Hoy día, con diferencia, el arma más letal de destrucción masiva en el arsenal de Washington, no está en el Pentágono ni en sus drones, sino en su capacidad para controlar el suministro global de dinero en dólares a través de la Reserva Federal (FED).

El control de su emisión proporciona a EEUU un arma financiera que pocas, o ninguna nación, puede todavía para afrontar.

Hace diez años, en septiembre de 2008, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, el ex banquero de Wall Street Henry Paulson, utilizando los infinitos recursos de creación de dinero de la Reserva Federal, rescató a media docena de los principales bancos de Wall Street, incluido el propio Goldman Sachs de Paulson.

La Reserva Federal también otrogó líneas de crédito de cientos de miles de millones de dólares a los bancos centrales de la UE para evitar que la escasez de la moneda estadounidense arruinara el comercial mundial. Desde entonces, ahora hace una década, hasta hoy, la oferta de dólares baratos para el sistema financiero mundial ha aumentado hasta niveles sin precedentes.

Excluyendo a China, la deuda total de los mercados emergentes, en todas las divisas, casi se duplicó, pasando de 15 billones de dólares en 2007, a 27 billones a finales de 2017. En ese mismo período la deuda china creció de 6 billones a 36 billones de dólares, según el Instituto de Finanzas de Washington (IIF).

Para el resto de países emergentes, sus deudas en dólares crecieron desde 2,8 billones de dólares en 2007, hasta unos 6,4 billones en 2017. Las empresas turcas deben ahora más de la mitad de su PIB, casi 300.000 millones, la mayoría en dólares.

Mientras las economías emergentes crecían, y conseguían dólares con la exportación, su deuda era manejable. Ahora todo eso  está comenzando a cambiar. La Reserva Federal (FED) está eliminando deliberadamente la liquidez, retirando dólares del mercado para precipitar una crisis económica en el mundo emergente, especialmente en economías claves de Eurasia como Irán, Turquía, Rusia y China.

A pesar de los esfuerzos de estos países para alejarse de la dependencia del dólar estadounidense, en el  comercio y las finanzas internacionales, casi el 88% de los intercambios diarios se realizan en dólares, y el dólar supone alrededor del 63% de las reservas de los Bancos Centrales.

Desde la crisis financiera de 2008, el dólar y la influencia de la FED se han expandido a niveles nunca antes alcanzados.

El mundo comienza a sentir por primera vez desde 2008 una escasez real de dólares, que implica un coste mucho mayor de los préstamos para refinanciar la deuda. El pico de vencimiento de deudas en dólares de los mercados emergentes se producirá en 2019, y se elevará a más de 1,3 billones de dólares.

Esa es la trampa. La FED no solo elevará los tipos de interés para finales de este año, sino que en 2019 retirará también grandes cantidades dólares del mercado. Después de 2008, la FED comenzó un plan de liquidez a gran escala que llamó Quantitative Easing (QE ensanchamiento cuantitativo de la base monetaria), llegando a comprar a los bancos hasta 4,5 billones de dólares, cuando antes de la crisis les compraba 900 billones. Ahora la FED anuncia que planea reducir la compra de bonos a menos de un tercio los próximos meses.

El resultado del QE fue que los principales bancos se vieron inundados con la liquidez que les proporcionaba la Reserva Federal y las tasas de interés se desplomaron a cero. Bomba de liquidez que los bancos americanos invirtieron en cualquier parte del mundo donde pudieran obtener mayor rentabilidad, inflando de paso los mercados bursátiles.

Esos dólares baratos entraron a saco en los mercados emergentes de Turquía, Brasil, Argentina, Indonesia, India y Rusia, e inundaron también China, donde la economía se hallaba en pleno auge.

Ahora la FED ha comenzado una QT –contrición cuantitativa– provocando exactamente el efecto contrario de la QE (ampliación cuantitativa): una reducción masiva de dólares.

Hoy la FED está permitiendo que los bonos corporativos incrementen sus intereses y por tanto su valor, sacando más dólares del mercado (efecto sifón). Además, para agravar aún más la escasez de dólares, la ley de recorte de impuestos de Trump ha añadido cientos de miles de millones más de dólares al déficit, que el Tesoro deberá financiar emitiendo más bonos, a tipos más altos para que resulten atractivos. Esas tasas de interés superiores ya están actuando como un imán para absorber dólares del resto del mundo hacia los EEUU (más efecto sifón).

Y los bancos centrales del mundo, incluso más que antes de 2008, bailan al ritmo que les toca la Reserva Federal, cumpliendo al pié de la letra el principio de Henry Kissinger de que,  «si controlas el dinero, controlas el mundo». Bloomberg estima que las compras de activos netos de los tres principales bancos centrales caerán a cero a fines de 2018, lo que se traducirá en 1,2 billones de dólares menos de liquidez en dólares en 2019 en todo el planeta.

La lira turca se ha derrumbado, y también  la divisa de Irán y el rublo ruso han caído. Y esto es solo el comienzo, porque probablemente también el yuan chino se verá afectado.

Que el precio de la lira turca se haya reducido a la mitad desde principios de este año en relación con el dólar estadounidense, significa que las grandes empresas constructoras turcas y otras que pidieron prestado dólares «baratos», ahora deben encontrar el doble de dólares estadounidenses para pagar las deudas contraídas.

Mientras el dólar se depreció debido a su abundancia, y la Reserva Federal mantuvo los tipos de de interés bajas, desde  2008  hasta 2015, no hubo problemas. Ahora que el dólar está revaluándose con fuerza frente a las demás divisas, sí. Combinado con esa maniobra financiera, Washington ha iniciando guerras comerciales, rupturas unilaterales de sus tratados con Irán y Rusia, aplicado nuevas sanciones a Rusia, Irán, Corea del Norte y Venezuela, y aranceles a los productos de China.

La Reserva Federal está empleando el dólar como arma,  creando unas condiciones similares a las de la crisis asiática de 1997. Ese año, a Estados Unidos le bastó un ataque concertado de los Hedge Founds (fondos de Inversión) contra el baht tailandés, la divisa de la economía asiática más débil, para provocar un colapso económico total en el sur de Asia, desde Corea del Sur hasta Hong Kong.

Ante esta guerra de verdad, librada por medios no convencionales, ¿están las naciones de Eurasia e incluso la Unión Europea preparadas para hacerle frente?

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes:AnnurTV|Sondakika.com|nl.deposi.photos.com|pt.deposit.photos.com|

reaccioninformativa.com

Fuentes: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=246020, www.kritica.info

Traducción: Emilio Pizocaro

Créditos: William Engdahl es investigador económico, especialista en «capital riesgo», historiador y periodista independient.e

 

 

 

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