La tribu Hadza es una de las últimas sociedades cazadoras – recolectoras que existen en el mundo. Se cree que han vivido siempre en la misma zona, al norte de Tanzania, en el lugar donde se originó el homo sapiens hace 40.000 años.

La mayor parte del tiempo la dieta de los hadza es vegetariana. Puñados de bayas y tubérculos, recogidos por las mujeres hadza en los arbustos, constituyen el pilar de su alimentación, pero también recolectan miel y comen fruta de baobab, rica en fibra y vitamina C.

Los tubérculos que desentierran los cocinan al fuego.

Cazan alrededor de unas 30 especies diferentes de mamíferos salvajes, desde puercoespines a cebras. Para cazar animales grandes como las cebras, que son más fáciles de capturar durante la temporada seca porque hay menos lugares en los que pueden beber agua, usan flechas envenenadas.

Los cazadores hadza lo comparten todo. La suya es una sociedad igualitaria. No tienen estructuras de liderazgo y con la carne, especialmente, tienen obligación de dividirla por igual.

Los hadza siempre tienen hambre pero nunca mueren de inanición. Su afición por la comida solo es igualada por la abundancia de ingredientes y la variedad de la misma, así como por su talento para rastrearlos y su habilidad para encontrarlos. Alrededor mío había alimentos que yo no podía ver, pero que hasta los niños hadza de tan sólo 4 años eran expertos en encontrar en todas partes.

Aunque aún quedan unos 1.000 hazda en el planeta, entre hombres, mujeres y niños, tan sólo de 200 a 300 de ellos siguen siendo cazadores–recolectores puros, que no cultivan ningún alimento y no se alimentan de ningún animal domesticado: el mismo modo como nuestros remotos antepasados ​​obtenían su sustento.

A estos hadza los agricultores les parecen curiosos y divertidos.

Uno me preguntó:

“¿Por qué pasan días enteros en un campo y esperan semanas o meses por comida cuando se pueden tomar bayas de los arbustos, encontrar suficiente miel para comer hasta hartarse, o pasar una hora dentro de la guarida de un puercoespín y alimentar a todo un campamento?”

“¿Porqué cultivarla, si hay comida por todas partes?”

El problema que tienen es que ya no hay tantas cebras porque los pastores las están espantando para quedarse con sus tierras para el ganado. Asimismo, y durante muchos años, los agricultores han estado extendiendo sus territorios dentro de las tierras de los hadza, y sólo en la última década han roturado cada año 160 hectáreas de bosques que constituían la despensa silvestre hadza.

A 30 minutos en auto de donde fuimos a cazar a un puercoespín había una choza de barro en un cruce de caminos, y dentro de ella, los estantes estaban llenos de latas de refrescos azucarados y paquetes de galletas.

La forma en que los hazda se alimentan constituye nuestro último vínculo con las dietas con las que los seres humanos evolucionaron, y a través de las cuales se desarrolló nuestro sistema digestivo, incluyendo la compleja comunidad de bacterias intestinales que todos tenemos, que pesa entre 1 y 2 kilos en un adulto y que se denomina microbioma.

Actualmente hay un creciente consenso en el mundo científico de que nuestros microbios intestinales desempeñan un papel decisivo en el funcionamiento de nuestro sistema inmunológico y que cuanto más rico y diverso sea nuestros microbioma, menor será nuestro riesgo de enfermedad. Y sucede que los hadza, debido a su dieta, poseen los microbiomas humanos más diversos del planeta.

Tim Spector, profesor de Epidemiología Genética en el Kings College de Londres, que quería averiguar si comiendo como un hadza su propio microbioma se volvería más parecido al de ellos, tomó muestras de sus propias heces antes y después de mantener una dieta hadza, para comprobar si sus bacterias cambiaban, y los resultados fueron impresionantes.

Después de tan sólo tres días de llevar esa dieta, la diversidad de bacterias en su microbioma había aumentado en un 20%, y fue capaz de hallar formas raras de bacterias asociadas con una buena salud.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: Jeff Leach, del King’s College de Londres

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-40741805

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