La selva amazónica lleva tres semanas ardiendo en beneficio de agricultores, ganaderos y multinacionales madereras y mineras.

Detrás de ese fuego está la mano del hombre: terratenientes y empresas que ordenan asesinar a  campesinos, líderes indígenas y activistas defensores del medio ambiente, a la vez que bombardean las mentes de todos y nos tapan los ojos con sus medios de manipulación y de alienación masiva.

Christian Poirier, Director de Programas de Amazon Watch, indica que “estos incendios sin precedentes que asolan la Amazonia son una tragedia planetaria y una peligrosa contribución al calentamiento climático”.

En lo que va de 2019 se han registrado 72.843 incendios forestales en Brasil, de los cuales más de la mitad han sido en la selva amazónica, lo que representa un aumento del  84% en comparación con el mismo período del año pasado, informa el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, que controla las áreas devastadas por el fuego mediante satélite.

En concreto la selva amazónica sufrió la deforestación de 2.254 kilómetros cuadrados sólo durante el mes de julio, en que comenzó el incendio, casi el cuádruple del mismo mes en 2018. Ha sido un fuego de tal magnitud, que ha saltado fronteras, extendiéndose  a países vecinos como Argentina, Uruguay, Perú y Bolivia.

El presidente brasileño, Bolsonaro, manifestó su sospecha, sin aportar prueba alguna, de que son las ONG las que han originado los incendios de la Amazonia para hacerle quedar mal, porque les recortó recursos.

«Puede haber una acción criminal de esos oenegeros para llamar la atención contra mi persona. Esa es la guerra que estamos enfrentando. Me solían llamar capitán Motosierra, y ahora soy Nerón incendiando el Amazonas, pero si es la temporada de incendios…», se justificó. Asimismo, prometió abrir las tierras indígenas protegidas por la constitución a la explotación minera y forestal, con el argumento de ayudar a los indígenas destruyendo su hábitat.

“Semejante devastación se halla directamente relacionada con su retórica anti-ambientalista que considera la protección de los bosques y de los derechos humanos como impedimentos para el crecimiento económico, por lo que los agricultores y ganaderos han entendido  su mensaje como una licencia de impunidad para arrebatar terreno a la selva para su lucro», señala Christian Poirier en su comunicado de prensa.

Noruega acusó directamente a Brasil de provocar la deforestación del Amazonas al no invertir adecuadamente el dinero depositado por él y por Alemania en el Fondo Amazónico, creado en 2008, para la prevención, la vigilancia y la conservación de la región, evitando talas ilegales. “Que le envíe ese dinero a Ángela Merkel para que reforeste Alemania», se burló Bolsonaro.

Sin duda, Bolsonaro es nefasto, sí, pero no es más que el peón de turno del capitalismo para rapiñar las riquezas colectivas e incrementar los niveles de saqueo del planeta y de explotación de los trabajadores.

La Amazonía, «el pulmón del planeta», produce el 20% del oxígeno que respiramos. Estos incendios gigantes suponen además una importante contribución al cambio climático de origen humano. Casi el 20% de la selva amazónica ha desaparecido en el último medio siglo, y esto se está acelerando.

En Siberia, hasta finales de agosto, la superficie afectada por el fuego se estimaba en más de 102.162 kilómetros cuadrados. Los bosques boreales están ardiendo y la causa principal según la Organización Meteorológica Mundial es el calentamiento global, que en el caso de Siberia ha aumentado su temperatura en más de 10 grados centígrados.

La materia principal de estos incendios son las turberas, que generalmente presentan altos índices de materia orgánica rica en carbono. Si bien casi siempre están húmedas – lo que constituye una protección contra el fuego -, el aumento de la temperatura hace que se sequen y ardan como la pólvora durante meses.

«Los incendios de turba queman carbono ‘viejo’, lo que significa que en unas pocas semanas, un incendio puede quemar cientos de años de captación de carbono», un dato aportado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, que señala además que en los últimos años ha habido más incendios forestales en el Ártico que en cualquier otro lapso de tiempo de los últimos 10.000 años.

La parte norte del mundo se está calentando más rápido que el planeta en su conjunto. Un calor que está secando los bosques y haciéndolos más susceptibles de quemarse.

Los bosques actúan como un sumidero de carbono, absorbiendo más CO2 del que emiten, almacenando de 90.000 a 140.000 millones de toneladas de CO2, lo que ayuda a regular el calentamiento global, según el Fondo Mundial para la Naturaleza.

Estos incendios representan una catátrofe ecológica global. Un ecocidio de la naturaleza y un suicidio humano. Negocio para hoy y cenizas para mañana.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: Reuters|lasexta.com|La NASA|AFP|Bruno Kellyi

Fuentes: https://www.alainet.org/es/articulo/201740

https://www.alainet.org/es/articulo/201729

https://www.alainet.org/es/articulo/201728

https://www.elmundo.es/album/ciencia-y-salud/ciencia/2019/08/22/5d5e5b46fc6c83c3788b45e1.html

https://mundo.sputniknews.com/rusia/201908231088462394-la-superficie-de-incendios-forestales-en-siberia-disminuye-a-la-mitad-en-un-dia/

https://www.alainet.org/es/articulo/201510

https://www.elmundo.es/album/ciencia-y-salud/ciencia/2019/08/22/5d5e5b46fc6c83c3788b45e1_6.html

 

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