Women-in-Islamic-dress-we-001Cuando se menciona Afganistan, seguramente la primera imagen que acude a la mente es: burka, país atrasado, semifeudal, pobre y lleno de miseria, ocupado y destruido militarmente por la OTAN; un nombre que asociamos inevitablemente a Al-Qaeda, el 11-S y Bin Laden.

14 años después de la invasión de EE.UU, Afganistán se ha convertido en una cloaca donde la vida es un infierno.

Sin embargo, se ignora que no siempre fue así. Que hubo un pasado donde Afganistan consiguió liberarse de las cadenas de la Edad Media para entrar en la Edad Contemporánea: hablamos del desaparecido y desconocido Afganistan Socialista.

Una revolución popular que estalló en abril de 1978 y triunfó. El gobierno marxista de Taraki inició un programa de amplios cambios en la sociedad afgana. Para empezar, eliminó la usura (de la que se beneficiaron once millones de campesinos), inició una campaña de alfabetización (por primera vez en las escuelas se enseñó en las lenguas nativas de los alumnos y también asistían mujeres), implantó una radical reforma agraria, e impuso una separación total de la Religión y el nuevo Estado (que, en virtud de la Ley, pasaba a ser constitucionalmente laico), eliminó el cultivo del opio, legalizó los sindicatos y estableció una ley de salario mínimo para subir los salarios de los trabajadores afganos.

El gobMujeres en clase en 1980ierno de Taraki promovió además la igualdad de derechos de las mujeres: el permiso de no usar velo si así lo deseaban, el permiso para moverse libremente y conducir automóviles, la abolición de la compra de mujeres, la integración de las mujeres al trabajo y a realizar estudios universitarios, así como ostentar cargos públicos en la política.

Los comunistas afganos distribuyeron tierra a 250.000 campesinos, abolieron todas las deudas contraídas por ellos con los terratenientes, liberaron a 8.000 presos políticos, y aprobaron la educación universal para ambos sexos.

Los efectos del cambio se apreciaron enseguida. La tasa de mortalidad infantil de menores de 5 años pasó de 380 en 1960, a 300 en 1988; el 80 % de la población urbana accedió a servicios de salud; el 63 % de los niños y niñas cursaban estudios en 1985-87; la esperanza de vida ascendió de 33 años en 1960, a 42 en 1988. Centenares de miles de personas fueron alfabetizadas. Se aumentó en un 50 % el número de médicos, se duplicó el de camas de hospitales y se crearon por primera vez guarderías. El analfabetismo femenino fue reducido del 98 al 75 %, y miles de mujeres afganas dejaron de usar el chador.

s_a17_00reaganAfganistan permitió el divorcio, curiosamente, un año antes que España, pero EEUU, junto a sus aliados Pakistan y Arabia Saudi, decidió oponerse a la Revolución, porque la vio como una oportunidad única para debilitar a la URSS.  Así que, desde 1978, los estadounidenses comenzaron a ayudar a los rebeldes islámicos y a reunirse con sus líderes, facilitándoles la CIA armas y financiación.

La ayuda a los muyaidines, tenía como misión obligar a la Unión Soviética a intervenir, pero aunque la URSS no invadió Afganistán, al recrucederse la actividad guerrillera, no tuvo más remedio que enviar tropas tras recibir una petición de auxilio del Consejo Revolucionario.

El día que los soviéticos cruzaron la frontera, Brzezinski, Consejo de Seguridad, comentó al Presidente Carter: “Hemos atraido a los soviéticos a la trampa afgana…ahora tenemos la oportunidad de darle a la Unión Soviética su propia guerra de Vietnam”.

Guerra que resultó sumamente impopular en Rusia contribuyendo notablemente al colapso de la Unión Soviética. Y aunque la URSS se hundió en diciembre de 1991 la República socialista afgana sobrevivió meses a su caída, luchando sola contra sus enemigos, y Kabul no fue tomada hasta un año después.

Al Qaeda tiene su origen en Afganistan, algo que ha sido reconocido hasta por la propia Hillary Clinton, y Bin Laden era retratado y presentado en los años 90 en los medios occidentales como un héroe de la libertad.

Cuando los «muyahidines» llegaron, cortaron los dedos a las mujeres con uñas pintadas, y obligan a las mujeres a esconderse debajo de de una pieza de tela, matando a muchas de ellas.

La CIA, el régimen saudí y el general pakistaní Nasrullah Babar formaron un grupo integrista aún más fanático y brutal, el de los talibanes, que se hizo con el poder en 1996.  Sus amos yanquis pensaron que su operación había tenido éxito y que Kabul «ya era libre», o lo que es lo mismo, que estaba controlado por ellos, sin imaginar  siquiera lo que ese régimen de terror sería capaz de hacer en el futuro.

piacezanightcomLos afganos, a pesar de todo, no han olvidado. Cabe señalar que una encuesta de Radio Kabul en 2008 en la que se preguntaba a la población qué gobierno preferían, el 93% dijo que el de la República Socialista, recordando el efímero periodo de prosperidad y paz vivido en aquellos años que, de momento, parece que no volverá.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes y Fuente: piazenight.com

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