Júpiter cedió y los titulares de la prensa son claros: Macron satisfizo las esperanzas de los chalecos amarillos, luego su revuelta tiene que acabar. Pero Macron no cambió su política, aunque arroja algo de calderilla, no mucha, para calmar el descontento.

Étienne de la Boétie, allá por el año 1553, en su famoso Discurso de la Servidumbre Voluntaria, ya dejó escrito que:

“Los tiranos eran generosos con un cuarto de trigo, con una medida de vino, con unos sestercios, y era terrible escuchar luego los gritos de: ‘¡Viva el rey!’

Esos imbéciles no se daban cuenta de que con aquella falsa generosidad no hacían más que recobrar una mínima parte de lo suyo y que el tirano no se la hubiera podido dar si antes no se lo hubiese arrebatado.”

Tres medidas de efecto mediato fueron enunciadas por el pequeño Napoléon, Macron:

  • La primera “el salario mínimo mensual (SMIC) aumentará en 100 euros, sin que esta medida le cueste un centavo a las empresas”. La realidad es que el SMIC no aumenta. Se queda igual y lo que se incrementa es la “prima de actividad”.

El gobierno anterior creó la “prima de actividad” en agosto del 2015, como un “incentivo”, o complemento del salario, no contributivo. Es decir que no cotiza, y por lo tanto no cuenta para el cálculo de la pensión. ¿Cuánto es el monto de la prima de actividad? La friolera de 132 euros mensuales para un trabajador soltero y sin hijos. La prima es regresiva. Los 132 € los recibe quien gana 1.150 € netos al mes. Para quien gana un poco más, por ejemplo 1.470 €, la prima se le reduce a 15 euros, transformándose en una limosna para quienes trabajan.

Los 100 euros de subida correrán pues a cargo de la Seguridad Social, con fondos que pertenecen a los trabajadores, y el salario mínimo seguirá siendo tan miserable como antes.

  • Macron propone eliminar también, parcialmente, el aumento de impuestos que hace poco aplicó a los jubilados (CSG). Un pensionista recibe una fracción del salario que recibía en su vida activa, de modo que su pensión representa en torno al 40 – 50% del último salario percibido. Gracias a Hollande, y a Macron, las pensiones están congeladas desde hace más de un lustro, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo. No hay aumento alguno de las pensiones, sino restitución parcial de lo sustraído. La supresión del aumento de la CSG afecta solo a las pensiones inferiores a 2.000 € mensuales, porque como dijo Macron “hay que privilegiar a los trabajadores activos por encima de los pasivos”.  La ventaja de aplastar a los jubilados es que no pueden hacer huelga, salvo que. con un chaleco amarillo paralicen el país.
  • La tercera medida es como las dos primeras: otro truco. Macron propone exonerar de cotizaciones y de impuestos las horas de trabajo suplementarias. No es pues un aumento de salario. Para los patrones es un regalo de navidad. En vez de contratar más trabajadores, podrán aumentar las horas de trabajo de sus asalariados porque les saldrá más barato.

A poco de implantar Sarkozy este sistema, el desempleo creció que era un gusto. La Seguridad Social  francés notó la reducción de ingresos, a pesar de que el horario de trabajo real, pasó de 8 horas diarias a 10 ó 12.

Al Importe global directo de las medidas anunciadas por Macron: 6.000 mil millones de euros, hay que añadir lo que se perderá por la anulación de las alzas previstas de impuestos sobre las pensiones (CSG) y carburantes, que harán que la cuantía final ascienda a unos 10.000 millones de euros.

El “Crédito de Impuestos Competitividad Empleo” (CICE) es una reducción de las cotizaciones sociales e impuestos que pagan las empresas, hecha con la encomiable intención de facilitar la creación de puestos de trabajo. Con ella se crearán “un millón de nuevos empleos” anunció en su día, orondo, el presidente de la patronal. Años después el resultado es nulo. No hubo creación de empleo, pero el coste del CICE sigue pesando en las arcas públicas: 40.000 millones de euros al año. Una ofrenda a la patronal a cambio de nada.

¿Quiénes reciben ayudas del Estado? Las grandes empresas y multinacionales. Las grandes fortunas no contribuyen ni con un euro a financiar las medidas propuestas por Macron. Aunque el presidente pedirá a las empresas “que puedan hacerlo”, que paguen una prima a fin de año a sus asalariados. Medida no obligatoria que depende exclusivamente de la conocida generosidad empresarial.

Macron olvidó hablar de los desempleados de los que el 50% no recibe ninguna prestación. En suma, no dijo nada susceptible de apaciguar la revuelta de los chalecos amarillos que de momento se ha cobrado 6 muertes, 1.400 heridos y más de 6.000 detenidos.

La inmensa mayoría de los franceses piensa que Macron les toma por imbéciles. Queda por saber cuál será su reacción. La solución como manifestó Étienne de la Boétie, es que “al tirano no hace falta combatirlo ni matarlo, porque caerá por su propio peso si el país se resiste a la servidumbre y no hace nada contra sí mismo”.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: rtve.es|espanoloasisdeaixecla.blog.com|COPE

Fuente: https://kaosenlared.net/francia-cuarenta-anos-de-iniquidad/

 

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad