Las cifras de mortalidad infantil de EEUU se sitúan, desde 2022, en 5,6 por cada 1.000 nacidos vivos, señalan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
Índice que experimentó en 2022 un aumento del 3%, el primero que se produce desde 2001, informa el Centro Nacional de Estadísticas de Salud, porque anteriormente entre el 2000 y el 2020, las muertes infantiles habían disminuido un 21%.
La alta mortalidad infantil en Estados Unidos, muy superior a la de los demás países ricos (más del doble de la de España por ejemplo), se atribuyó entre otras causas al «síndrome de muerte súbita infantil (SMSL)», definido como “la muerte imprevista e inexplicable de un bebé menor de 1 año”.El Dr. Paul Thomas, pediatra, vincula el SMSL a la vacunación:
“Los CDC apuntan al SMSL con 1.389 casos, como tercera causa de muerte, después de los defectos congénitos, y el parto prematuro, pero fallecimientos que antes se clasificaban como SMSL, se contabilizan hoy en día como por asfixia (905), o por causas desconocidas (1.062), por lo que su número real sería considerablemente mayor.
Cuando un bebé fallece después de la vacunación, los forenses y patólogos no tienen ningún código que les permita relacionarlo con la administración de la vacuna, por lo que estas muertes se codifican como SMSL, desconocidas, o asfixia».
Se sabe que menos del 1% de los daños producidos por vacunas son reportados.
“A mi me enseñaron que el SMSL se debía a que los padres fumaban en la habitación, a que hacía demasiado calor en ella, a que los bebés dormían juntos, o en cunas demasiado blandas, o que las madres asfixiaban a los bebés mientras los amamantaban».
Pero un análisis de las muertes súbitas infantiles registradas en el Sistema de Notificación de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS), mostró que, casi el 80% de las muertes reportadas al sistema entre 1990 y 2019, ocurrieron dentro de los siete días posteriores a la vacunación, el 50% dentro de las 48 horas siguientes, y el 17% el mismo día.
También se comprobó durante los confinamientos Covid, que las tasas de vacunación infantiles cayeron, porque se cancelaron las visitas médicas, a la vez que descendía el número de muertes por SMSL.
Igualmente, un estudio reciente, encontró una correlación estadística positiva entre las tasas de mortalidad infantil (TMI), y la cantidad de vacunas aplicadas a los bebés. A partir de 1980, EEUU experimentó un importante repunte de la vacunación infantil, al tiempo que el número de vacunas que recibían los niños se disparaba, incluyendo en el calendario de inyecciones la de la covid, y la anual de la gripe.
(Extracto. Adaptación libre)
Imágenes: CienciaySaludNatural.com
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