noticiasdeabajoPor formación, soy un biólogo de las plantas. A principios de 1990, mi ocupación consistía en la investigación de las plantas modificadas genéticamente (a menudo denominadas OGM, organismos modificados genéticamente o simplemente transgénicos), como parte de mi trabajo de doctorado. Lo que hacíamos era colocar en las plantas, ADN de otras especies diferentes, como virus y bacterias.

Al principio no me preocupé demasiado por los posibles efectos de las plantas transgénicas en la salud humana y el medio ambiente. Una de las razones era que todavía estaba en período de formación, y que nunca imaginé que transgénicos, como los que nosotros desarrollábamos, pudiesen ser cultivados o consumidos comercialmente. En lo que a mí respecta, los transgénicos sólo tienen sentido para fines de investigación.

Sin embargo, poco a poco, se hizo evidente que algunas empresas tenían una forma de pensar totalmente diferente. Hoy en día, 20 años después, los cultivos transgénicos de maíz, soja, papaya, algodón y canola (colza transgénica), se cultivan comercialmente en numerosas partes del mundo.

Dependiendo del país en el que uno viva, los transgénicos pueden estar presentes y ser abundantes en la dieta sin saberlo. Los alimentos procesados (por ejemplo, cereales para el desayuno y refrescos), es probable que contengan ingredientes transgénicos, ya que a menudo se fabrican a partir de maíz y sojas transgénicos.

Para los consumidores de carne, la ingestión de transgénicos es diferente. No hay animales transgénicos en la ganadería (aunque el salmón transgénico está esperando su aprobación por parte de la FDA desde 1993). Sin embargo, los animales de las granjas industriales, o de las piscifactorías, lo más probable es que se alimenten de maíz y soja transgénicos. En estos casos, determinar el potencial impacto en la salud es complicado, pese a lo cual, en Europa está permitida la alimentación de animales con ingredientes transgénicos.

Ahora, siendo un científico con más experiencia, creo que los cultivos transgénicos siguen comercializándose sin tener en cuenta la escasa comprensión que todavía tenemos sobre los riesgos, ignorando la complejidad y capacidad de los organismos biológicos para producir beneficios y daños. Como científico me he vuelto más humilde y más consciente de que cada vez entendemos menos.

He leído numerosos documentos de evaluación de riesgos de los transgénicos para probar su seguridad. Los experimentos descritos en ellos son, muy a menudo, deficientes, y ejecutados de forma descuidada. Lo más común es que no existan controles científicos, los procedimientos y reactivos estén mal descritos, y los resultados sean ambiguos o no interpretables.

No creo que esa ambigüedad y aparente incompetencia sea algo accidental. Es muy habitual, entre las empresas multinacionales, cuyos laboratorios tienen equipos de última generación, utilizar metodologías obsoletas. Cuando los resultados demuestran lo que quieren, no se dice nada, pero cuando los resultados no son los adecuados, se culpa a los métodos anticuados. Esta lógica, a prueba de balas, en la que afirman que un producto es seguro aunque los datos demuestren lo contrario, y pese a lo mal que se ha llevado a cabo el experimento, es un comportamiento rutinario.

Para cualquier investigador honesto, la lectura de los documentos de evaluación, plantea profundas e inquietantes interrogantes sobre la fiabilidad de quienes solicitan su aprobación, pero también de los organismos reguladores.

Muchas plantas transgénicas están diseñadas para contener sus propios insecticidas. Estos organismos modificados genéticamente, entre los que se incluyen el maíz, el algodón y la soja, se denominan plantas Bt. Las plantas Bt reciben este nombre porque incorporan un transgén que produce una toxina a base de proteínas (denominada toxina Cry) de la bacteria Bacillus thuringiensis.

Muchos cultivos Bt  presentan una multiplicidad de toxinas Cry, porque sus fabricantes creen que cada una de estas toxinas Bt afecta a un insecto específico y que son seguras. Sin embargo, creo que hay razones para dudar tanto de la seguridad como de su especificidad. La Bacillus thuringiensis apenas se puede distinguir de la bacteria del ántrax (Bacillus anthracis), y los insecticidas Bt comparten similitudes estructurales con la famosa y peligrosa toxina vegetal ricina. Un tercer motivo de preocupación es que no se entiendeni se sabe muy bien cómo actúan las proteínas Bt, sin embargo, en Ciencia, es un axioma que una evaluación de riesgos efectiva requiere de una clara comprensión de los mecanismos de acción de cualquier transgén. Es imprescindible para que se puedan diseñar experimentos apropiados que afirmen o refuten la seguridad. Estas señales de alerta son doblemente preocupantes, porque algunas proteínas Cry se sabe que son tóxicas para las células humanas aisladas y sin embargo, están presentes en nuestros cultivos alimentarios.

Otraveoverdecom preocupación sigue siendo la resistencia de los transgénicos a los herbicidas. Una resistencia que incita a que los agricultores pulvericen mayores cantidades. Como una reciente investigación mostró, la soja comercial contiene habitualmente cantidades del herbicida Roundup (glifosato) que su fabricante, Monsanto, describió una vez como «extremo».

El glifosato (Round Up) ha sido noticia recientemente porque la OMS (la Organización Mundial de la Salud),  lo ha calificado como «probablemente cancerígeno para el ser humano», pero hay otros herbicidas como el glufosinato (fosfinotricina, fabricado por Bayer) que mata a las plantas al inhibir una importante enzima, la glutamina sintetasa, que resulta tóxico para la mayoría de los organismos, operando como una neurotoxina sobre los mamíferos, que no se degrada fácilmente en el medio ambiente.

Por lo tanto, incluso en la agricultura convencional, el uso de glufosinato es peligroso, pero con las plantas transgénicas la situación es todavía peor. Cuando el glufosinato se pulveriza sobre los cultivos transgénicos, su degradación está bloqueada por el transgén, que lo modifica químicamente. Esta es la razón por la que las plantas transgénicas son resistentes a él. Pero la otra consecuencia es que las personas ingieren glufosinato resistente al maíz o colza transgénicos, incluso semanas o meses más tarde, aunque ligeramente modificado, porque es probable que todavía no se haya degradado.

Una razón más para preocuparse por los transgénicos es que la mayoría de ellos tienen una secuencia viral denominada promotor del virus del mosaico de la coliflor (CaMV), que contiene un promotor similar al virus del mosaico de esta escrofularia (FMV). Hace 2 años, la Agencia de Seguridad de los transgénicos de la Unión Europea (EFSA) descubrió que se había asumido de forma errónea que tanto el promotor CaMV como el promotor FMV no codificaban proteínas, cuando ambos promotores codifican gran parte de una pequeña proteína viral multifuncional que interfiere en la expresión normal del gen, silenciando además defensas esenciales de las planta contra los patógenos. La EFSA trató de ocultar su descubrimiento. Desafortunadamente, vimos sus hallazgos en una poco conocida revista científica, lo que obligó a la EFSA y a otros reguladores a explicar por qué habían pasado por alto la posibilidad de que los consumidores ingiriesen una proteína viral no probada.

Y los nuevos transgénicos que están llegando al mercado, tales como los que utilizan los ARN de doble cadena (ARNds) presentan mayores riesgos potenciales.

crisisglobalhoycomPero la ciencia no es la única base para criticar a los transgénicos. El objetivo de su comercialización no es alimentar al mundo o mejorar la agricultura, sino hacer uso de un derecho de propiedad intelectual (patentes) sobre las semillas y cultivos de las plantas, a expensas de los agricultores, los consumidores y el mundo natural. Los agricultores de Estados Unidos, por ejemplo, han visto aumentar el precio de las semillas casi el cuádruple y las opciones de que disponen son ahora más limitadas desde la introducción de los cultivos transgénicos.

La crítica de la Ciencia y la Tecnología sigue siendo algo muy difícil. Esta es una de las razones por las que los riesgos de los transgénicos están sido ocultados, aunque siga creciendo la preocupación por parte del público. Y hasta que no se rectifique el daño causado, hemos de pensar que los transgénicos no debieran de haber abandonado nunca el terreno de los laboratorios.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: noticiasdeabajo.wordpress.com|veoverde.com|crisisgobalhoy.com

Fuentes: https://noticiasdeabajo.wordpress.com/2015/09/03/jonathan-latham-la-experiencia-de-un-cientifico-en-la-investigacion-sobre-los-transgenicos/

Growing Doubt: a Scientist’s Experience of GMOs

Una versión anterior de este artículo apareció en: hhtp://nutritionstudies.org

Traducción : Noticias de abajo

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