Al hilo de la hazaña tecnológica de la sonda Curiosity, el vehículo robótico de exploración que ha conseguido llegar al suelo del planeta rojo y levantar eufóricos de sus asientos a los científicos de la Nasa, me vienen a la mente una serie de consideraciones sobre la felicidad que despierta la tecnología. Y lo hago bajo la batuta textual de La felicidad tecnológica: de un capitalismo sin futuro a un futuro sin capitalismo, un libro que recomiendo vivamente.

Cambiando todo lo que haya que cambiar, la marejada tecnológica recuerda el positivismo de principios del siglo pasado, la belle époque que se esfumó bajo la hecatombe de la Primera Guerra Mundial.

Diario de León,  José Luis Gavilanes Laso, 05/09/2012

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