Siempre es bueno que alguien nos enseñe a separar a los «buenos» de los que «no son como nosotros», gentes inferiores que tienen rabo, cuernos y malas intenciones.

Algo que nadie hace mejor que el nacionalismo que siempre necesita enemigos a los que combatir y de los que defenderse.

Las banderas son los sudarios de las mayores carnicerías.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad