La evidencia científica demuestra que la pobreza y la desigualdad social perjudican seriamente la salud.

El resultado de un macroestudio realizado con 1,7 millones de personas, a las que se sometió a un seguimiento medio de 13 años, que publica la revista médica The Lancet, prueba que la pobreza afecta a la salud de forma tan importante como el tabaco, el alcohol, el sedentarismo, la hipertensión, la obesidad o la diabetes.

Su capacidad de acortar la vida es mayor que varios de estos factores. El bajo nivel socioeconómico reduce la esperanza de vida en más de 2 años (2,1) en adultos de entre 40 y 85 años, mientras que el alto consumo de alcohol lo hace en 0,5 años; la obesidad la acorta en 0,7 años; la diabetes en 3,9 años; la hipertensión en 1,6 años; el sedentarismo en 2,4 años; y el tabaco en 4,8 años.

Sin embargo, las autoridades sanitarias no ponen el foco sobre los factores sociales.

«El impacto del estatus social sobre la mortalidad, es ahora imposible de ignorar», asegura  Martin Tobias, especialista del Ministerio de Sanidad de Nueva Zelanda. Tener bajo nivel socioeconómico «significa ser incapaz de determinar el propio destino y estar privado de recursos materiales lo que condiciona y limita las posibilidades del individuo».

Habitualmente solemos escuchar por parte de las autoridades sanitarias mensajes muy conocidos que, supuestamente son los fundamentales para proteger nuestra salud, tales como: “no fume”, “haga ejercicio”, “beba con moderación”, etc., pero para contrarrestar esa concepción puramente “individualista” de la salud, hace ya años, que el especialista británico David Gordon, propuso una serie de recomendaciones alternativas centradas en lo social, como: “no sea pobre, pero sí lo es, deje de serlo tan pronto como le sea posible”; “no viva en un área contaminada, múdese;  “no realice un trabajo precario y mal pagado”, etc.

Los hombres que viven en las áreas socioeconómicamente más deprimidas de Glasgow tienen una esperanza de vida menor que los habitantes de la India que son más pobres que ellos. Estar en paro multiplica las posibilidades de padecer trastornos síquicos. 9 de cada 10 personas con problemas para pagar la hipoteca sufren problemas de salud mental, frente al 12% del resto de la población. También existe más obesidad infantil en familias de rentas bajas.

Y es que cuando se tienen problemas económicos, ni se es dueño de la situación, ni las prioridades son las mismas.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: avosciudad.com|Yahoo Noticias

Fuentes: https://elpais.com/elpais/2017/01/31/ciencia/1485861765_197759.html

https://elpais.com/elpais/2016/02/16/ciencia/1455647122_769098.html

http://cadenaser.com/ser/2017/02/01/sociedad/1485944152_090019.html

https://www.rebelion.org/noticia.php?id=72000

http://misaludtusaludnuestrasalud.blogspot.com/2012/06/consejos.html

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