En 2023, el economista Michael Hudson, ex analista de Wall Street, y profesor de la Universidad de Misouri, advertía en el podcast New Rules a Ilia Sukan periodista de Sputnik que:
El conflicto actual enmascara la intención de EEUU de atacar a Siria e Irán y apoderarse del Oriente Medio. De eso se trata la lucha entre el pueblo palestino e Israel. No se trata de Hamas, ni tampoco se mueven gigantescos portaviones, y más de una decena de barcos de guerra de respaldo, para atacar a un puñado de milicianos que usan cohetes artesanales.
He oído a generales estadounidenses decir a Uzi Arad, el principal asesor económico de Benjamín Netanyahu, cuando trabajábamos juntos en el Instituto Hudson, que “ustedes son nuestro portaaviones en la región”. Una conversación que tuvo lugar en 1974, hace casi 50 años.
En realidad EEUU está utilizando a Israel para controlar el Oriente Medio y controlar sus suministros de petróleo. Quieren hacerle a Irán lo mismo que en su día le hicieron a Irak. Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, en lugar de perseguir a los responsables, Estados Unidos invadió y destruyó Irak para acabar con unas inexistentes armas de destrucción masiva, y ahora pretenden hacer lo mismo con Irán por unas bombas nucleares inexistentes.
Si uno lee entre líneas lo que realmente le dijo el presidente Biden a Netanyahu fue algo así como “es mejor que no invadas la franja de Gaza porque saldrás perdiendo. Lo que hay que hacer es eliminar a Assad en Siria y terminar con el gobierno de Irán”.
Estados Unidos se arriesga deliberadamente a desencadenar una nueva Guerra Mundial porque sus estrategas se han dado cuenta que están perdiendo su poder militar. Su departamento de seguridad nacional piensa que si vamos a tener una Tercera Guerra Mundial, nunca estaremos más fuertes que ahora, porque nuestra posición se está debilitando, así que si necesitamos provocar conflictos que impidan el fortalecimiento de nuestros enemigos, hagámoslo cuanto antes, porque en el futuro será peor.
Los analistas americanos creen que al tener Rusia inmovilizado su ejército en Ucrania, no podrá hacer nada para ayudar a Siria. Los halcones neocon han manifestado con claridad que primero fuimos a por Irak, después a por Siria, y por último a por Irán. Está escrito en los informes de seguridad nacional presentados al Congreso.
Se trata de un plan elaborado por el equipo de la subsecretaria de Estado, Victoria Nuland. Todos los economistas saben que el PIB de un país se basa fundamentalmente en el consumo de energía: petróleo, gas y electricidad. Con el agresivo despliegue de portaaviones de EEUU en el Mediterráneo le están enviando un mensaje a la región y al mundo: “Vamos a mantener nuestro orden basado en reglas, ¿qué vas hacer al respecto? Si pretendes defenderte, te haremos lo que le hicimos a Irak y Siria, ¿realmente estás dispuesto a pasar por esto?”.
Michael Hudson recuerda que, durante la Guerra de Vietnam, él trabajaba con el estratega militar y teórico de sistemas, Herman Kahn. Nos reuníamos, recuerda, con los principales generales que planificaban las acciones en Vietnam. En una cena con ellos, a la hora del café, nos dijeron que: «no es posible que ganemos, esto es horrible, no hay manera de salir de ese pantano». Sabían que estaban perdiendo y acusaban a los políticos de sacrificarlos por mantener viva la “ilusión del dominio mundial”.
Hoy está pasando lo mismo. El ejército sabe que Estados Unidos perderá, pero los políticos insisten: “somos EEUU por dios, siempre vamos a ganar”uno. Es casi un fervor religioso lo que hoy se encuentra uno en el Consejo de Seguridad Nacional y en la CIA, pero los militares saben que con este tipo de creencias no se ganan las guerras.
(Extracto. Adaptación libre)
Fuente: observatoriocrisis.com
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