Las vacunas usan adyuvantes para inflamar el sistema inmunológico y obligarlo a responder a los patógenos. El coadyuvante más popular utilizado en las vacunas son las sales de aluminio. Como demuestra el Dr. Chris Exley, después de que se administra una vacuna, las células inmunes reactivas viajan rápidamente al sitio de la inyección y cargan su citoplasma con el antígeno y las sales de aluminio de la vacuna. Las células inmunes viajan después a través del cuerpo, llevando cationes de aluminio a lugares impredecibles, incluyendo el cerebro. Cuando las vesículas sufren acidificación, disolverán la sal de aluminio encerrada. Los cationes de aluminio A13+, biológicamente reactivos, rompen la membrana, entrando en el citoplasma celular y provocando la muerte celular.

Este es el primer problema con las vacunas: el aluminio que aumenta la respuesta inmunológica viaja por todo el cuerpo y causa muerte celular, inflamación y toxicidad en todo el organismo. Si usted está convencido de que las vacunas son seguras, no conoce la toxicidad de los cationes de aluminio a nivel celular y el daño potencial que ocurre al cerebro y al sistema inmunológico cuando se inyectan vacunas a base de aluminio.

Las vacunas usan conservantes. Uno de los más habituales es una forma de mercurio inorgánico llamado timerosal. Los investigadores han estudiado la exposición al timerosal en cerebros de mamíferos y han comprobado que, si bien el timerosal se elimina del cerebro más rápido que las formas orgánicas de mercurio, también se concentra allí más pronto, lo que lleva a acumular cantidades dañinas.

Una investigación de laboratorio de la vacuna contra la gripe Flulaval de GlaxoSmithKline encontró mercurio concentrado a 51 ppm, o sea 25.000 veces el máximo legal para el agua potable. El mercurio es uno de los peores conservantes para inyectar directamente en el cuerpo, evitando los filtros gastrointestinales, el microbioma y la pared intestinal. Cuando esta vacuna se recomienda para mujeres embarazadas, ¿se protege al feto? Absolutamente no. El bebé en desarrollo puede quedar envenenado de por vida en el útero.

La investigadora de Texas Dawn Richardson dirigió un estudio en una morgue de Austin investigando casos de síndrome de muerte súbita infantil. Encontraron altas concentraciones de muertes por esa causa a los 2,4 y 6 meses, el mismo período en que los pediatras programan múltiples dosis de vacunas para los bebés. ¿Habrá una investigación para ver si estas estadísticas se replican en las morgues de todo el país?

Aunque se afirma que las vacunas contra la poliomielitis salvan vidas, la triste verdad es que las vacunas contra la poliomielitis están causando una parálisis mortal en Oriente Medio. Treinta y tres niños quedaron lisiados después de recibir la vacuna contra la poliomielitis en Siria.

¿Sabía usted que las vacunas contienen virus vivos atenuados que pueden revertir potencialmente a una forma infecciosa, enfermando al receptor de la vacuna con la enfermedad que se suponía que la vacuna debía prevenir? ¿Sabía usted que estos virus pueden liberarse durante un mes o más, propagándose a otros, especialmente a los inmunocomprometidos? La diseminación viral es un problema real causado por las vacunas, afectando especialmente a aquellas personas que están desnutridas o son vulnerables. Y esta información es solo la punta del iceberg.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: prepareforchange.net| vigopeques

Fuentes: https://www.naturalnews.com/; traducción: https://periodismo-alternativo.com

LearntheRisk.org,  NaturalNews.com, ChildhoodShots.com, Vaccines.News, NaturalNews.com

NCBI.NLM.NIH.gov

 

 

 

 

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