elmundo es 2El pasado miércoles aparecían en la portada del Diario de Cádiz unas declaraciones de Antonio Sanz,  presidente del PP de esta ciudad, en las que eufórico por los resultados electorales del 26 -J, manifestaba «Kichi, eres un perdedor».

Ni siquiera me incomodó. En Estados Unidos el dogma del individualismo ha calado tanto que ha conseguido que a los pobres se les llame perdedores (losers).

Que te echan del trabajo, eres un loser; que te echan de tu casa, eres un loser; que tienes que cerrar tu negocio, eres un loser. De esta forma si no se ha cumplido el ‘sueño americano’, que tienes al alcance de la mano, no es por el contexto, sino por una incapacidad personal tuya, por ser, por naturaleza o por torpeza, un «perdedor».

Yo me reconozco en esa palabra. No soy pobre, pero me tocó nacer en Rotterdam, porque mi padre tuvo que irse allí a trabajar de soldador, porque en Andalucía no había faena, y luego a Cantabria, Sudáfrica y hasta al Golfo Pérsico.

Adonde hubiera que ir a buscar el pan que yo comía. Nosotros formábamos parte de los «perdedores» de la reconversión industrial. Me reconozco en esa palabra, porque mi madre trabajaba como tantas mujeres en Cádiz como empleada doméstica sin contrato, sin horario, sin convenio, sin desempleo, sin derechos, «perdedora» por culpa de la precariedad impuesta a las trabajadoras del hogar hasta nuestros días. También fuimos «perdedores» cuando mi hermana tuvo que volver a coger las maletas para irse a Castellón a trabajar en lo que fuera con mi cuñado. Esas fueron dos grandes pérdidas: he sido un gran «perdedor» de cosas importantes toda mi vida.

Me reconozco en esa palabra, porque mientras, usted, señor Sanz, lleva 22 años bajando de coches oficiales, porque es un «ganador» nato, yo empecé a trabajar con 18 años de hamaquero en la playa, luego descargando cajas de pescado congelado a 3 euros la hora, de camarero sin contrato en bares, de profesor interino 5 años dando vueltas por Andalucía (desde Albox a Algeciras pasando por Luque o Motril), y luego con plaza en propiedad desde hace 8 años cogiendo de nuevo la maleta.

El día que me hice adulto, mi padre me pidió que eligiera entre el mono de Astilleros y seguir estudiando. Decidí perseguir mi sueño de ser historiador, profesor. Y no lo conseguí por méritos propios, porque lo del sueño americano es un camelo, sino que lo conseguí porque tenemos un sistema de educación pública que su partido, señor Sanz, no ha parado de recortar. Lo conseguí gracias a las becas para las personas que como yo nacieron en un entorno de «perdedores» y que su partido no ha parado de quitar. Lo conseguí gracias a la existencia de una Universidad pública que sigue en pie de milagro, asfixiada económicamente, encarecida para el estudiante y mercantilizada a pasos agigantados a causa de sus políticas.

No me duele que brinde con champán por la victoria de su partido, porque sigo siendo el alcalde de esta ciudad, y eso no es una victoria personal sino el resultado de un proceso irremediable de cambio. Un proceso que hizo que un «perdedor» como yo tuviera el honor y la enorme responsabilidad de representar a sus ciudadanos, aunque no durante 22 años como usted, señor Sanz, sino 8 como máximo por decisión propia, sin mudarme de barrio, con mi sueldo de profesor, sin un coche oficial aparcado en la puerta de mi casa y habiendo pedido a los tres escoltas que me acompañaron el día de la investidura que volvieran a su puesto.

A diferencia de usted, este es para mí es un periodo excepcional en mi vida, un periodo de sacrificio, de «perder» en lo personal. Donde lo que «gane» no será para mí, sino para tratar de contribuir a que la siguiente generación de ciudadanos de Cádiz no tengan que ser «perdedores».

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: elmundo.es

Fuente: http://www.diariodecadiz.es/article/opinion/2320869/senores/pp/si/soy/perdedor.html

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