Hagamos un poco de historia.

En 1776, el escocés Adam Smith, padre del liberalismo, publicó el libro “La riqueza de las naciones”, en el que desarrolla su teoría de que el hombre es por naturaleza egoísta, y sólo piensa en su propio bien, pero que de esa actitud egoísta se deriva un beneficio para los demás.

Recién terminada la II Guerra Mundial, en 1947 un grupo de intelectuales, bien financiados, a los que más tarde se les recompensaría con Premios Nobel, fundaron la Sociedad Mont Pelerin para difundir una doctrina socioeconómica a la que denominaron neoliberalismo [1]https://andresherrero.com/desmontando-las-falacias-del-libre-mercado-de-hayek-y-la-escuela-de-chicago/.

Una ideología que establece que el mercado lo es todo, y que todo lo que hay sobre la capa de la tierra son mercancías susceptibles de compraventa, desde los tomates hasta la salud, siendo los precios la única fuente válida para guiar las decisiones, y no existiendo otro objetivo en la vida que obtener la máxima ganancia. A pesar de que, como bien ha señalado el economista Fernando Escalante, «un mercado eficiente es el que da el pan al que mejor lo paga, no al que tiene hambre».

Conforme a esa ideologia todo lo privado es bueno, y la competitividad magnífica porque siempre gana el mejor. Como sucede habitualmente con los hijos de rico.

Pero, aunque los impuestos y el estado de bienestar sean sus enemigos declarados, los neoliberales no se proponen acabar con el Estado como a menudo repiten, y muchos ingenuos se creen, sino que, al contario, lo que buscan es subordinarlo a sus intereses. Se trata de que, el Estado en vez de regular al mercado, lo proteja y apoye, reprimiendo violentamente con la policía y el ejército, cualquier conato de resistencia, como sucede en Francia, Chile o Bolivia, por poner sólo unos ejemplos recientes. O en tiempos no tan lejanos, valiéndose de dictaduras como las de Pinochet o de Videla para imponer sus recetas económicas.

Esa libertad tan poco libre es la que promueve el neoliberalismo. Con un manto de palabras tapan sus miserias, llamando libertad a la precariedad y eficiencia a la explotación.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: redfloridablanca.es|maray.cl

Fuente: Facebook

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1 https://andresherrero.com/desmontando-las-falacias-del-libre-mercado-de-hayek-y-la-escuela-de-chicago/
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