La gente sigue sin olvidarse del presidente Thomas Sankara de Burkina Faso, conocido como el «Che africano», que fue asesinado el 15 de octubre de 1987 hace ahora 31 años en un golpe de Estado dirigido por Blaise Compaoré con apoyo del gobierno francés de Jacques Chirac.

Sankara recibió varios disparos, muriendo junto a 12 de sus acompañantes, después de que un comando golpista asaltara su despacho.

El capitán Sankara había tomado el poder en 1983 con 33 años, apoyado por la mayoría de la población, para combatir la corrupción y sacudirse el dominio colonial de Francia, lanzando el programa de cambio social y económico más ambicioso jamás intentado en el continente africano.

Sus similitudes con Ernesto «Che» Guevara (1928-1967) van más allá del ideario marxista que ambos compartían: el líder africano tenía un estilismo similar al del argentino, y también vivía como él, de forma sencilla, ascética, con pocas posesiones materiales (un automóvil, algunas bicicletas y un frigorífico), negándose a instalar aire acondicionado en su residencia oficial por tratarse de un lujo al que no podían acceder la mayoría de sus compatriotas.

Acciones como la venta de la flota de coches de lujo del Gobierno (su coche oficial era un Peugeot 205), la reducción de los sueldos de todos los funcionarios públicos (incluido el suyo), o la apertura de un restaurante que empleaba prostitutas para evitar su marginación social, le granjearon pronto las simpatías de su pueblo.

A lo largo de su breve presidencia Sankara cambió el nombre del país de Alto Volta por el de Burkina Faso, que significa «la patria de los hombres íntegros», en lengua local), y trabajó para eliminar la corrupción, introducir programas de vacunación y aumentar los índices de alfabetismo, que crecieron del 16% en 1983 al 34% en 1987.

Durante su gobierno renunció a la ayuda exterior, impulsando la reducción de la deuda externa, estatizando todas las tierras y riquezas minerales, para evitar el poder y la influencia del FMI y del Banco Mundial sobre su nación.

Sus políticas nacionales se centraron en prevenir la hambruna impulsando programas de irrigación, la redistribución de las tierras en manos de los terratenientes feudales y la plantación de más de diez millones de árboles para frenar la creciente desertificación del Sahel. Igualmente prohibió la mutilación genital femenina, los matrimonios forzados y la poligamia.

Durante sus 4 años de mandato, gracias a esas medidas, Burkina Fasso logró alcanzar la autosuficiencia alimentaria.

«Hacía lo que decía y decía lo que hacía», recuerda Guissou, un exministro suyo, que considera que Sankara fue «un ejemplo para África de dirigentes que buscan servir a sus pueblos en lugar de enriquecerse». Guissou afirma que el presidente «leía a Marx y a Mao entre otros, y era culto pero realista. Solamente buscaba maneras de desarrollar su país, pero el imperialismo lo asesinó».

Los habitantes de Burkina Faso llevaron la imagen de Sankara y corearon sus consignas durante la Revolucion de 2014, una insurrección popular que provocó la caída del presidente Blaise Compaoré, que ostentaba el poder desde que murió Sankara en 1987.

Recientemente la Justicia imputó a un grupo de personas, entre las que figuraban varios miembros de la guardia presidencial de Compaoré, emitiendo una orden internacional contra el propio Compaoré, que vive exiliado en Costa de Marfil desde que fue derrocado.

En el juicio, celebrado en abril de 2022, en Uagadugú, la capital de Burkina Fasso, se condenó a cadena perpetua al expresidente Compaoré, al jefe de Seguridad Kafando, y al general Diénderé; los dos primero fugados, y el último que se encuentra cumpliendo pena de prisión por un intento de golpe de Estado.

(Exracto. Adaptación libre)


Imágenes: AFP|Joburg Post|Angop

Fuentes: https://www.clarin.com/mundo/burkina-faso-recuerda-sankara-che-africano-asesinado-hace-30-anos_0_S1IRol-aW.html, https://es.wikipedia.org/wiki/Thomas_Sankara

https://www.vozpopuli.com/internacional/cadena-perpetua-burkina-faso-sankara.html

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