La desesperación de EEUU por su pérdida de hegemonía es tan grande que hay que echarse a temblar, aunque todavía no haya llegado la sangre al río.
EEUU ha iniciado las hostilidades contra China, aunque los chinos han respondido como siempre suelen hacerlo: con paciencia porque su tiempo no es el americano, conforme a su idiosincrasia que señala que: «no temas ir lento, lo que tienes que temer es pararte».
China a nivel económico y Rusia a nivel militar han desplazado a EEUU de la posición global dominante. El cambio es inevitable y el nuevo orden multilateral que está surgiendo sólo puede intentar pararse de una forma: la guerra. Pero no con una guerra clásica, sino que será una guerra híbrida. O sea, se utilizarán nuevas estrategias que vayan graduándose hasta llegar a las bombas, como último recurso.
Con Rusia esa guerra adopta la forma de sanciones. Con China esa guerra se llama aranceles.
EEUU no puede permitirse el lujo de echarse atrás y permitir que China sea el país más poderoso del planeta. No sólo por la diferencia de sistemas políticos, sino por los diferentes valores políticos que defienden cada uno. China no es injerencista, EEUU sí y por tanto, tiene que ir a la guerra porque le va en ello su supervivencia.
EEUU ha impuesto aranceles a los chinos por valor de 60.000 millones de dólares. China ha respondido imponiendo aranceles a los estadounidenses por valor de 3.000 millones. O sea, ha respondido con mucha moderación y dando a EEUU, con elegancia, la posibilidad de rectificar antes de iniciar una confrontación abierta.
EEUU ha impuesto los aranceles justo tres días antes de que entre en funcionamiento el petroyuan. No es casual. Ha querido adelantarse y hacer daño, al tiempo que está avisando a otros países sobre lo que es capaz de hacer para no perder la hegemonía mundial. Pero ya es tarde. Demasiado tarde.
El petroyuan está respaldado por los bonos del Tesoro de EEUU que tiene China, lo que significa que a medida que China se deshaga de esos bonos, como ha venido haciendo (y lo mismo Rusia), los problemas de EEUU no harán más que multiplicarse.
El valor del dólar depende de que, a nivel mundial, siga siendo la moneda de referencia para comprar y vender petróleo. La mera existencia del petroyuan lo debilita, pero aún le perjudica, que permite a los productores de petróleo convertir sus petroyuanes en oro.
Tal vez por eso la cotización del oro lleva no cesa de subir, en paralelo al descenso del dólar.
Es decir, se han puesto todas las condiciones para que el dinero del petróleo vaya hacia el yuan y el oro, en vez de hacia los dólares y los bonos del Tesoro de EEUU. Y aunque lo haga sólo China, eso va a suponer que todos los días desaparecerán del mercado 510 millones de dólares, que es lo que gasta ahora China en comprar 8’5 millones de barriles diarios.
Sumad a Rusia, que desde el año 2015 tiene un acuerdo con China para vender y comprar petróleo y gas en sus propias monedas y a Irán, que el 1 de marzo de 2018 anunció que deja de utilizar el dólar, y os haréis una composición de lugar de lo que está pasando.
Pero aún hay más, el petroyuan es la carretera asfaltada sobre la que circulará en 2025 la Nueva Ruta de la Seda, el proyecto de infraestructuras más grande de la historia: ferrocarriles, carreteras, oleoductos, puertos y aeropuertos, que van a redibujar el mapa económico mundial.
Cuando China lo anunció su creación en el lejano año 1999, eso le costó un bombardeo por parte de EEUU: el ataque a la embajada china en Belgrado. Algo que los chinos nunca olvidaron, aunque no respondieron bélicamente. Lo que hicieron fue acelerar los plazos, y lo que se preveía, en, 1999 para 2030 lo hicieron realidad en 2017. Por dar un dato concreto, sólo entre 1999 y 2006 China construyó más carreteras y autopistas que EEUU en toda su historia. Veréis así hacia dónde se inclina la historia y sobre qué eje está girando.
China ya ha devuelto el golpe al anuncio de guerra por parte de EEUU de imponer aranceles a los productos chinos. En un solo día se han firmado más de 23.000 contratos de transacciones petrolíferas por un importe de 10.000 millones de yuanes, que equivalen exactamente a 1.600 millones de dólares, lo que significa que hay en el mundo 1.600 millones de dólares menos que ayer. El fin del petrodólar ha comenzado y, con él, el fin definitivo de la hegemonía estadounidense.
Al mismo tiempo, China ha hecho otro movimiento que indica a las claras que no se achanta: está realizando el mayor ejercicio aeronaval nunca realizado bajo el sugestivo nombre, muy chino, de «Es primavera. Extendamos las alas sobre el océano». El Ejército Popular de Liberación, nombre oficial del ejército chino, ha declarado que dichos ejercicios «son ensayos para futuras guerras y la preparación más directa para la misma».
Nunca, hasta ahora, China había utilizado un lenguaje semejante ni se había pronunciado tan rotundamente.
(Extracto. Adaptación libre)
Imágenes: Año Cero| Independent.typepad.com|sesgo.org
Fuente: El territorio del Lince