¿Es inminente una invasión rusa de Ucrania?

Tengo claras dos cosas.

En primer lugar, que si no se satisfacen algunos de los puntos que los rusos han planteado en los documentos enviados a Estados Unidos y la OTAN, habrá una respuesta «técnico-militar» de Moscú. Eso lo ha dicho Putin, y si no lo hace, perdería credibilidad.

Podemos especular qué significa eso, hasta dónde está dispuesto llegar, y ahí caben varios escenarios posibles. Desde imitar a los americanos, lanzando misiles contra infraestructuras claves ucranianas, pasando por equipar con armas modernas a los rebeldes del Este de Ucrania, hasta utilizar a países adversarios de Estados Unidos, como Nicaragua, Venezuela o Cuba.

Segundo. Rusia ha acompañado la presentación de esos puntos para un acuerdo que satisfaga sus intereses de seguridad, situando tropas en la frontera, porque si no, no le habrían hecho ni caso. Ninguna de sus demandas es nueva. Moscú lleva reclamando lo mismo desde hace años, sin ningún éxito. Su «amenaza», constituye un elemento de presión.

En diciembre de 2021 Rusia presentó una propuesta a Estados Unidos y a la OTAN , que estipula en su artículo 1 que las dos partes, “no deben emprender acciones que afecten a la seguridad del otro”. En el artículo 2 que las alianzas militares “se rijan por los principios contenidos en la Carta de las Naciones Unidas”, y en el artículo 7 que “las partes deben abstenerse de desplegar armas nucleares fuera de sus territorios nacionales, realizar maniobras con ellas, y tienen que repatriar a su territorio las que ya tengan desplegadas”.

Rusia le exige a la OTAN que cese en su empeño de extenderse hacia ella, particularmente hacia Ucrania y Georgia, garantizando que no estacionará baterías de misiles en los países fronterizos, regresando al acuerdo INF (sobre prohibición de armas nucleares tácticas), que Estados Unidos abandonó unilateralmente en agosto de 2019.  Algo totalmente razonable.

Sin embargo la prensa occidental ha reaccionando con hostilidad, denunciando la “invasión” de Ucrania, haciendo hincapié en las fechorías de Putin  y los defectos de su gobierno.

La principal queja de Rusia es que una integración de Ucrania en la OTAN supondría tener encima misiles nucleares enemigos. El argumento de la OTAN es que Ucrania es un país soberano, y como tal, libre de incorporarse o no, a la OTAN, ¿qué piensas de eso?

Claro que Ucrania tiene derecho a solicitar su ingreso en la OTAN, y que ésta puede admitir a quien quiera, pero es que aquí no se trata de derechos.

En 1962, Cuba tenía derecho a solicitar a Moscú misiles nucleares para disuadir a los Estados Unidos de emprender nuevas invasiones contra ellos, como la de Bahía Cochinos, y a su vez la URSS tenía derecho a desplegarlos en dicha isla como respuesta a los misiles con los que los americanos les apuntaban desde Turquía, ¿verdad?  De la mano del derecho, íbamos derechos, y nunca mejor dicho, a una guerra nuclear, así que se dio marcha atrás.

¿Qué opinas del rechazo de su propuesta por parte de EEUU y la OTAN?

EEUU, que es la primera potencia militar mundial, y responsable de más de la mitad del gasto global en armamento del planeta, lleva años rodeando a Rusia y China de bases militares para «defenderse». Cuando Rusia (que representa el 3% del gasto militar global), o China (que supone el 13%), reaccionan a ese cerco, en el caso de Rusia, movilizando tropas dentro de su territorio, eso se interpreta como una «postura agresiva». Hay que estar muy intoxicado por los medios de comunicación occidentales, para tragarse semejante bola, ¿verdad?

¿Cuál es la postura europea al respecto?

Estados Unidos por lo menos defiende sus intereses nacionales. Para ello mantiene la tensión con Rusia, algo muy fácil de conseguir con los antiguos países del Este y las repúblicas exsoviétiacas, e intenta arrastrar a las naciones europeas a su política de sanciones y embargos.

Teniendo en cuenta el mundo en el que vivimos, los problemas de calentamiento global, de desigualdad de riqueza, la explosión demográfica, y la proliferación de armas de destrucción masiva, esa estrategia obstaculiza y retrasa la cooperación internacional que necesitamos para abordarlos. Es una lógica criminal, aunque tenga su lógica.

En el caso europeo, su política es de una estupidez supina. Tiraron a la basura la idea de Gorbachov de «la casa común europea», que abarcaba desde Lisboa a Vladivostok, y su idea de que, la seguridad de unos, no puede obtenerse a costa de la de otros, sino que es indivisible.

Traicionaron los pactos de que la OTAN no se movería «ni una pulgada» hacia el Este y en vez de eso, se dedicaron a ampliar ese bloque militar, engañando a Rusia. Recuerdo perfectamente una discusión con Javier Solana en el hotel Oktiabr de Moscú que, con sonrisa jesuítica, aseguraba que la ampliación de la OTAN «no iba dirigida contra Rusia». Lo cierto es que la guerra fría entre EEUU y la Union Sovietica terminó en 1990, y con ella la necesidad de la OTAN.

La actual crisis se resolvería con un compromiso internacional para que entre Rusia y la UE hubiera un espacio militarmente neutral (algo que defiende hasta Henry Kissinger), convirtiendo Europa en un continente desnuclearizado. El 90% de los europeos estaría a favor de eso, pero nuestros atlantistas afirman que eso acabaría con la soberanía de países como las repúblicas bálticas, Polonia, Ucrania etc., olvidando que en Europa ya tuvimos países que fueron neutrales en plena guerra fría, como Austria y Finlandia, democráticos y soberanos, cuando Moscú era mucho más poderoso que hoy.

Ucrania es el país perfecto para firmar un acuerdo de neutralidad, arbitrado  y garantizado por la ONU, que impida convertirlo en satélite de nadie. Un paso que podría ser el comienzo de la emancipación europea en materia de política exterior y seguridad, pero ahí es dónde surge el problema, porque a Estados Unidos no le interesa.

¿De qué modo pueden afectar las sanciones económicas y comerciales a Rusia  al suministro de gas a la UE?

Las sanciones serán muy malas para todos, pero las consecuencias serán mucho peores para Rusia que para la UE, y mucho peores para la UE que para Estados Unidos. Que Occidente haya sustituido la diplomacia por la política de fuerza, porque las sanciones son una guerra por otros medios, es muy peligroso.

Se habla y escribe mucho sobre el origen de este Gobierno ucraniano y su modo de llegar al poder, ¿cuál es tu opinión de aquellas revueltas (Maidán), que derrocaron al anterior Gobierno más cercano a Rusia?

El Maidán tuvo varios componentes. Uno era claramente popular y contra la corrupción. El Gobierno de Ucrania se negó romper con Rusia, como le propuso la UE, porque el grueso de su comercio era con ella, así que los servicios de inteligencia de Estados Unidos, obsesionados con hacerle daño, aprovecharon la ocasión.

Por eso digo que fue a la vez una combinación de movimiento popular de protesta, y de operación de cambio de régimen. El momento clave fue el tiroteo de decenas de manifestantes en Kiev. Una masacre realizada por fuerzas locales y occidentales. En Odesa se aplastó la protesta popular con otra matanza en la sede de los sindicatos que causó medio centenar de muertos. Donde el nacionalismo ucraniano antirruso carecía de base social, el nuevo régimen se impuso con violencia. Fui testigo de todo eso, tanto en Kiev, como en Odesa. El miedo, la debilidad, y la pasividad de los disconformes, decantó la situación en muchas regiones, pero no así en el Este del país, donde se organizó una fuerte resistencia popular apoyada por una intervención camuflada rusa, y en Crimea, donde el masivo apoyo de la población y la presencia de tropas rusas, respaldó la anexión.

Desde Occidente se acusa a Putin de adoptar una política expansionista en Georgia, Crimea, y en las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, ¿qué hay de cierto eso?

El proceso del año 2014 fue muy complicado y dramático. El nacionalismo ucraniano era antirruso únicamente en las regiones occidentales del país, pero ahora se ha impuesto en todas. La lógica de afirmación nacional de Ucrania exige, al igual que en otras repúblicas ex-soviéticas, pintar de negro todo lo ruso.

Las hambrunas causadas por la colectivización forzosa estalinista, mataron a millones de campesinos en Kazajistán, Ucrania y Rusia, pero ahora se las califica, tanto en Kazajistán, como en Ucrania, de «genocidios a cargo de «los rusos», cuando en Ucrania, por ejemplo, muchos se pusieron del lado de Hitler, y tuvieron un papel destacado. La glorificación de los nazis ucranianos es indecente, pero el Parlamento Europeo la apoya, tanto en Ucrania, como en Kazajistán, cuando hay mucha población, rusa o no, que la rechaza.

Por otro lado, el nacionalismo ruso, frecuentemente con rasgos de extrema derecha, es la ideología que rige en Moscú, y tiende a mantener su dominio sobre las antiguas repúblicas de su imperio. Para su mentalidad, Ucrania no es una nación, sino una especie de prolongación de Rusia. Además, el Kremlin teme la aparición de un movimiento popular en su territorio, donde la situación está lejos de ser estable.

El error criminal de la UE de 2013, con la canciller Merkel manejando el timón, fue, precisamente, excluir a Rusia del acuerdo de paz de Ucrania. Así se creó el escenario adecuado para una guerra civil. Naturalmente, los americanos explotaron esa mina. El resultado final fue un nuevo régimen ucraniano, tan corrupto y oligárquico como el anterior, pero de signo occidental.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: larazon.es|es.statista.com|mundo.sputniknews.com|slavyangrad.es

Fuentes: https://mundo.sputniknews.com/20220201/rafael-poch-el-crimen-de-la-ue-de-2013-fue-excluir-a-rusia-del-acuerdo-con-ucrania-1120960664.html   https://www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/insensatez-seguridad-europea-rusia_129_8705090.html

 

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