En estas entrevistas, Sergei Glazev, zar ruso de la economía, y Sergei Karaganov, ex asesor presidencial de Yeltsin y Putin, analizan las razones de la guerra de Ucrania.

Antes de empezar, Glazyev explica: “crecí en Zaporozhye, cerca del lugar donde ahora se están librando fuertes combates para acabar con los nazis ucranianos, que entonces no existían allí. Estudié en una escuela ucraniana, así que conozco bien la literatura y el idioma ucraniano que, desde un punto de vista científico, es un dialecto del ruso”.

¿Cual es la tesis de su libro “La última guerra mundial”, que escribió hace 6 años, en el que anticipaba los acontecimientos que estamos viviendo?

Estamos experimentando un cambio simultáneo de las estructuras tecnológicas y económicas mundiales. La base de la economía está cambiando, y hay una transición a tecnologías nuevas. Las estructuras tecnológicas cambian, aproximadamente, una vez cada 50 años, y ese cambio suele ir acompañado de una revolución tecnológica, de una depresión económica, y de una carrera armamentística. Y las estructuras económicas mundiales cambian una vez cada 100 años, y ese cambio va acompañado de guerras mundiales y revoluciones sociales.

Hace 100 años el Imperio Británico estaba tratando de mantener su hegemonía en el mundo. Como estaba perdiendo económicamente frente a los recursos combinados del Imperio Ruso y Alemania, desató la Primera Guerra Mundial.

¿El resultado? Que los tres imperios europeos se liquidaron entre sí. Estoy hablando del colapso de la Rusia zarista, y de la desaparición del Imperio Alemán y el Imperio Austrohúngaro, a los que deberíamos agregar un cuarto: el fin del  Imperio Turco-otomano.

En cuanto a Gran Bretaña, durante algún tiempo mantuvo el dominio mundial y se convirtió en el imperio más grande del planeta. Pero debido a las leyes inexorables del desarrollo socioeconómico, la estructura económica mundial colonial, basada en el trabajo esclavo, no podía asegurar el crecimiento económico, porque los nuevos métodos de producción en masa eran mucho más eficientes que los de los antiguos imperios coloniales del siglo XIX. Las estructuras verticales jerárquicas características de la economía imperial eran demasiado rígidas para asegurar los procesos de innovación continuos que se requerían.

La aparición de nuevos estados como la URSS y EEUU con sistemas de gestión empresarial centralizada, dió un gran impulso al desarrollo económico. Después de la Segunda Guerra Mundial quedaron sólo dos modelos económicos en el mundo: el soviético y el occidental. Y aunque Gran Bretaña ganó militarmente la Segunda Guerra Mundial, la perdió política y económicamente. Los británicos perdieron más del 90% de su territorio, y más del  95% de la población que controlaban. Dos años después de la Segunda Guerra Mundial, el Imperio Británico se derrumbó como un castillo de naipes, porque los otros vencedores, la URSS y EEUU, no necesitaban un imperio, que veían como un anacronismo.

Pero lo anacrónico hoy es el sistema de EEUU. El Sudeste Asiático se convertirá en el líder del  nuevo orden económico.

El período de dominio estadounidense estaría terminando y, probablemente, no gracias a Rusia, sino principalmente a China, ¿es así?

En la periferia del imperio se ha desarrollado un nuevo modelo económico, basado en modelos de gestión flexibles, y una organización de la producción en red, donde el estado funciona como vertebrador, uniendo los intereses de diversos grupos sociales en torno al mismo objetivo: elevar el bienestar público.

El ejemplo más impresionante es China, que lleva más de 30 años multiplicando por 3 la tasa de crecimiento de la economía estadounidense, superándola en producción y exportaciones de bienes. Otro ejemplo de este nuevo orden económico mundial, que llamamos integrador (por el hecho que el estado aúna a grupos sociales con diferentes intereses), es la India. Este país tiene un sistema político diferente, pero el gobierno está obligado, por razones históricas, a dar primacía a los intereses públicos sobre los privados. Y para ello, la única alternativa que tiene el Estado Indio para combatir la pobreza, es maximizar las tasas de crecimiento.

Este sistema económico que ha surgido tanto en la República Popular China (RPC), como en alguna medida en la India, tiene que conciliar los mecanismos del mercado, con la concentración de los recursos públicos en manos del estado, combinando la planificación estratégica centralizada, con la economía de mercado; el control estatal de la base monetaria, con la iniciativa privada.

En la actualidad el desarrollo económico mundial se está desplazando hacia Asia: China, India y los países del Sudeste Asiático producen ya más que EEUU y Europa juntos. El centro de la economía mundial se ha movido al Sudeste Asiático. Si a estos países les sumamos Japón, o Corea, en los que el sistema de gestión también se propone como objetivo aumentar el bienestar colectivo, podemos decir que esta nueva política económica será la dominante.

Por supuesto la élite gobernante angloamericana no puede estar de acuerdo con un sistema de gestión  que no dominen los intereses privados. Pero por la dimensión y capacidad de estos países, esta nueva estructura económica está llamada a gobernar el mundo.

Algo que Occidente no aceptará de buen grado.

Al igual que sucedió hace un siglo con el Imperio Británico, hoy la poderosa élite oligárquica y financiera de Estados Unidos trata, por todos los medios, de mantener su hegemonía en el mundo. Durante los últimos 15 años ha estado librando una guerra híbrida, provocando el caos en los países que no puede controlar, y a la vez tratando de frenar el desarrollo de China, pero debido a su obsoleto sistema de gestión, no ha podido lograrlo.

La crisis financiera de 2008 fue decisiva. Todos los países comenzaron a inflar sus economías con dinero. A partir de ahi el ciclo de vida del viejo orden económico se terminó, iniciándose un proceso de redistribución masiva de capitales hacia un nuevo orden tecnológico, basado en nano-bioingeniería, inteligencia artificial, tecnologías de la información y de la comunicación, etc.

Lo normal es que se proporcione a las empresas acceso a dinero barato, a largo plazo, para que puedan adaptarse a las nuevas tecnologías. Pero, en Estados Unidos y Europa esos fondos se destinaron principalmente a crear burbujas financieras especulativas, y a cubrir sus déficits presupuestarios, mientras que, China los dirigió al crecimiento y desarrollo de las nuevas tecnologías. No se produjeron burbujas financieras, y la altísima monetización de la economía china no se tradujo en inflación, porque el incremento de la oferta monetaria estuvo acompañado de un aumento en la producción de bienes, una elevación del gasto público en políticas de bienestar, y la introducción de tecnologías avanzadas.

La competencia económica ha llevado a Estados Unidos perder su liderazgo. Y aunque Donald Trump intentó contener el avance de China con una guerra comercial, no lo logró.

¿Qué le falló a Trump?

Trump fracasó porque China tiene un sistema de gestión más eficiente del dinero, centrado en el sector real de la economía, y en la financiación de inversiones orientadas al desarrollo. China tiene la tasa de ahorro más alta del mundo, con alrededor del 45% del PIB invertido, en comparación con el 20% de Estados Unidos, o de Rusia, lo que asegura altísimas tasas de crecimiento para su economía.

Estados Unidos estaba condenado a perder la guerra comercial, porque China podía producir de manera más eficiente, financiándolo de manera más barata. Todo su sistema bancario es de propiedad estatal, funcionando como una sola institución que dirige los flujos de efectivo a expandir la producción y desarrollar las nuevas tecnologías.

En Estados Unidos, en cambio, la emisión de dinero se destina a financiar el déficit presupuestario, y alimentar la especulación generando burbujas financieras. Como resultado, la eficiencia del sistema económico y financiero de EEUU es de apenas el 20%, lo que significa que apenas 1 de cada 5 dólares llega al sector productivo de la economía, mientras que la eficiencia de China alcanza el 90%, lo que significa, que casi todos los yuanes que crea su Banco Central, financian la expansión de su producción, asegurando un crecimiento económico elevado y saneado.

Después de esa derrota los estadounidenses abrieron una guerra biológica contra China confiando que no pudiera  hacer frente a la covid. Pero la pandemia demostró las deficiencias de la atención médica en Estados Unidos, a la vez que la mayor eficacia del sistema chino en el campo de la salud pública. En 2020, en el momento álgido de la pandemia, el PIB de China creció un 2%, mientras que el de Estados Unidos sufrió una caída del 10%  (la mayor desde la Segunda Guerra Mundial).

Después del fracaso de la guerra económica contra China, dirigieron el siguiente golpe contra Rusia, a la que consideran un eslabón más débil, a la vez que el principal obstáculo para su dominación mundial. La guerra contra ella se inició tras la anexión rusa de Crimea, que se produjo después que los servicios secretos estadounidenses organizaran en 2014 el golpe de estado de Ucrania, deponiendo a Yanukovich, el presidente legítimamente salido de las urnas.

Se puede decir que engañaron a Rusia, porque Estados Unidos controla todos los mecanismos de poder en Ucrania. A partir del golpe de estado, no solo crearon allí un bastión anti-ruso, sino que también entrenaron a sus fuerzas armadas, les proporcionaron armamento moderno y formaron a miles de combatientes de ideología nazi. Durante 8 años han estado preparando a las Fuerzas Armadas de Ucrania para combatir a un único enemigo: Rusia. En paralelo, los medios de comunicación y de enseñanza, que en Ucrania están completamente controlados por los estadounidenses, crearon la imagen del enemigo ruso en la mente de su población.

En 2014 comenzaron las primeras sanciones contra Rusia, eliminando una parte importante de los préstamos occidentales a la economía rusa. Ahora hemos entrado en la siguiente fase, en la que han desconectado a Rusia del sistema monetario y financiero mundial.

La geopolítica anglosajona ha estado tradicionalmente orientada primero contra el Imperio Ruso de los zares, después contra la URSS, y actualmente contra la Federación Rusa, porque el Imperio Británico, ve a Rusia como su principal adversario. Esta vieja corriente rusofóbica se traduce en una “geopolítica” de Londres que habla siempre de “potencias marítimas contra potencias continentales”  (Mackinder).

¿Los rusos se han interpuesto, de alguna manera, en el camino de las “potencias marítimas”?

No, pero occidente sostiene la tesis desde hace 200 años, de que quien controla Eurasia, controla el mundo. Con el tiempo, la aplicación de esta fórmula geopolítica ha ido mucho más allá. Conforme al dogma de Zbigniew Brzezinski, consejero de Seguridad del presidente Carter, “para derrotar a Rusia hay que separarla de Ucrania”, y para derrotar a China hay que separarla de Rusia.

Los intereses soberanos de Rusia y China condujeron lógicamente a una mayor cooperación estratégica, para hacer frente a las amenazas de Washington. Son dos países económicamente simbióticos, y la guerra comercial de EEUU contra China, y la guerra de sanciones contra Rusia demostraron su necesidad.

Los anglosajones buscan dominar a Rusia para controlar sus recursos naturales y, de paso, debilitar a China, porque la alianza estratégica de la Federación Rusa con la República China es demasiado fuerte. No tienen poder económico, ni militar suficiente, para destruirnos, y por esta razón Washington trató inicialmente de enemistarnos. Pero como esa táctica no les funcionó, han controlado a Ucrania, y están usando esa república hermana como arma arrojadiza contra Rusia.

Después del discurso en Múnich del presidente Putin en febrero de 2007, se dieron cuenta que habían perdido el control de la Rusia neoliberal de Yeltsin, y eso les preocupó seriamente. Entonces, sus estrategas decidieron iniciar una guerra distinta, con métodos diferentes a los del pasado, estableciendo tres frentes de combate: uno monetario-financiero (que Estados Unidos todavía domina), otro comercial-económico (que ya ha perdido frente a China), y un tercero comunicacional-cognitivo (en el que los americanos poseen tecnologías superiores que les otorgan primacía absoluta en ese campo).

A partir de 2015, EEUU se embarcó en una guerra híbrida mundial (que comenzó con las revoluciones naranjas) en zonas del mundo que no controlaba. Después ha abierto más frentes, el  cuarto, biológico, ha sido la pandemia que atacó desde el laboratorio chino-estadounidense de Wuhan. Hoy sabemos que EEUU posee una red de laboratorios de guerra biológica en Ucrania y en más de 30 países.

El quinto frente, es, obviamente el de la guerra tradicional, que utilizan como último recurso, para doblegar a aquellos estados que no les obedecen, o se rebelan.

¿Qué señales observa de que este poderoso sistema global es cosa del pasado?

Después que los estadounidenses se apoderaron de las reservas de divisas iraníes, de las afganas, de las venezolanas, y ahora de las rusas al «congelar» sus cuentas en divisas en los bancos centrales occidentales, ha quedado claro que el dólar, al igual que el euro y la libra, han dejado de ser monedas dignas de confianza. Por consiguiente el viejo sistema monetario y financiero vive sus últimos días.  Y, puesto que EE UU, Gran Bretaña, la UE, y Japón se han negado a cumplir con sus obligaciones, confiscando el dinero de otras naciones, ¿por qué deberían éstas devolverles sus préstamos?

Cuando los dólares estadounidenses, que nadie quiere, ni necesita, sean enviados de regreso a Estados Unidos desde los países asiáticos, el colapso del sistema monetario y financiero mundial basado en dólares y euros, será inevitable. Los países punteros de Asia están empezando a comerciar ya entre ellas con sus monedas nacionales.

¿Qué sustituirá al monopolio del dólar?

Estamos trabajando en la introducción de una nueva moneda mundial, que se usaría exclusivamente para pagos a terceros países, soportada por un sistema de tecnologías digitales como el de la cadena de bloques (blockchain), con el que los bancos privados pierden importancia, porque se les quita el monopolio de la emisión de dinero.

Objetivamente, el rublo podría convertirse en moneda de reserva, junto con el yuan y la rupia. Es posible pasar a un sistema multidivisa, al estilo del ECU, la Unidad Monetaria Europea que fue concebida como una canasta de monedas nacionales, a la que convendría añadir, desde mi punto de vista,  recursos como el oro, el petróleo, o el agua. Pero necesitamos criterios para determinar los precios, y para eso hace falta que los países implicados se pongan de acuerdo

Quizá algún día Europa se una a ella, y Estados Unidos también se vea obligado a admitirla. Pero está claro que tendremos que construir el nuevo sistema sin ellos, por ejemplo, sobre la base de la Organización de Cooperación de Shanghái. Con esta medida se recupera la soberanía nacional. Cuando la cooperación económica se convierte en la pieza fundamental  para elevar el bienestar de la sociedad, la apertura comercial deja de ser la prioridad, y cada estado protege su mercado interno como considera oportuno. La era de la globalización liberal está terminando.

¿Por qué tituló a su libro “La última guerra mundial”?

Llamé a esta guerra mundial la última, porque hay varios escenarios para salir de la crisis actual. El primero es relativamente tranquilo y próspero. Consiste en librarse del dominio angloamericano. Para ello se necesita abandonar el dólar y crear  un espacio económico desligado de los intereses estadounidenses.

El segundo escenario es algo similar a Hitler. El nazismo fue un intento de instaurar un gobierno mundial, con una ideología inhumana. Hitler concibió a la nación alemana como superhombres. Algo que los actuales ideólogos e idólatras de la tecnología pretenden imponernos, transformándonos en transhumanos (humanos 2.0, “mejorados”), sin importarles sacrificar por el camino los valores democráticos y los derechos humanos. Por contra, los países del nuevo orden económico mundial se caracterizan por una ideología de inspiración socialista, respetuosa con los intereses privados, y dotada de mecanismos del mercado. En China convive la ideología socialista, con los intereses nacionales, y la competetividad.

Hay que decir, que Trump interfirió, sin querer, con esos planes, al detener la firma de los tratados económicos transatlánticos y transpacíficos que pretendían que el estado nacional perdiera la soberanía en sus relaciones con las grandes empresas. Cuando Trump detuvo esos acuerdos, paralizó el proceso de constitución de un gobierno mundial.

Un gobierno mundial es incompatible con los intereses de una Rusia soberana, con su independencia, y con su papel en el mundo. En el  escenario globalista, la Federación Rusa es considerada como un territorio destinado al saqueo de sus recursos naturales por parte de las corporaciones occidentales.

El tercer escenario es el catastrófico. La destrucción de la humanidad.

¿El Apocalipsis atómico?

Bueno, no creo que lleguemos hasta ese extremo, aunque todos, por supuesto, tenemos miedo. Pero puede haber otras vías que nos aboque a ese escenario. Cuando, en 1996, me tocó trabajar en el Consejo de Seguridad de la ONU, propuse desarrollar el concepto de seguridad biológica. Porque ya entonces, hace casi 30 años, la genética era una ciencia lo suficientemente desarrollada como para permitir sintetizar virus dirigidos contra personas de cierta raza, de cierto género, o de cierta edad. Es posible hacer un virus que solo funcione contra blancos, contra negros, solo contra hombres, o solo contra mujeres.

Ahora los laboratorios estadounidenses han estado desarrollando virus dirigidos específicamente contra los eslavos. Hacer un virus contra un grupo étnico, es posible si se conoce su código genético. Lo que vemos hoy en Ucrania es consecuencia de la élite que no acepta perder su liderazgo mundial. Cuando Estados Unidos impuso sanciones a Rusia, en 2014, pregunté a mis colegas chinos: “¿creen que los estadounidenses pueden imponer sanciones a China?”. Me aseguraron que era imposible, porque EEUU dependía de China tanto como China de EEUU.

Al cabo de 2 años Trump lanzó la guerra comercial contra China. Antes de ella, mis razones no convencían a mis colegas chinos, que desestimaban mis argumentos. De hecho, llevamos muchos años diciendo que hay que eliminar el monopolio del dólar y del euro en el comercio mundial. Y ahora, parece que por fin, la mayoría de las naciones lo han comprendido.

A juzgar por los acontecimientos de Ucrania, no todos.

Las Fuerzas Armadas de Ucrania están zombificadas. Son manipuladas como marionetas. No es Zelensky quien comanda el ejército ucraniano, ni su Estado Mayor, es directamente el Pentágono. Manda a distancia con mucha eficacia con medios tecnológicos de última generación.

Los expertos militares saben que Rusia ganó y que Ucrania no tiene ninguna posibilidad, porque toda su infraestructura militar ha sido destruida, y a sus Fuerzas Armadas solo les queda rendirse para minimizar la sangría humana. Sin embargo, los oficiales ucranianos (y especialmente, los neonazis) siguen las instrucciones del Pentágono, y de la inteligencia estadounidenses, que les llegan directamente a sus ordenadores personales y tabletas. El Pentágono asigna un número a cada unidad militar, que recibe a diario ‘inteligencia militar’ con las tareas a realizar. Ha convertido a 200.000 soldados en una máquina de combate que funciona a distancia obedeciendo sus órdenes. Con un trabajo sistemático de 8 años, han logrado que parte de la juventud ucraniana, odie a Rusia.

Ucrania está en una situación económica catastrófica. Se ha convertido en el estado más pobre de Europa, junto con Moldavia. Desde que rompió sus lazos con Rusia, sus pérdidas ascienden a más de 100.000 millones de dólares.

¿Hay marionetas de Estados Unidos en Rusia? ¿O solo los ucranianos han sido zombificados?

Bueno, algunas decisiones de nuestro Banco Central han favorecido claramente los intereses de Occidente y a los especuladores extranjeros.

Ha escrito usted que lo único que falta por nacionalizar es el Banco de Rusia. ¿Por qué no se ha hecho?  

En Estado Unidos detrás de la pantalla de presidentes y congresistas, hay fuerzas económicas y servicios de inteligencia. En nuestra patria, todo es más simple. Tenemos un presidente, un jefe de Estado con un poder casi vertical, y está absolutamente claro cómo se constituyen el parlamento y el poder judicial en Rusia. Y lo mismo ocurre con el Banco Central. Permítame recordar que de acuerdo con la ley del Banco Central, todos sus bienes son de propiedad federal, y que por tanto el Banco Central es una estructura estatal, no privada.

Su Consejo de Administración es designado por la Duma (la Cámara Baja del Parlamento) a propuesta del presidente, y se encarga de regular la circulación monetaria. La Constitución estipula que el Banco Central es independiente del gobierno, pero eso no significa que lo sea también del estado, desde el momento en que es una agencia estatal. El Banco Central, debe ocuparse de crear las condiciones para maximizar la inversión, porque a mayor inversión, mayor producción, mayor nivel tecnológico, menores costes, menor inflación, y más sólida es la economía. Solo se puede lograr una estabilidad macroeconómica sobre la base de un progreso científico y tecnológico.

Nuestro Banco Central ha intentado controlar la inflación, manipulando, durante los últimos 10 años, la tasa de interés, dejando flotar libremente al rublo  a merced de los especuladores de divisas. Una política miope, primitiva, y contraproducente. Por lo general, estas son las medidas que recomienda el FMI (Fondo Monetario Internacional) a los países subdesarrollados, y su aplicación lleva directamente a su economía a la trampa de la estanflación (estancamiento con inflación).

El Banco Central puso el rublo en flotación libre, lo cual es absurdo en una economía abierta, donde el tipo de cambio afecta directamente a los precios, porque la devaluación del rublo provoca inmediatamente el aumento de los precios. Además redujo la política monetaria a una sola herramienta: la manipulación de la tasa de interés. Pero esa tasa resulta clave porque es con la que se presta dinero a la economía, y se retira dinero de ella. Sus intentos de contener la inflación elevando la tasa de interés, han fracasado, porque cuanto más alta es la tasa de interés, menor es el crédito, menor la inversión, y menor el nivel técnico y la competitividad, lo que conduce inevitablemente  a la devaluación del rublo.

A los estadounidenses les gusta mucho esa política, por eso elogian tanto el comportamiento de nuestro Banco Central. A ellos les conviene que el rublo sea una moneda ‘basura’, inestable, atada al dólar. La cantidad de reservas de divisas de la Federación de Rusia es 3 veces mayor que la de rublos, lo que  significa que el Banco Central podría haber estabilizado fácilmente el tipo de cambio, pero, sin embargo, no lo hizo.

¿Y quiénes son los especuladores?

Los fondos de cobertura estadounidenses, que establecen su cambio, manipulando el mercado. Pero el Banco Central no se da cuenta de esto o, mejor dicho, finge no enterarse. Al mantener la cotización del rublo en el mercado de divisas elevando la tasa de interés, el Banco Central mata el crédito, y hace que nuestra economía dependa totalmente de la financiación extranjera.

El Banco Central ha fallado, vergonzantemente, durante los últimos años. Es el eslabón más débil de nuestro país. Su liderazgo depende de las armas cognitivas del enemigo, en otras palabras, se halla zombificado por la ideología liberal. De hecho, nuestras autoridades monetarias hacen todo lo que conviene a nuestros enemigos.

La primera ola de sanciones estadounidenses se le impuso a Rusia solo después de que el Banco Central, dejó que el rublo flotara libremente. El desplome de la tasa de cambio del rublo, alentado por los especuladores, provocó una ola inflacionaria, y el Banco Central, siguiendo instrucciones del FMI, elevó la tasa de interés, lo que paralizó nuestra economía.

El Banco Central elevó las tasas de interés hasta el 20%, concediendo a los banqueros una posición dominante en la economía. Al manejar el recurso más caro y escaso, el dinero, determinan qué empresa sobrevivirá, y cuál morirá, quebrará, etc. El aumento de las tasas de interés mantiene a toda la economía rusa como rehén de un puñado de banqueros. El daño total ha alcanzado los 50 billones de rublos en bienes no producidos, y alrededor de 20 billones de rublos en inversiones no realizadas. Y más de un billón de dólares han sido desviados de la economía por los oligarcas rusos hacia Occidente. Un daño irreparable, enorme.

Por lo tanto, cuando hablamos de la nacionalización del Banco Central, no estamos hablando de nacionalizarlo formalmente (porque ya está nacionalizado), sino de ponerlo al servicio de los intereses nacionales, porque en este momento, su política es perjudicial para ellos.

¿Por qué, en su opinión, el Banco Central de la Federación de Rusia sigue una política que favorece a sus enemigos?

Lo hace siguiendo las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Pero sus intereses son compartidos por nuestros grandes bancos, a los que objetivamente favorece esta política, y se benefician con la manipulación del tipo de cambio del rublo. Los bancos comerciales obtienen una ganancia del 40% con la especulación de divisas. Pagan 90 rublos por 1 dólar, que venden luego a 125,35 rublos, obteniendo un beneficio considerable sin esfuerzo. Por lo tanto, hay un loby muy influyente que apoya esta política.

El rublo se estabilizará si se elimina a los especuladores del mercado de divisas, y la moneda extranjera se vende solo a importadores y personas que transfieren dinero a familiares de fuera dentro de unos límites razonables, o para viajes de negocios, dejando el mercado de divisas convertible solo para operaciones comerciales. Hay que bloquear los canales de fuga de divisas. Pero, si miras lo que está haciendo el Banco Central hoy, no tengo dudas de que continúa con su política de complacer al enemigo, aunque podría evitarlo fácilmente, fijando el cambio, y prohibiendo a los bancos comprar moneda extranjera.

En este momento, necesitamos inversiones para la sustitución de importaciones y recuperar nuestra soberanía económica. Si nuestras empresas comienzan a desarrollar nuestros mercados internos, creceremos a una tasa del 15% anual. Pero esto requiere préstamos, financiación. Y, si no cambiamos la política monetaria, será imposible ganar esta guerra híbrida. Necesitamos contrarrestar las sanciones económicas con un crecimiento importante de la producción nacional. Tenemos  las instalaciones, personas, materias primas, recursos, capacidad y cerebros, pero nos falta capital. El aumento de bienestar social requiere inversión en nuevas tecnologías. Tirar dinero desde un helicóptero no es lo nuestro.

Esta política tiene ya 30 años. Si hubiéramos llevado a cabo una política monetaria competente, nos habríamos desarrollado como China, con un crecimiento de 10% al año. Era factible. Solo hay que mirar objetivamente, y ver cómo se está desarrollando China, y cómo lo estamos haciendo nosotros… ¿qué nos impide desarrollarnos como ellos?

Tenemos una balanza comercial muy positiva. Se ha introducido la venta obligatoria del 80% de los recursos en divisas, más de lo que necesitan nuestros importadores, con lo que tendremos un excedente de moneda, y el rublo se fortalecerá, volviendo al cambio normal.

 

Habla Karaganov.

¿Cómo justifica usted la invasión de Ucrania?

Ucrania está llena de armas de la OTAN, sus tropas han sido entrenadas por la OTAN, y su ejército se ha vuelto cada vez más fuerte, al tiempo que se generaba un fuerte sentimiento neonazi en ese país. La satanización de Putin y la rusofobia están alcanzando niveles comparables a los del antisemitismo previo a la Segunda Guerra Mundial.

Entre 2014 y 2022 Ucrania ha evolucionado como la Alemania nazi entre 1932 y 1937. La guerra se ha hecho inevitable al aceptar Ucrania convertirse en punta de lanza de la OTAN contra Rusia. Tomamos una decisión muy difícil: atacar primero, antes de que la amenaza se volviera todavía más letal.

La OTAN es una alianza agresiva, y su ampliación un cáncer que teníamos que detener. Estamos librando una guerra por la supervivencia, una lucha existencial, que de paso servirá para reestructurar la sociedad rusa, expulsando a los elementos no patrióticos de su clase dominante.

El gran peligro es que si, los estadounidenses y sus socios europeos de la OTAN, continúan enviando armas sin medida a Ucrania, la guerra podría escalar. Su «ayuda» militar a Ucrania, sólo prolonga su agonía. Pero no podemos hablar de “victoria”, porque hay muchas víctimas, tanto en el lado ucraniano, como en el ruso, que se podrían haber evitado.

Con esta guerra la población ucraniana está sufriendo mucho. Las fuerzas neonazis uitilizan a los civiles como escudos humanos, especialmente en Mariupol, y se drogan con Captagon (una anfetamina) para perder el miedo y resisitr mejor. Las tropas rusas ponen mucho cuidado en procurar alcanzar objetivos militares, no civiles,  y solo están usando alrededor del  30% – 35% de su potencial bélico, porque si emplearan todo su arsenal, hubiera ocasionado la destrucción de las ciudades ucranianas, aunque hubiera facilitado una victoria más rápida y menos costosa. Rusia no ha efectuado bombardeos de alfombra, ni está utilizando uranio empobrecido, bombas de racimo, napalm, etc., como hicieron los estadounidenses en Irak y Vietnam sin complejo alguno.

¿Esperaba un seguidimismo tan grande de Europa respecto de Estados Unidos?

Occidente está perdiendo su posición en el mundo, y necesita un enemigo, que por el momento somos nosotros. Espero que Europa no se suicide todavía más, renunciando a su independencia.

¿Se volverá Rusia más dependiente de China?

Estaremos más integrados y dependeremos más de China. No tengo miedo de convertirme en un peón de China, porque Rusia posee un arraigado espíritu nacional, y culturalmente somos diferentes a los chinos. Sin embargo, no estamos satisfechos, porque hubiéramos preferido tener mejores relaciones con Europa que es nuestro vecino.

¿Cuáles son las condiciones para un alto el fuego en Ucrania?

Para que se dé, Ucrania debe comprometerse  a ser neutral de aquí en adelante, y estar completamente desmilitarizada y desnazificada.

Pero Ucrania debe poder defenderse, o si no, dejará de ser un país soberano.

Suiza y Austria son neutrales y están a salvo. Será lo mismo para Ucrania.

(Extracto. Adaptación libre)


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Fuentes:

Economista ruso:“el nuevo orden económico mundial estará inspirado en la ideología socialista”

Consejero de Putin, Karaganov: “Rusia está expulsando a los elementos no patrióticos de su clase dominante”

El “zar” ruso de geoeconomía Sergey Glazyev presenta el nuevo sistema financiero mundial

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