En una sociedad capitalista como la nuestra, hay que estar siempre ocupado y, a ser posible, preocupado. Ese es el estado ideal del ciudadano, porque mente y cuerpo nunca deben permanecer ociosos. Algo que, contagiados de la mentalidad productivista del capitalismo, de “hacer cosas, cuantas más, mejor”, consideramos un vicio imperdonable que roza lo delictivo.

Así que cuando alguien se encuentra sin nada que hacer, o puede pasar la tarde relajado en el sofá, lo experimenta como un problema, sintiendo sensación de incomodidad, e incluso de culpa, como si estuviera haciendo algo malo o desperdiciando su vida.

Ese estar siempre ocupado se promueve desde la infancia, añadiendo a las clases escolares multitud de actividades extraescolares, para no dejar un momento de reposo al alumno.

Cuando alcanza la edad adulta, la tecnología permite extender la jornada de trabajo al tiempo de ocio, eliminando la frontera entre ambos, convirtiendo el tiempo laboral en una especie de tiempo sin límites que abarca incluso esos instantes que antaño estaban consagrados a la vida personal y familiar. La zozobra de “no llegar a hacer todo lo que se desea hacer”, alcanza ya a todos los estamentos de la sociedad, traduciéndose en estrés y ansiedad.

Huimos del tiempo libre como de una maldición que nos agobia y cae sobre nosotros como una losa. No queremos estar un momento a solas con nosotros mismos. Hemos de movernos más rápido, haciendo más y más. Tenemos que llenar los minutos como sea, machacarnos y aturdirnos, viajando con frenesí, yendo al gimnasio, haciendo cursos de todas clases, practicando deporte sin cesar, navegando por internet, consumiendo series, compramdo compulsivamente, estando permanentemente conectados, compitiendo, jugando, atendiendo al móvil, contestando velozmente correos y mensajes…. porque nada es suficiente.

Productividad ante todo; tenemos que competir con las máquinas y ellas no descansan. El individuo se tiene que autoexplotar para rendir y producir al máximo y así, sin «perder» un segundo, aprovechar mejor su vida.

Hemos encontrado una estupenda tapadera para combatir la soledad que nos devora.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: sp.deposiphotos.com|bakiasalud.com

Inspirado en:

https://pijamasurf.com/2019/11/la_enfermedad_de_estar_siempre_ocupados_el_gran_mal_de_esta_epoca/

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