Voy a enunciar los principios que considero deben ser aplicados a cualquier tipo de política lingüística, sea en el País Vasco, Cataluña o en cualquier otro lugar:

  • Que las lenguas son para los ciudadanos, no los ciudadanos para las lenguas.
  • Que las lenguas no tienen derechos; somos los ciudadanos quienes tenemos derechos que deben ser protegidos y respetados, incluidos los lingüísticos.
  • Que ninguna lengua tiene el derecho de fabricar hablantes a la fuerza para perpetuarse (la desaparición de alguna de las lenguas existentes, no me incumbe, ya que las lenguas perduran si son útiles y desaparecen si dejan de serlo, y lo que resulta inaceptable es su imposición gratuita y por las bravas a nadie).
  • Que, salvo en el ámbito de la Administración, no existe obligación de responder en euskera o catalán a quienes nos hablan en esos idiomas, y que la Administración autonómica o local, debe atender a los ciudadanos en cualquiera de las lenguas oficiales de la comunidad.
  • Que los ciudadanos de hoy no somos responsables de lo que hiciera Franco durante la dictadura. Es decir, que no se puede argumentar que como tal lengua fue prohibida o perseguida durante el franquismo, ahora para recuperar el terreno perdido hay que imponerla a la sociedad actual caiga quien caiga. No hay justificación para tal cosa. Una injusticia no puede corregirse con otra injusticia.
  • Que las lenguas tienen dos enemigos: quienes las prohíben y quienes las imponen.

El Estatuto de Gernika define al euskera como lengua propia del Pueblo Vasco, a pesar de que cuando fue aprobado apenas un 15% o un 20% de personas lo hablaban. Esta oficialización del euskera, lengua minoritaria en la comunidad autónoma vasca, da inicio al proceso de “normalización lingüística”, que más que para regular el uso de las lenguas oficiales habladas en nuestra región, ha servido para hacerla coincidir con el proyecto nacionalista y crear una identidad diferenciada del resto de España. “Si hablamos otro idioma, creamos una identidad distinta a la del resto de España. Si tenemos una identidad propia, somos un pueblo. Si somos un pueblo, tenemos derecho a la autodeterminación”. 

Y lo mismo podríamos decir de la denominada “inmersión lingüística catalana”. En Cataluña los escolares estudian 2 horas en castellano, 3 en inglés y el resto en catalán.

En el País Vasco coexisten tres modelos lingüísticos :

  • Modelo A. El castellano es la lengua vehicular en la enseñanza y se estudia el euskera como asignatura. Inexistente en Infantil (4%) y Primaria (6%), minoritario en la ESO (11%), relevante en Bachillerato (39%) y mayoritario en Formación Profesional (74%).
  • Modelo B. El castellano y el euskera son lenguas vehiculares para la mitad de las asignaturas, aunque en la práctica se ha terminado convirtiendo en el modelo D. Matriculaciones: Infantil (19%), Primaria (24%), ESO (26%), Bachillerato (1%) y FP (1%).
  • Modelo D. El euskera es la lengua vehicular y en castellano solamente se estudia la lengua castellana. Matriculaciones: Infantil (76%), Primaria (71%), ESO (63%), Bachillerato (60%) y FP (25%).

  Estos modelos implican:

  • Falta absoluta de libertad para elegir modelo lingüístico. En la práctica, la oferta del modelo A (español lengua vehicular) es muy reducida en todo el País Vasco, e inexistente en muchos sitios. Con frecuencia, se presiona a los padres y madres que eligen el modelo A, con llamadas telefónicas, “recomendaciones”, “consejos”, o actitudes paternalistas al servicio de la ideología nacionalista: “No matricule a su hijo en el modelo A porque no aprenderá euskera, y el euskera es indispensable para poder trabajar”.
  • La realidad es que quien quiere que sus hijos estudien en castellano debe superar una serie de obstáculos a menudo insalvables, y para ahorrarse problemas, termina matriculándolos en el modelo D, aunque sea el aula el único lugar donde esos niños y niñas van a utilizar el euskera.
  • La sobrevaloración del euskera en la Administración Pública Vasca. Se exige saberlo para cubrir puestos donde no es necesario. Los puestos de trabajo, en lo que se refiere a su perfil lingüístico, no responden a un criterio técnico, sino a otro estrictamente político.

Por  todo ello tengo claro:

  • Que se debe garantizar la libertad lingüística: el derecho a decidir de los hablantes. Y que quien quiera estudiar en euskera en el País Vasco (o en catalán en Cataluña) debe poder hacerlo lo mismo que quien quiera estudiar en castellano, sin imposiciones, presiones, ni trabas de ningún tipo.
  • Que la exigencia del euskera en los puestos de la Administración pública vasca debe adecuarse a las necesidades técnicas del puesto. Y que deben exigirse conocimientos de euskera, o de la lengua cooficial que sea, donde efectivamente sean necesarios.
  • Que nuestros gobernantes deberían tener en cuenta la trascendencia del español (y del inglés) en el mundo globalizado, porque nos conectan con medio planeta. Y conste que yo mismo dediqué años a aprender el euskera y que lo utilizo a diario.
  • Que lo importante es que nos entendamos y no tanto en qué idioma nos expresamos.

Esto es lo que defiendo frente a los atropellos lingüísticos que sufren muchos alumnos de nuestro país por culpa del fanatismo nacionalista.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: Twitter|Sofía Moro Getty Images|Intereconomía|elmundo.es

Fuente: https://www.huffingtonpost.es/entry/por-la-libertad-linguistica_es_5d791e46e4b0fc7153403fa8

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