La estadí
stica de suicidios en España arroja un dato estremecedor: casi 11 casos al día. La cifra se ha incrementado considerablemente durante la crisis y muchos son debidos a desahucios.
En cuanto al problema de los suicidios, Luis Chamorro, coordinador de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid, explica que «la mayor parte de la gente, no sabe defenderse y no pide ayuda. De ahí se deriva el incremento de los suicidios. En la cifra oficial, de casi 11 suicidios diarios, no se explican las causas de los mismos. Pero nosotros manejamos datos suficientes como para poder probar, incluso aplicando un principio de prudencia, que más de la mitad, es decir, más de 5 al día, tienen que ver con la situación económica».
Uno de esos afectados es Kristian, un malagueño afincado en Bilbao que perdió la vivienda familiar hace más de 5 años. «Nosotros teníamos una empresa familiar de construcción que funcionaba bien, en plena burbuja, y llegó un momento en que la crisis lo paralizó todo. Empezamos a tener impagos, demoras de nuestros clientes, retrasos, cobros pendientes… y la empresa tuvo cerrar. Uno de los primeros casos de la parálisis del sector durante la crisis inmobiliaria fue el nuestro».
Y también uno de los más representativos. Él también cometió el error de confiar ciegamente en el banco de turno «pedimos rehipotecar la casa y, cuando nos dirigimos al banco, la verdad es que no entendíamos nada de esos temas. Aceptamos una hipoteca a tipo euribor variable… nos vendieron la moto. Por la variabilidad del euribor, en un tiempo muy corto, pasamos de pagar 900 a 1.700 euros, casi el doble».
Y ya no había vuelta atrás. «Cuando empezaron los problemas —continúa Kristian—, intentamos pactar con el banco de mil maneras; al fin y al cabo, ellos nos conocían y cómo trabajábamos, sabían también los motivos de nuestro cierre: los impagos de nuestros clientes, los pagos aplazados… pues nada, no aceptaban ninguna fórmula alternativa: solo querían desahuciarnos y quedarse con la vivienda».
El 1 de enero de 2011 tuvo que entregar la llave de su casa a la entidad bancaria.
La experiencia de Kristian refleja perfectamente esta dinámica bancaria que, en España, ha producido la escalofriante cifra de más de 400.000 desahucios.
El propio Kristian nos cuenta que un gestor de otra empresa, muy cercano y ocasional colaborador suyo, no pudo superarlo y se suicidó unos años después.
Say Lindell, psicólogo y activista en la campaña Vivir Dignamente en Málaga, nos ayuda a comprender las razones «lo más común es la ansiedad y la inestabilidad emocional. Las personas que están sufriendo la posibilidad de un desahucio se encuentran ante una situación muy estresante que no controlan y les genera muchísima inseguridad que normalmente lleva a un bloqueo, a una parálisis, a la frustración. Ante la imposibilidad de poder dar una respuesta, se producen conductas de evitación que derivan en un estado depresivo».
Una vez que se ejecuta, la víctima del desahucio tiene que afrontar una nueva situación llena de problemas y dificultades, mayores si cabe aún.
Desposeído de su hogar, incluido en listas de morosos que l
e impedirán el acceso a cualquier tipo de financiación (o a la contratación de servicios, como una línea de teléfono móvil o un suministro eléctrico a su nombre), la persona desahuciada queda excluida de la sociedad: «lo que casi siempre crea sentimientos de soledad y vulnerabilidad… el desahuciado queda estigmatizado y anulado socialmente. ¿Cómo va a tener relaciones sociales, si no tiene ni para tomar un café? ¿Cómo va a tener una pareja, si no tiene ni siquiera intimidad? Se le está anulando socialmente y eso, para un ser humano, es casi imposible de afrontar. Está comprobado que este tipo de situaciones se somatizan mucho: trastornos en la piel, alergias, bajan las defensas, se sufren más resfriados, las dolencias se hacen crónicas, aparece el reuma, los dolores de espalda, los trastornos alimentarios… ».
Las razones por las que llega un desahuciado a suicidarse son muy claras:
«El desahucio provoca un ‘shock’ emocional muy fuerte. Es que en parte ya ha perdido su vida; ha perdido las ilusiones, se ha deteriorado su tejido social y su identidad. La casa no es una mera pertenencia, como una gorra o un vestido: la casa es un espacio de vivencias y de convivencia. La palabra ‘vivienda’ viene de ‘vivir’. Lo que se pierde en un desahucio no es un edificio, no son unos paredes, sino una parte de nuestro ser».
En España hay actualmente más suicidios que accidentes de tráfico, accidentes laborales y homicidios juntos.
(Extracto. Adaptación libre)
Imágenes: zonamileurista.blogspot.com| blogs. tercerainformacion.es| vegamediapress.com| factoria21-com-es
https://actualidad.rt.com/sociedad/210678-suicidios-diarios-espana-economia-desahucios
