Las ondas cerebrales humanas están siendo monitorizadas ya en fábricas, empresas y en el ejército chino. Una tecnología que funciona con sensores inalámbricos colocados en los gorros de los empleados que, combinados con algoritmos de inteligencia artificial, detectan cambios en los niveles de ira, ansiedad, aburrimiento o tristeza.

Las empresas usan esta pionera «tecnología de vigilancia emocional» para controlar el rendimiento laboral de sus operarios, incluyendo las tareas que deben realizar y los períodos de descanso, con el fin de incrementar su nivel de productividad.

La Red Eléctrica Estatal de Zhejiang, situada en la ciudad de Hangzhou, ha aumentado sus beneficios en 315 millones de dólares desde que implantó esta tecnología en 2014, según ha explicado un directivo al South China Morning Post.

Cheng Jingzhou, quien supervisa este programa de la compañía, ha comentado que «no hay ninguna duda de su efectividad» y que los datos cerebrales ayudan a mejorar sus objetivos a esta empresa que cuenta con 40.000 empleados.

Según el diario South China Morning Post, más de una docena de empresas y de cuerpos del ejército participan ya en este proyecto subvencionado por el gobierno chino, ubicado en Universidad de Ningbo.

«Creían que podíamos leer sus mentes. Esto provocó alguna disconformidad y resistencia al principio», ha comentado al citado medio Jin Jia, profesor de neurociencia de la Universidad de Ningbo,  «pero después de un tiempo se acostumbraron al dispositivo… y lo llevan todo el día en el trabajo». Las ondas cerebrales pueden ser suficientes para que los jefes manden a los empleados a sus casas, porque «cuando el sistema manda una alerta, el jefe le pide al trabajador que se tome el día libre o que realice alguna tarea menos estresante. Algunos labores requieren una alto grado de concentración y no puede haber ningún error».

Otro tipo de sensor construido por la tecnológica Deayea, que emite una alarma si el conductor se queda dormido, está siendo usado en las gorras de los maquinistas de los trenes de alta velocidad entre Pekín y Shangái.

La monitorización generalizada de las emociones marcará una nueva etapa en la vigilancia que se practica a nivel estatal en China, sumándose a los sistemas ya existentes de reconocimiento facial, de censura en internet y de puntuación social de cada ciudadano.

La cámara que llevan los policías chinos incorporada en sus gafas, es capaz de capturar en tiempo real las caras de los transeúntes y cruzar esa información con las bases de datos de los sospechosos para proceder a su detención. Basada en inteligencia artificial, le basta con una sola imagen de la cara de una persona para reconocerla e identificar a cualquiera de los casi 1.400 millones de ciudadanos chinos en solamente 3 segundos con una precisión del 90%.

El gobierno chino ha creado asimismo un sistema que otorga una puntuación social a cada ciudadano en función de su comportamiento, dependiendo de lo que haya hecho en  el pasado. La idea se basa en el principio expresado por el presidente Xi Jinping, de queuna vez indigno de confianza, restringido para siempre ”. En otras palabras, que un sólo error puede pagarse a lo largo de toda la vida.

Entre las acciones que pueden reducir la puntuación social de una persona se encuentran los impagos de impuestos, multas, facturas, tarjetas de crédito o préstamos, causar escándalo, fumar o beber en espacios prohibidos, conducir negligentemente, cruzar indebidamente la vía, colarse sin billete, el ocio que se practique, las compras que se realicen, etc. También las críticas, posiciones políticas y opiniones vertidas pesarán y podrán convertir a cualquiera en un mal ciudadano.

El baremo que  juzgará a todos los habitantes de China, será obligatorio a partir del año 2020, ya que actualmente se halla en fase de pruebas. Las personas que obtengan una baja puntuación serán no dignas de confianza y por tanto unos apestados sociales que:

  • No podrán ostentar ningún cargo público, ni puestos directivos o de responsabilidad en empresas.
  • Perderán el acceso a la seguridad social y recibirán peores servicios públicos.
  • No podrán solicitar préstamos ni disponer de tarjetas de crédito.
  • No podrán usar el transporte público, ni viajar en tren o avión.
  • Sus hijos no podrán estudiar en escuelas privadas.
  • Serán excluidos de los hoteles y restaurantes de calidad y rechazados por las agencias de viajes. Se les retirará además el pasaporte e impedirá salir del país.  Sus movimientos serán restringidosy se les registrará a fondo en las aduanas.

Las autoridades parecer haber copiado los métodos de la serie de televisión inglesa, Black Mirror, en la  que las ciudadanos están obsesionados con la puntuación social que se les asigna en cada momento, y viven con un solo objetivo: subir la nota.

No conforme con eso, China está trabajando en la recolección de huellas de voz y muestras de ADN  para construir un perfil biométrico completo de cada ciudadano.

Muy pronto China va a convertir la privacidad en un lujo asiático.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: Noreste|Getty Images|Reuters Bobby Yip

Fuentes: https://www.businessinsider.es/asi-vigilan-empresas-chinas-emociones-sus-empleados-esta-tecnologia-militar-204994   https://elpais.com/internacional/2018/02/07/mundo_global/1518007737_209089.html

https://www.xataka.com/privacidad/china-implementara-un-sistema-de-puntaje-ciudadano-basado-en-la-confiabilidad-si-black-mirror-se-vuelve-real

https://omicrono.elespanol.com/2018/03/puntuacion-social-de-china/

http://es.rfi.fr/ciencia/20180108-el-gobierno-chino-crea-un-sistema-de-puntuacion-para-sus-ciudadanos

https://www.elconfidencial.com/mundo/2017-11-09/china-prepara-un-carne-por-puntos-que-distinga-entre-buenos-y-malos-ciudadanos_1474811/

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