En este tema de la pandemia cada uno tiene que resolver la papeleta como mejor pueda, sin contar para nada con sus representantes electos.

Pero aparte de eso, hay demasiadas cosas a las que no se le encuentra explicación, empezando por esos bailes de cifras sin sentido, datos, curvas, porcentajes, etc., que nadie se cree, ni mucho menos entiende.

Con el miedo se gobierna bien, y, si con eso no basta, se movilizan más medios policiales que sanitarios. Nuestro modelo terapéutico para atajar el Covid-19 se basa en curar con porras, en vez de con personal de bata blanca. El colmo es ver al ejército haciendo de sanitarios, mientras que éstos, o han tenido que emigrar o están en el paro. Y muchos, precarios, como es tradición en el país.

El gobierno de la nación lo está haciendo mal, no, peor; y las comunidades autónomas, cada una por su lado, defendiendo cosas diferentes, desastrosamente. No se salva ningún partido.

Su solución mágica ha sido echarles la culpa a los ciudadanos (a los jóvenes, negligentes, negacionistas, etc.), para lavar sus propias responsabilidades y su nefasta gestión de la pandemia.

Somos líderes mundiales en número de contagiados y de fallecidos por Covid-19; campeones igualmente en desahucios, parados, precarios, falsos autónomos, y en emigración cualificada de médicos, enfermeros y profesionales de la salud.

Hasta el Ingreso Mínimo Vital, que iba a ser la joya de la corona progresista, la han repartido como si de una lotería se tratara, ya que bien entrado el verano apenas había llegado al 1% de los que  debían percibirlo. Y eso que lo consideraban “vital”. De vergüenza, si la tuvieran, o la conocieran.

Son miserias que vienen de lejos. Colapsos en la sanidad hay ahora y había cada año, porque las listas de espera y la saturación de hospitales y de la atención primaria están disparadas, pero tampoco ahí se hecho nada, y con la pandemia se han agravado hasta unos límites difícilmente soportables, que cuestan vidas.

Pero mientras que los ambulatorios de atención primaria sigan prácticamente cerrados, nos encontraremos con una ciudad incendiada en la que las autoridades han diezmado a los bomberos.

Resulta inconcebible tanta torpeza y dejadez. Que hayan faltado equipos de protección para el personal sanitario; que no haya suficientes rastreadores y se pretenda cubrir su puesto con voluntarios no pagados; que tarden una semana en resolver un test; que si resulta positivo sus contactos directos comiencen a ser controlados días después – si se controlan -; que los seguimientos, cuarentenas, y la disposición para cumplirlas, queden en el limbo, o sujetas a las posibilidades económicas de cada cual…

Una falta de planificación bien planificada. Conocimientos y recursos existen, pero no se utilizan. La gran pregunta es por qué.

Cualquier infectado, o que haya estado en contacto estrecho con alguno y siga deambulando días y días sin control, contribuye a la cadena de transmisión exponencial de la infección. Y eso es lo que está sucediendo.

Todas las medidas adoptadas por las autoridades han sido de lavado de manos, ponerse mascarillas, guardar distancias, limitar aforos, no hacer reuniones, practicar confinamientos y bombardearnos con informaciones.  Pero aunque sea necesario, no es suficiente. Para los dirigentes políticos la lucha contra la pandemia consiste en echarse la culpa entre administraciones.

Mientras, los que se quedan sin trabajo, o ven cómo se arruinan sus negocios, o se quedan por el camino, no les importan un pimiento. Sus discursos son vacíos, sin contenido alguno. No piensan  en mejorar y ampliar los centros de primaria, los hospitales o las plantillas, porque como sus señorías tienen prioridad para la atención sanitaria, y plaza asegurada, el problema no existe.

Mientras tanto, controles policiales, toques de queda, confinamientos, alarmas y miedo, que no falten, que con eso se soluciona todo.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes:elpais.com|m.europapress.es|huelva24.com|publico.es|abc.es

Fuente: http://www.asturbulla.org/index.php/politica/politca-economica/42145-covid-19-la-militarizacion-de-una-pandemia

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad