Para que nadie se llame a engaño, hay que señalar que, aunque esté patrocinada por la ONU, la Organización Mundial de la Salud (OMS) es una entidad privada.

A nadie debe pues extrañar, que el mayor contribuyente de la OMS sea Bill Gates con 902 millones de dólares: 531  donados directamente por la Fundación Gates, y 371 aportados por GAVI (alianza empresarial para la vacunación infantil, de la que él es también el principal promotor). Como ha explicado el Dr. Ryan Cole, patólogo: «La OMS es propiedad de las farmacéuticas. El 70% de su financiación procede de las farmacéuticas, el resto de la fundación de Bill Gates y China. Es una organización corrupta».

Aunque el señor Gates sólo se represente a así mismo, como el dinero manda, su generosidad le ha convertido en el principal «accionista» de la OMS. De la misma manera que, pese a ser un informático, no un médico, ni un virólogo, se ha erigido en gurú sanitario y máxima autoridad planetaria en cuestiones de salud, que nos avisa de las nuevas plagas que vendrán, y de las vacunas que tendremos que ponernos para vencerlas. Y es que su amor y ganas de salvar a la humanidad no conocen límites.

Aunque no ha sido elegida democráticamente, la OMS pretende situarse por encima de los gobiernos, dictando  normas de obligado cumplimiento para todas las naciones, decretando vacunaciones forzosas, prohibiendo tratamientos, exigiendo pasaportes de movilidad, imponiendo confinamientos, restricciones, etc. Curiosamente, con la Covid 19, los países  que no aplicaron sus medidas, y que menos se vacunaron, como algunos africanos, son los que mejor librados salieron.

El mismo señor Gates que, a través de la OMS, declaró la pandemia, participa también en las farmacéuticas Pfizer y de Moderna, fabricantes de la vacuna para combatirla, asegurándose de ese modo que todo quede en casa: el remedio y la enfermedad.

En adelante salvarse va a ser cuestión de pinchazos, cuantos más, mejor, y el que no acepte ese régimen totalitario, se convertirá automáticamente en sospechoso, en un paria de la sociedad, al que se le hará la vida imposible, como ya ha sucedido con la covid.

Entramos en una época oscura que nos va a hacer añorar los viejos tiempos en los que, los  filántropos caritativos y bondadosos como el señor Gates, se limitaban a limpiarnos el dinero del bolsillo, sin preocuparse por nuestra salud.


Imágenes: elordenmundial.com| medrxiv.org| astillasderealidad2

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