bruce-Willis_ELFIMA20150706_0004_10Después de su salida del gobierno griego, Varoufakis se prepara para lanzar un nuevo movimiento paneuropeo por el cambio.

¿Qué fuerzas espera reunir para este movimiento?

La idea surgió después del aplastamiento de lo que yo llamo la primavera de Atenas, que tuvo lugar este verano. Quedó sobradamente claro que a escala nacional no se pueden poner sobre la mesa propuestas para tu propio país, y no digamos ya para la eurozona en su conjunto.

Mi experiencia con el Eurogrupo fue la de un cuerpo a cuerpo y quedó claro que no se trata de un foro en el que se pueda discutir cómo impulsar la economía social europea, o cómo democratizarla. Eso es sencillamente imposible. Tuvimos que tirar por la borda nuestro programa…

¿Un autogolpe?

Sí, pero esa era la intención de la Troika. Eso es lo que les encanta hacer. No sólo hacernos renegar de todo lo que dijimos, sino obligarnos a poner en práctica el programa que detestábamos, para desafiar el cual fuimos elegidos.

De manera que una vez que esto sucedió, la única pregunta es: ¿vale la pena empezar algo nuevo en Grecia? ¿Llevar a cabo otro intento? Y mi conclusión es que no. ¿Qué sentido tendría empezar otra campaña de dos años – eso es lo que llevaría – solo para volver donde estábamos, donde estaba yo, uno contra dieciocho?

Si mi diagnóstico es correcto, lo que está sucediendo en Grecia es algo que no se puede solucionar en el plano nacional. La conclusión que se debe sacar es que, o se apuesta por la disolución de la unión monetaria, o hay que hablar de un movimiento paneuropeo para impulsar el cambio en toda la eurozona. Una cosa u otra.

Ahora bien, la primera opción atrae a muchos. Este es un debate que está teniendo lugar también ahora en Gran Bretaña, pero que a mí no me convence. Una cosa es criticar un conjunto de instituciones como la Unión Europea, criticar la forma en que se unificó, diseñó y el modo en que funciona, y otra muy distinta sostener que se debería desmantelarla.

Mi punto de vista es que un movimiento paneuropeo es la única solución. Suena utópico, pero  los ciudadanos venían a escucharme, no tanto porque quisieran mostrar su solidaridad con Grecia, o conmigo, sino porque la experiencia de la «negociación» entre Grecia y la Troika tocó una fibra sensible en todas partes, y la gente estaba preocupada por ella misma, por su propio país, por Europa.

Mi idea es muy sencilla, pero radical: democratizar Europa. Alguno podrá decir: “Bah, Europa ya es democrática”, pero no lo es en absoluto.

¿A quién  espera atraer con este programa paneuropeo?

En mi opinión, debería ser un movimiento y no un partido ni una élite. No se trata de dar una lista, una nómina de políticos relevantes. Ha de ser un movimiento de base. Acabo de volver de Coimbra, de Portugal. Antes estuve en Barcelona con la nueva alcaldesa, Ada Colau, que colabora conmigo. En Francia hay mucha gente, un abanico muy amplio de personas interesadas: especialistas académicos, activistas… Arnaud Montebourg es una persona que está en ésto. Tenemos también a de Die Linke, al Partido Socialdemócrata de Alemania, y al Kreisky Forum de Austria.

¿Algunos de ellos serían favorables a abandonar la UE?

No creo que la gente que quiere abandonar la UE se sienta atraída especialmente por este movimiento que lo que busca es democratizar Europa. Pienso que sería una equivocación plantearse la disolución de la eurozona como objetivo.

Entonces, ¿sería bienvenido el Partido Laborista de Jeremy Corbyn a su movimiento?

Totalmente, pero la idea es formar un  movimiento de base de ciudadanos de la eurozona interesados en democratizar Europa. Así me lo imagino y eso es lo que me gustaría. Es importante dejar claro que no va a ser un partido, ni una coalición de partidos, ni se admitirán partidos en su seno, sino una coalición de ciudadanos que pueden pertenecer al partido que deseen. Incluso puede que haya gente de diferentes partidos del mismo país.

¿Están elaborando un manifiesto?

Sí, en eso estamos trabajando.

¿Quién lo está redactando?

No voy a darle nombres, y no lo firmaremos cuando lo lancemos. Será un texto que circule libremente.

¿Puede darnos una fecha estimativa de publicación?

Será antes de Navidad.

¿Qué debate deberíamos tener acerca de Europa?  

Si queremos tener o no una Europa democrática. Porque Europa y la Unión Europea no son la misma cosa. El problema de la UE es que se comporta como un estado supranacional sin serlo.

No se trata sólo de que no sea formalmente un estado.

Un estado surge como un mecanismo de acción colectiva, que aminora los conflictos de clase y de grupo. Tomemos el caso de los EE.UU., o del Reino Unido. El estado inglés empezó para encontrar algún tipo de equilibrio entre los diferentes lores y barones. La Carta Magna supuso un choque entre la autoridad central del rey y los barones, y después se reprodujo el choque entre la aristocracia rural y los mercaderes. Más tarde, aparecieron los industriales y la clase trabajadora. Diferentes grupos que luchan por repartirse la riqueza colectiva. Y el estado nace para que esos conflictos internos no destruyan a la sociedad.

Ahora bien, Europa, Bruselas, no surgió así. Europa surgió como un cártel de la industria pesada. Comenzó con el acero y el carbón, y luego cooptaron a los agricultores, y después a los banqueros  y a continuación a la industria del automóvil y finalmente al sector servicios, con la intención de estabilizar precios, limitar la competencia para detener el choque entre la industria alemana, la industria francesa, la industria del norte de Italia, la industria holandesa, y homogeneizar el mercado. La Unión Europea desarrolló una moneda común para homogeneizar el mercado interior y promover precios estables.

Hay una enorme diferencia entre un estado que surge para atemperar los conflictos de clase y el comportamiento de un cártel. La industria británica nunca formó parte de él y Gran Bretaña ingresó para reemplazar su imperio perdido, y acceder a los mercados que acaparaba el cártel del centro de Europa. Esa es la razón por la que al establishment británico nunca le ha seducido la Unión Europea. Y a la clase trabajadora británica tampoco le gusta porque la UE no está pensada para favorecer sus intereses. Desde mi perspectiva, los británicos progresistas no tienen otra alternativa que permanecer en la UE y unírsenos para intentar democratizarla. Si no logramos democratizar la UE, la verdad es que habrá mucha diferencia entre estar dentro o fuera.

Fíjese en TTIP. Ya no se trata de tarifas y cuotas, sino de normativas. De normativa industrial, normativa medioambiental, normativa laboral y de patentes. Y será en Bruselas donde se escriban esas normas.

Owen Jones apela a lo que él llama “Lexit” – una salida de izquierdas de la UE. ¿Qué le diría a alguien como él que apoya todo lo que usted dice sobre Europa y la democracia, pero quiere abandonar la UE?  

Me enfrento a este tipo de argumentos en mi propio país con antiguos compañeros míos en el gobierno que se marcharon de Syriza para formar el partido de Unidad Popular, que dicen exactamente lo mismo. Que como no podemos tener un verdadero diálogo con el Eurogrupo, la salida es la única solución.

Mi argumento es que no puedes salirte del mercado globalizado y sobre todo del mercado europeizado. Así que  si te vas sin tener capacidad de intervenir en la democratización de ese mercado dirigido por tecnócratas, quedarás sujeto a él y tendrás menor grado de libertad incluso del que tienes estando dentro.

Creo que es muy importante no caer en la trampa de retroceder al cobijo del estado nacional, lo que no significa que tengamos que estar de acuerdo con los dictados de Bruselas.

Soy favorable a permanecer en la UE y jugar en equipo, pero creo en quedarse para cambiar las reglas. Esa es para mí la estrategia de izquierda, no el “Lexit”.

¿De cuánto poder disponen los gobiernos nacionales respecto a la política económica? ¿Siendo ministro de economía, tenía usted realmente la impresión de estar a cargo del destino de su país?

letraslibrescomPor ejemplo, Gran Bretaña es muy diferente de Grecia. No sólo porque se trate de una economía más grande, sino también porque no está en la eurozona. Si no estás en la eurozona tienes un mayor grado de libertad, de eso no hay duda. Y ojalá que nunca hubiéramos entrado en la eurozona, que no es lo mismo que sostener que tengamos que abandonarla.

Así que, cuando estás en la eurozona, tu grado de libertad es mínimo, si es que no es cero. La única cosa que podíamos hacer era renegociar el paquete completo, para tener algo de libertad. De modo que una de las cosas que este movimiento se va a proponer es combinar una mayor europeización en determinados campos, como gestión de la deuda, sector bancario, inversión, fiscalidad, lucha contra la pobreza, etc., con más descentralización, y mayor libertad para adoptar medidas políticas sociales y económicas a escala regional y, por supuesto, nacional.

Esta oposición económica de izquierdas al neoliberalismo, ¿tendría que ir más allá de Keynes…?

Las instituciones existentes, el Banco Central, el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el Banco Europeo de Inversiones, se pueden utilizar para poner en marcha un “New Deal” verde para Europa, con el Banco de Inversiones haciendo el mismo papel que desempeñó el Tesoro Norteamericano en el New Deal de Roosevelt,  emitiendo letras para canalizar el ahorro privado hacia la inversión pública.

Creo que podemos hacer esto con el Banco Europeo de Inversiones, apoyado por el Banco Central Europeo. En lugar de destinar la expansión cuantitativa a comprar deuda del gobierno, se podrían comprar bonos del Banco de Inversiones, garantizando que la expansión cuantitativa se dirigiera directamente a la inversión, sobre todo en tecnologías verdes.

¿O mantener el statu quo?

No creo que el statu quo sea sostenible, lo sabe todo el mundo. Tomemos el caso de Italia. Italia es un país que tiene superávit por cuenta corriente. La mayor parte de su deuda pública la tiene contraída consigo misma, lo cual es bueno. Pero es insostenible. Tenían un superávit primario de un 2% -2.3% en los últimos años y sin embargo la proporción de su deuda respecto del PIB ha seguido creciendo. Ahora bien, esto nos dice que algo va profundamente mal, cuando un país como Italia, que produce de todo, desde Armani a Ferrari, que tiene superávit comercial, superávit de servicios y se está hundiendo en deuda.

¿Puede explicarnos que entrañaba su plan B?

En realidad, lo llamé Plan X – para ser exactos – y constaba de dos planes separados.

Uno se refería a cómo obrar si nos sacaban del euro. Porque existía esa amenaza, aunque yo pensaba que no era creíble y que no se cumpliría, aunque quisieran, porque sería ilegal y acarrearía graves consecuencias si se atrevían a ello.

Sin embargo, como ministro de Economía, tenía la obligación de elaborar medidas de contingencia para el caso de que no echaran. Pero cuando empezabas a mirar cómo darle a todo una denominación en una nueva moneda, más difícil nos parecía. Cada vez que creías que habías resuelto un problema, resultaba que habían aparecido otros diez. El equipo andaba trabajando noche y día barajando todas las hipótesis.

Pero luego había otro, no un plan de contingencia, sino un conjunto de respuestas que yo había ido preparando durante algún tiempo, durante al menos un año, para permanecer en el euro después de que nos cerraran los bancos. Sabía que nos amenazarían con los bancos y lo sabía desde mucho antes de ganar las elecciones. Y los tres pasos que recomendaba eran, en primer lugar, anunciar la creación de un sistema de pagos paralelo, un sistema electrónico con denominación euro; en segundo lugar, un recorte o aplazamiento de 30 años del reembolso de los bonos de la deuda griega en manos del BCE, del orden de 27.000 millones. Esa era un arma importante, porque todo el programa de expansión cuantitativa del BCE tendría graves dificultades legales si hacíamos eso. Y en tercer lugar, cambiar la ley que regía el funcionamiento del banco central de Grecia. Todo esto con el fin de permanecer en el euro con los bancos cerrados, tras una maniobra agresiva del BCE.

Ese era el plan que yo creía crucial, no el Plan X. El Plan X estaba ahí para el caso de que nos echaran del euro. No pensé que fuera creíble, pero tenía que disponer de él, igual que el ministerio de Defensa ha de tener preparados planes de contingencia para el caso de una invasión turca, aunque no crea que Turquía nos vaya a invadir.

Pero esas tres medidas políticas con las que responder al cierre de los bancos, eran para mí el juego de verdad. Era un plan para quedarse en el euro y sobrevivir dentro del mismo, con los bancos cerrados, mientras las negociaciones daban fruto. Siempre supe que hasta que no demostráramos, y a menos que lo demostráramos, la capacidad de no rendirnos, después de tener cerrados los bancos una semana o dos, no conseguiríamos nada.

¿Y usted cree que un pequeño país en bancarrota sin aliados en la eurozona podría haber logrado eso?

Sí, totalmente. Fíjese cómo Mario Draghi mantiene unido el euro. Sin expansión cuantitativa no habría euro. La expansión cuantitativa tiene legalmente un precario equilibrio, porque Draghi se enfrenta a desafíos de envergadura frente al Bundesbank, y el principal es que está comprando activos que pueden verse sometidos a recortes, y la respuesta habitual del Banco Central es que no los tolerarán.

Pero el Banco tenía 27.000 millones de deuda griega que había comprado en 2010 . Si yo anuncio un recorte como respuesta a una maniobra muy agresiva de cerrar nuestros bancos, entonces de repente todo el programa de expansión cuantitativa corre peligro. Weidmann y el Bundesbank hubieran dicho “Miren, están ustedes comprando activos que están siendo devaluados”. Así que teníamos un arma preparada, pero me impidieron utilizarla.

Un ministro de Syriza con el que hablé recientemente declaró que creía que un gobierno de Syriza nunca aprobaría el  TTIP. ¿Hubo algún debate sobre el TTIP mientras se encontraba usted en el gobierno?

No, nunca. Estoy seguro que dice la verdad, pero déjeme recordare, que estuvimos diciendo durante años y durante los meses de negociación, todos los días, que no firmaríamos un tercer memorándum…

¿Cómo van a reaccionar los medios en lo que respecta a su nuevo movimiento?

Si el mensaje es sólido, la corriente popular, como pasó en Grecia, nos ayudará a sacarlo adelante. Logramos el 61.3% del voto en el referéndum griego, pese a tener todas las televisiones, radios y periódicos en contra. Si pudimos conseguirlo en Grecia, podemos conseguirlo en Europa.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: elfinancirocr.com|letraslibres.com

Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/una-idea-muy-sencilla-pero-radical-democratizar-europa-entrevista

Traducción: Lucas Antón

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