Mucha gente, decepcionada de los humanos, preferirá la compañía de su ordenador (el perro electrónico que no ladra).
Se fabricarán toda clase de dispositivos sexuales programables a voluntad.
La pareja y los acompañantes eróticos se buscarán en el espacio virtual.
Las relaciones a distancia, por no decir más distantes, serán cada vez más frecuentes. La realidad virtual entrará de lleno en el terreno del sexo, uniendo a los amantes como si estuvieran interactuando entre sí, dentro de un videojuego compartido.
Consumiremos cibersexo y tecnosexo adaptado a la fantasía de cada persona, por ejemplo como avatares virtuales de las estrellas más famosas que colmen todos nuestros sueños y deseos.
Podremos procrear sin vernos las caras (y no porque la luz esté apagada), ni conocernos, recurriendo a bancos de semen, de óvulos y de embriones. La mayoría de los embarazos lo serán mediante fecundación in vitro. Apenas habrá nacimientos no planificados.
Existirá la posibilidad de hacer el amor sin contacto físico, estimulando directamente el cerebro para provocar orgasmos más intensos incluso que los naturales (ahorrándose de paso, enfermedades de transmisión sexual, gatillazos, malentendidos, reproches, engaños, descendientes no deseados, pérdidas de tiempo y regalos innecesarios).
Los robots sexuales acabarán por sustituir a los trabajadores del sexo, ya sea en la rama de la prostitución, de la pornografía o de los espectáculos eróticos.
Nos casaremos con seres robóticos, capaces de reaccionar al tacto, mucho más atractivos, placenteros, amigables, serviciales y fieles que los propios humanos.
El futuro viene cargado de promesas y novedades.
La tecnología nos va a seguir hasta la cama y se va a acostar con nosotros.
Tendremos más competencia.
(Adaptación libre)
Imágenes: nafilmu.cz
Fuentes: https://www.cosmopolitantv.es/noticias/12981/asi-sera-el-sexo-en-el-ano-2050