grupocriminalcomLa enorme deuda alemana camuflada explica la estrategia contra el sur de Europa de propagar intencionadamente el pánico financiero allí para lograr una huida masiva de capitales hacia Alemania. Eso es lo que ha sucedido con Grecia.

No debe descartarse que el derecho y los tribunales sean la última salida para poner orden en este “mercado caníbal”, porque este problema no es sólo político y económico, sino jurídico, y se debe encauzar en los tribunales de la UE o en el Tribunal Judicial de la OMC (Appellate Body), una instancia a la que Grecia debería recurrir de inmediato.

Como muestra en la tradición jurídica norteamericana, contra los abusos de posición dominante de las grandes corporaciones y para la protección de la democracia y de los derechos de las minorías, las cuestiones económicas no se dirimen solo en el ámbito político y financiero, sino fundamentalmente en el judicial. Hay que recordar que los jueces, en el siglo XIX, ya anulaban los derechos de acreedores si actuaban con finalidad especulativa desestabilizadora.

La estrategia de propiciar la fuga de capitales del sur de Europa al norte se debe a una realidad incontestable, que los economistas siguen sin denunciar: la enorme deuda alemana camuflada, provocada por la quiebra de algunos de los bancos más importantes de Alemania, que el propio Bundesbank, en 2012, reconocía que fue causada por “los pasados excesos de los grandes bancos alemanes en su actividad internacional”.

El Dresdner Bank, el segundo del país quebró en 2009, y fue absorbido por el tercero, el Commerzbank, que el gobierno Merkel nacionalizó a su vez en un 25% y rescató inicialmente con 100.000 millones de euros.

El cuarto banco de Alemania, el Hypo Real Estate, quebró estrepitosamente.  Hoy cuando se anuncia su privatización, sabemos que en este banco se inyectaron, según el periódico económico alemán Handselblatt, 200.000 millones de euros para reflotarlo, que evidentemente sufragaron los trabajadores alemanes, pero también los capitales forzados a huir desde el sur de Europa hacia Alemania, cuando se tramó la campaña de descrédito contra Grecia y el anuncio de su salida del euro.

Todas estas quiebras de facto y rescates tuvieron lugar sin ninguna transparencia y sólo se dieron a conocer en 2012 por  la filtración del informe confidencial del supervisor financiero alemán , el BaFin, confirmado por otro de Merrill Lynch, que valoraban en 800.000 millones los activos tóxicos del país teutón en 2009.

El informe de Moody’s sobre los bancos alemanes de 6 de junio de 2012  describía el problema de su fuerte descapitalización y el riesgo de falta de liquidez de los mismos, pero mantenía su rating porque consideraba,  que había “una alta probabilidad de un apoyo externo proveniente de múltiples fuentes, como típicamente es asequible para el sector público bancario alemán”.

Precisamente en ese mismo momento, Bloomberg reflejaba el 12 de junio de 2012 la efectividad de la amenaza de expulsión del euro a Grecia y de propagación de pánico financiero en beneficio de Alemania con un ilustrativo título: “La fuga de capitales del sur deja a los bancos alemanes inundados de depósitos baratos”.  Y precisaba que en un año “los depósitos en Alemana se incrementaron en un 4,4% hasta los 2,17 billones de euros, mientras que los depósitos en España, Grecia e Irlanda se encogieron un 6,5%, hasta 1,2 billones de euros, incluyendo el 16% que bajaron en Grecia”.  Y precisaba que “sólo en 6 meses el Deutsche Bank ingresó 5.000 millones de euros de depositantes del sur y el Commerzbank 7.000 en el primer trimestre del 2012”.

Los economistas no se han preocupado de aflorar todos estos datos decisivos para hacer un diagnóstico y entender el porqué de la política de austeridad impuesta al sur,  basada en un ataque especulativo extendiendo el pánico financiero para que el capital acumulado en los bancos del sur fuera «deslocalizado» en los bancos del norte.

Ahora también sabemos que el Deutsche Bank, “estaba horriblemente descapitalizado, debido a la alta exposición que tiene al Mercado de Derivados” (casino desregulado y privatizado), como alertó Hoeing,  vicepresidente de la Federal  Deposits Insurance Corporation y exmiembro de la Reserva Federal, el 14 de junio de 2013 .

Con el escándalo LuxLeaks también se ha descubierto que el Deutsche Bank residía en el paraíso  fiscal de Luxemburgo; que durante todos estos años no había pagado el impuesto de sociedades, mientras los demás bancos (griegos y españoles, por ejemplo) que competían con él, tenían que soportar esta más que desleal competencia.

Por eso, el Deutsche Bank se enfrenta a una avalancha de investigaciones criminales y civiles impulsadas por  la Fiscalía de EEUU,  por su implicación en el cártel que manipuló el Líbor-Euríbor y del Forex (Mercado de Divisas), así como por su participación en las hipotecas basura. Y también se enfrenta al riesgo de no superar el primer test de estrés al que se le somete en Estados Unidos.

A su vez, el  Commerzbank, segundo banco alemán seminacionalizado, se enfrenta a la  temida Securities and Commodities Fraud Task Force de Nueva York, que le investiga por presunto lavado de dinero.

Todos estos métodos tan poco ortodoxos de la banca alemana nos confirman que la imposición de austeridad tenía la clara intención de provocar el pánico financiero para cubrir el agujero de sus  bancos, consecuencia de la crisis financiera mundial de 2008 causada por las hipotecas basura (subprime) y el mercado de derivados,  desregulado y privatizado desde el año 2000, y en manos de un cártel de trece megabancos, entre ellos el Deutsche Bank.

La causa de la crisis, pues, no ha sido pues ni la burbuja inmobiliaria española, ni el endeudamiento —las deudas inglesa y alemana eran superiores—, ni la indisciplina fiscal, sino que ha provenido de  revender hipotecas tóxicas en el mercado internacional. Este nuevo capitalismo de casino ha especulado con la deuda soberana de los países del sur.

Precisamente, el Deutsche Bank fue uno de los mayores implicados, según reveló el Senado americano. colocando productos a sus clientes a sabiendas de que perderían dinero, tanto en Norteamérica (paquete “Gemstone VII”), como en Alemania, donde el Tribunal Supremo le condenó en 2011. Los ciudadanos alemanes fueron las primeras víctimas de la voracidad de sus propios bancos.

Alemania, además, fue quien más promovió las apuestas contra la deuda del sur. Goldman Sachs asesoró a Grecia para falsificar sus cuentas y ocultar su deuda para que pudiera entrar en el euro, para después, con esta información privilegiada, apostar junto con el Deutsche Bank a que Grecia se hundiría. Atacar a países del sur fue la fórmula perfecta que encontró el gobierno alemán para recuperar las pérdidas de sus bancos ludópatas.

(Extracto. Adaptación libre)


Imagen: grupocriminal.com

Fuentes: https://ballbe.wordpress.com/2015/03/07/alemania-y-los-capitales-en-fuga/

https://andresherrero.com/wp-admin/post.php?post=3204&action=edit&lang=es

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