(Apéndice 1º de La Felicidad Tecnológica)
LA SOCIEDAD EQUISOCIALISTA.
Pasar de una sociedad capitalista a una sociedad equisocialista, implica sustituir una sociedad de estados y naciones por otra basada en comunidades, y una estructura jerárquica por otra horizontal, en red.
Para ello el tejido social se tiene que organizar en comunidades de tamaño y población variable, procurando que no superen los 100.000 habitantes, guarden el mayor equilibrio entre sí, y sean lo más autosuficientes posible.
Un momento especialmente delicado será el de la constitución de las comunidades, y la correcta configuración de éstas en base a rasgos homogéneos (de lengua, etnia, cultura, costumbres, características geográficas, etc.) buscando complementariedad, más que uniformidad.
Creación que deberá hacerse con criterio flexible, dado que no habrá un modelo único, sino que coexistirán diversos formatos de comunidad, desde agrupaciones de pueblos, hasta pequeñas ciudades o barriadas urbanas.
La organización de la sociedad en comunidades no se plantea como una división a perpetuidad, fija e inamovible, sino al contrario, dinámica y reversible, de forma que podrán fusionarse, dividirse, disolverse y reajustarse tantas veces como sea conveniente, y lo acepten la mayoría de sus habitantes.
El equisocialismo no es un sistema representativo en el que las ciudadanos delegan en terceros el manejo y dirección de los asuntos colectivos, sino participativo, en el que todos se implican en su gestión, y no existen políticos profesionales.
La Asamblea Comunal es el órgano máximo de gobierno de la comunidad; por encima se halla la Junta Regional de Comunidades; el siguiente escalón lo ocupa la Cámara Territorial de Regiones; y el más alto de todos, el Consejo Coordinador de Cámaras.
La Junta Regional agrupa a todas las comunidades de una zona, comarca, condado, distrito, etc.; la Cámara Territorial de Regiones a un número de comunidades equivalentes a un país; y el Consejo Coordinador a la totalidad de comunidades existentes.
Cada comunidad designará a los delegados que le representen en la Junta Regional y en la Cámara Territorial (que podrán cambiar para cada ocasión), decidiendo, además de su posición, si acuden con mandato cerrado o no. A su vez el Consejo Coordinador lo componen representantes de cada uno de los Territorios, designados por sus ciudadanos.
El Consejo Coordinador es órgano encargado de definir el marco general de funcionamiento y fijar las normas de obligado cumplimiento para todas las comunidades: cantidad y precio de bienes a producir, niveles admisibles de contaminación y uso de recursos fósiles, salario máximo y mínimo, artículos comunitarios a consumir per cápita, duración de la jornada de trabajo, edad de jubilación, cuota ecológica individual…
Todos los puestos de responsabilidad (que no cargos), serán revocables, y se cubrirán hasta un 10% mediante candidaturas individuales y voto secreto, con el sistema de voto preferencial secreto, modalidad de recuento Borda Dowall, donde a cada miembro de la lista única se le otorgan 1/n puntos, siendo “n” la posición en que el votante sitúa al candidato. Así, si le coloca en el primer lugar, el candidato recibe 1/1= 1 punto, en el segundo 1/2 = 0,5 puntos, etc. El otro 90% de puestos a cubrir, se adjudicará por sorteo entre quienes no habiendo sido candidatos a la elección, acepten participar.
A nadie se le permitirá acumular más de un puesto. Toda persona que no esté sancionada, podrá ser candidata, pero si obtiene varios, tendrá que optar por uno.
No se permitirá en ningún órgano más de un 10% de personas ligadas por vínculos de parentesco, o de pertenencia a la misma organización (los candidatos deberán declararlo, o su nombramiento quedará invalidado en el momento en que se conozca dicha circunstancia).
Su ejercicio no otorgará privilegio alguno, ni supondrá diferencia de remuneración, de trato o de derechos, respecto de los demás individuos. Nadie podrá nombrar o cesar a nadie. Amenazar, presionar, sobornar, inmiscuirse, interferir u obstruir la labor de otros, constituirá una infracción de la máxima gravedad que implicará su destitución inmediata.
Todos los órganos actuarán colegiadamente, y el voto de cada delegado contará por el tamaño de la población a la que representa. Los mandatos tendrán una duración de 4 años, renovándose por mitades cada 2. El mismo puesto podrá ser desempeñado por más de una persona, a turnos, cuando exija una dedicación continuada, o mayor de la que correspondería a una sola. Al concluir su desempeño, el ciudadano no podrá ocupar ningún otro puesto durante 2 años, ni volver al mismo hasta transcurrido un período de 8 años.
Las deliberaciones de todos los órganos serán públicas (televisadas y seguidas en directo por Internet), las votaciones se efectuarán a mano alzada, y las decisiones que adopten tendrán que ser ratificadas posteriormente por los ciudadanos afectados para tener validez. Habrá transparencia total en las actuaciones y cualquier persona tendrá libre acceso a todos los documentos. Cualquier excepción lo será sólo puntualmente, y por tiempo limitado, previa autorización de los ciudadanos afectados y aprobación del Consejo de Coordinación.
El sistema habitual de decisión será el Consenso Sistémico (voto a favor = +1 punto, abstención = 0 puntos, voto en contra = – 1 punto, voto de rechazo = – 2 puntos, resultando aprobada la propuesta que mayor puntuación obtenga. Método que sustituye al mayoritario, porque es el que resulta menos lesivo para mayor número de personas, al favorecer que resulte ganadora la opción que menor oposición suscite, evitando que el 51% imponga su rodillo al 49%, y conseguir funcionar sin imposiciones, de forma consensuada, no autoritaria, ni jerárquica.
La gestión estará descentralizada a nivel local, y cada comunidad gozará de libertad para autoorganizarse en los asuntos que e incumban solo a ella, nombrando comisiones de Obras Públicas, de Administración, de Servicios, etc.
Estructura que se replicará a nivel Regional y Territorial, habilitando Comisiones de Infraestructuras, de Consumo, de Producción, Tecnológico – Científica, de Comunicación, de Seguridad, Sanitaria, Educativa y Cultural, etc.
Hay que recordar que los planteamientos nacionalistas, por sectarios, no tienen cabida en el equisocialismo, y que cualquier iniciativa en ese sentido se halla fuera de lugar y debe ser proscrita de raíz, lo que no impide que los equipos deportivos de las comunidades, territorios y regiones puedan competir sana y lúdicamente entre sí.
Fábricas, maquinaria, tierras, ganados, etc., serán comunitarios, y cada empresa, centro o unidad productiva, funcionará en régimen cooperativo, autogestionada por sus propios trabajadores. La Cámara Territorial fijará los objetivos, y cada una le remitirá su Plan de Trabajo a ella para que lo apruebe o modifique.
Las vacantes laborales las cubrirá un Tribunal Profesional Territorial, designado por sorteo entre personas cualificadas del sector.
Como no habrá jueces, ni fiscales, para juzgar las faltas y delitos, y aplicar premios y sanciones, cívicas o laborales, se elegirá por sorteo un Tribunal Ciudadano Regional, compuesto por 7 personas de otras comunidades, que además no podrán guardar relación estrecha, o de parentesco, con el encausado.
Sus resoluciones sólo se podrán apelar ante el Tribunal Territorial que, además de revisar sus actuaciones, se ocupará de dirimir los conflictos entre comunidades. Sus 7 miembros, elegidos igualmente por sorteo, pertenecerán a regiones diferentes de las que hayan originado el problema, y sus decisiones no serán recurribles.
Ninguna comunidad, o territorio, podrá aportar más de un miembro a ninguno de los tribunales, comisiones u órganos de gobierno extracomunitarios.
Estas serán todas las instituciones.
No se tolerarán discriminaciones de ningún tipo, se podrá practicar la religión que se desee, existirá un idioma oficial único, de obligado conocimiento para todos, pero fuera de él, cada territorio elegirá uno para todas sus comunidades, pudiendo los ciudadanos comunicarse en el que sea más de su gusto.
Todas estas cifras y porcentajes sólo pretenden ilustrar el modelo para facilitar su comprensión, pero como es lógico tienen que ser establecidas democráticamente.
OTRO CONCEPTO DE «MERCADO».
Aunque capitalismo y equisocialismo utilicen la misma palabra “mercado”, su significado y las realidades que abarcan con él, son radicalmente diferentes y antagónicas.
Para el capitalismo el mercado constituye una actividad económica basada en la la propiedad privada de los medios de producción, que sitúa al lucro como su objetivo fundamental. Algo que la notoria desproporción de fuerzas de los actores en liza, garantiza sobradamente.
Con el equisocialismo, al ser los medios de producción públicos, el mercado se plantea como un intercambio equitativo, paritario y equilibrado, en el que no cabe hacer “negocio” a costa de nadie, porque se han erradicado de él la explotación y la plusvalía, y lo único que persigue es satisfacer las necesidades humanas, sin que intervenga, ni juegue ningún papel, el beneficio económico.
Mientras que en el mercado capitalista el interés particular prima sobre el general, en el mercado equisocialista se invierten los términos.
MERCADOS EQUISOCIALISTAS.
Dentro de la sociedad equisocialista conviven dos tipos de mercados, que operan en espacios económicos diferentes:
- Un Mercado Comunitario
- Un Mercado Privado
Del primero participan necesaramente todos los miembros de la comunidad, mientras que del segundo solo quienes voluntariamente así lo deciden.
EL MERCADO COMUNITARIO.
La sociedad equisocialista facilita a sus ciudadanos dos clases de bienes y servicios:
- Esenciales o de Primera Necesidad: como productos básicos de alimentación (pan, arroz, patatas, legumbres, hortalizas, fruta, verduras, huevos, leche, queso, etc.), ropa estándar y de trabajo, agua, luz, teléfono, internet, vivienda equipada con muebles y electrodomésticos, utensilios y menaje, medicamentos, prótesis, material escolar, servicios de lavandería, comedor, reparación, transporte, educación, asistencia sanitaria, etc.
- De Libre Elección u Opcionales: como bebidas alcohólicas, comestibles y ropas de capricho, productos de belleza, perfumes, juguetes, vehículos, aparatos electrónicos, muebles de diseño, objetos decorativos, material deportivo, libros, música, películas, videojuegos, viajes, entradas a espectáculos, transporte interurbano, etc.
Mientras que los primeros son gratuitos, los segundos son de pago. Para los artículos esenciales existe un cupo por persona, mientras que para los opcionales no.
EL MERCADO DE BIENES ESENCIALES.
Al ser los Bienes Esenciales idénticos para todos los ciudadanos, resulta relativamente sencillo determinar lo que se necesita de cada uno de ellos, ya que depende del volumen de población, mientras que los Bienes de Libre Elección, al depender del gusto y preferencias personales, resultan más complejos de calcular, y requieren cierta planificación.
De la cantidad asignada al ciudadano de cada producto, se le descuenta de su tarjeta/móvil/chip personal, lo que va consumiendo.
Los artículos no gastados no serán acumulables, y cada mes se actualizará el contador para iniciar un nuevo ciclo de consumo. Productos especiales, como los medicamentos, se dispensarán además con receta. Si alguien supera el gasto permitido, tendrá que pagarlo.
EL MERCADO DE BIENES DE LIBRE ELECCIÓN.
A cada ciudadano se le ingresará mensualmente por su trabajo un Salario Universal (SU), idéntico para todos, para que pueda adquirir con él los productos comunitarios de libre elección que le apetezcan.
Como todo el mundo no se administrará igual, habrá personas que ahorren, y otras que gasten demasiado. Para evitar excesos y abusos, no se permitirán descubiertos, y cualquiera podrá consultar los movimientos económicos y el detalle de las cuentas de gasto, propias o ajenas.
Se exigirá que los Productos Comunitarios de Libre Elección que conlleven mayor coste, se encarguen previamente y se fabriquen sobre pedido, lo que se complementará con medidas de uso responsable, de forma que el que posea, por ejemplo, un electrodoméstico, vehículo o televisor, no podrá sustituirlo por otro similar hasta transcurrido su tiempo de uso aunque disponga de dinero suficiente para ello, salvo causas de fuerza mayor (extravío, rotura, avería).
El importe del bien se podrá fraccionar en plazos que se descontarán mensualmente del salario universal, sin superar el techo de endeudamiento autorizado, hasta la cancelación completa de la deuda, momento en que se entrará en posesión del mismo (salvo que se considere más conveniente entregarlos por adelantado como se hace ahora).
Pero para poder adquirirlo, al ciudadano no le bastará con tener suficiente capacidad económica, sino que tendrá que tener además saldo en su cuota ecológica «per cápita», que incorpora los costes ecológicos de los artículos y servicios comunitarios de libre elección que va consumiendo. El sobrante podrá usarlo en años futuros.
LA PRODUCCIÓN COMUNITARIA.
Todos los artículos tienen precio fijo, determinado por su coste medio de producción, incrementado con el de transporte, embalaje, manipulación, etc.
Hablamos de costes medios porque cada persona emplea un tiempo diferente en producir lo mismo; y no todos los bienes se trasladan a la misma distancia, ni todas las operaciones quirúrgicas y reparaciones, conllevan la misma duración. Todos los bienes y servicios se miden en horas de trabajo. Las materias primas y recursos naturales por el tiempo que lleve extraerlas de la tierra y elaborarlas, y la maquinaria e instalaciones por el coste de crearlas.
Como es lógico no todas las comunidades se dedicarán a hacer lo mismo, y por más autosuficientes que sean, presentarán sin duda algún grado de especialización. El cometido primordial de algunas será recibir visitantes, igual que el de otras se enfocará a la producción agrícola, industrial, artesana, minera, pesquera, etc.
A lo largo del año puede que sobren horas de producción de bienes y falten horas de servicio, o viceversa; desequilibrios que se tendrán que corregirse sobre la marcha. La planificación no debe convertirse nunca en un corsé, pétreo e inamovible, sino funcionar como una guía de ayuda.
De la gestión de los aeropuertos, hospitales, universidades, sedes de investigación, fábricas, centrales eléctricas, centros comerciales y de ocio, plantas de reciclaje, establecimientos penitenciarios, explotaciones mineras, vertederos, carreteras, saneamientos, tendidos eléctricos, etc., se encargarán las comunidades de la región donde se encuentren enclavados. Para hacerse cargo de esas infraestructuras críticas, se habilitará un banco de horas de trabajo al que cada comunidad contribuirá con el mismo porcentaje.
Como todo el trabajo se desarrollará en régimen cooperativo, serán los propios compañeros los primeros en llamar la atención a quien no cumpla debidamente sus obligaciones, y se le podrá sancionar, económicamente, privándole del consumo de ciertos bienes, con la pérdida del derecho a ser candidato, trasladándolo a otro puesto o centro de trabajo, e incluso llegando a expulsarlo de la comunidad si un Tribunal Ciudadano así lo decide.
Dado que muchas comunidades y centros de trabajo fabricarán los mismos artículos y prestarán los mismos servicios, ello servirá para comprobar su grado de eficiencia y copiar las mejores prácticas. Asimismo los ciudadanos controlarán la calidad de las mercancías adquiridas, y a todos los que atienden, se les exigirá que proporcionen un buen servicio.
Los ciudadanos tendrán que decidir si prefieren trabajar menos y disponer de más tiempo libre, pero de inferior cantidad de bienes; si prefieren tener mayor variedad de alimentos que de ropa, o de dispositivos tecnológicos, etc.
LOS CRITERIOS DE REPARTO DE LOS BIENES COMUNITARIOS DE LIBRE ELECCIÓN.
Puede suceder que haya más demanda de angulas que oferta, viajeros que alojamientos disponibles, viviendas que sean más codiciadas que otras, o que el coste de producir un vino de calidad sea igual que el de uno inferior, y no haya bastante para todos.
Cuando se susciten problemas de escasez o de predilección, habrá que garantizar el acceso de los ciudadanos en igualdad de condiciones a estos bienes.
Así, para cada artículo o servicio con pocasexistencias se elaborará una lista de solicitantes, efectuándose un sorteo para determinar el orden de adjudicación. Imaginemos que, para un viaje a un destino exótico, hay 30 solicitudes y tan sólo 10 plazas. El sorteo determinará qué 10 familias irán. Las personas podrán intercambiar, de común acuerdo, la que les haya tocado en suerte, pero quienes no finalmente no hagan uso, o renuncien a su turno, lo perderán, y su derecho pasará al siguiente. Cada año se procederá a efectuar un nuevo sorteo entre quienes no hayan disfrutado todavía de ese viejo o no hayan podido hacerlo por causas ajenas a su voluntad. Y si todos se hubieran beneficiado, el sorteo se efectuaría con quienes lo hubieran hecho menos veces.
En principio, nadie podrá solicitar anualmente más de 3 de bienes escasos, aunque ese límite dependerá de la cantidad de bienes en disputa y del número de demandantes. Se podrá hacer una excepción con las personas premiadas, permitiéndoles elegir alguno más, y al contrario, excluir temporalmente, de alguna, o de todas las listas, a quienes hubieran sido sancionados.
Si aún así no bastara, los bienes más valiosos deberán racionarse, turnarse, alquilarse, o repartir equitativamente su tiempo de uso para que puedan disfrutarlos el mayor número de personas.
EL MERCADO PRIVADO.
Es un mercado complementario del comunitario, que busca enriquecerlo con la iniciativa individual, sin perjudicar los intereses generales. Surge con la compraventa directa de bienes y servicios producidos particularmente por los ciudadanos en su tiempo de ocio. Sus precios son libres y se determinan de mutuo acuerdo.
Para ello, el Salario Universal que todos los ciudadanos reciben para comprar productos comunitarios, se complementa con un segundo Salario Personal, de cuantía equivalente al 25% del Salario Universal, para que puedan adquirir con él bienes y servicios a otras personas.
Ambas retribuciones son totalmente independientes la una de la otra, y operan en cuentas separadas para no mezclarse entre sí. En ninguna las dos se permite acumular un saldo que supere el salario universal de un año, quedando pendientes de abonar las cantidades que lo sobrepasen.
Habrá tres formas posibles de intercambio:
- Compraventa con pago en efectivo.
- Trueque de artículos o servicios sin contraprestación económica.
- Trueque con compensación económica.
En este mercado privado ciudadanos de todas las comunidades intercambian libremente productos artísticos, artesanos, de moda, bisutería, joyería, caza, pesca, jardinería, hortofrutícolas, etc., aparte de prestarse servicios de masaje, tatuaje, peluquería, moda, estilismo, decoración, cocina, ayuda doméstica, bricolaje, actuaciones artísticas, clases particulares, etc.
Las personas que vendan mucho, tendrán dos opciones para no sobrepasar el tope máximo autorizado:
- Vender barato
- Comprar mucho para gastar mucho
Las comunidades facilitarán terrenos, equipos, instalaciones y medios a los individuos y grupos que lo soliciten, para que puedan desarrollar proyectos científicos (investigación), tecnológicos (inventos, programas), eventos deportivos (partidos), artísticos (espectáculos, actuaciones, películas), servicios asistenciales (terapias, enseñanza), o acometer empresas por su cuenta.
La Asamblea de la Comunidad se encargará de encauzar esas peticiones, estableciendo las condiciones que deberán cumplir. Su correcta utilización se da por sobreentendida, y los deterioros, daños y gastos que se produzcan, serán sufragados por los interesados, salvo que se les exima de hacerlo porque de su actividad se derive algún beneficio para todos. La comunidad podrá reclamar parte de los rendimientos que se obtengan, o fijar un alquiler cuando lo estime oportuno.
Como no se puede evitar la picaresca, es probable que aparezca algún tipo de “mercado negro” de productos, servicios “gratuitos” y favores en especie – porque mientras haya humanos habrá trampas y pillerías -, pero que será sin duda de magnitud despreciable frente a los tráficos ilegales – de capitales, armas, drogas, seres humanos y fauna – de que tan bien surtidos estamos actualmente.
El TRABAJO COMUNITARIO.
En el terreno laboral la humanidad se enfrenta a un desafío inédito en su historia: que por primera vez el trabajo deje de ser una maldición bíblica para convertirse en un privilegio. La tecnología nos empuja aceleradamente hacia ese escenario, por lo que, la jornada laboral no debería superar unas 20 horas semanales repartidas así:
- 1 hora para debates y reuniones comunitarias.
- 2 horas para labores de rutina que no requieren una preparación especial (como limpieza, mantenimiento, reparto, almacenaje, vigilancia, cuidado de enfermos, niños y ancianos, etc.).
- 1 hora para formación.
- 16 horas para tareas especializadas.
Las tres primeras actividades se concentrarían en días concretos del mes para optimizar esfuerzos. Análogamente, las tareas especializadas se acumularían, en parte de la semana, del mes o del año, sin superar 6 horas diarias 6 días a la semana (excepto situaciones de fuerza mayor, operaciones de rescate y salvamento, experimentos científicos, intervenciones quirúrgicas, transporte marítimo y cometidos por el estilo). La jornada general será de 4 días a la semana, y el tiempo de dedicación a los órganos institucionales, contará como tiempo de trabajo especializado.
Se podrá autorizar a ampliar la jornada especializada a quien lo solicite (sin superar 32 horas a la semana), incrementando en ese caso sus retribuciones en la misma proporción, siempre que a la comunidad le interese, sea por el déficit de especialistas en ese campo, sea por la excelencia de su desempeño.
Las labores de rutina se asignarán de forma rotatoria, por sorteo, permitiéndose cambiar de turno por acuerdo entre los interesados. Si los avances tecnológicos en robótica, automatización e inteligencia artificial consiguen eliminar la mayoría de ellas, los trabajadores podrán destinar ese tiempo a cometidos especializados, o a incrementar su formación.
La colaboración, participación, e implicación activa de todos los ciudadanos en las asambleas, comisiones, tribunales y órganos comunitarios, se considera imprescindible.
Hasta los 23 años la jornada laboral se dedicará a la formación teórico – práctica.
La vida laboral se extenderá desde esa edad hasta los 55 años, edad ordinaria de jubilación, aunque a petición del interesado, podrá alargarse hasta los 70 años. Mientras se halle en activo, toda persona que no haya sido sancionada, tendrá derecho a disfrutar de 1 año sabático por cada 8 años trabajados, o podrá renunciar a todos o alguno de los años sabáticos que le corresponden para anticipar en ese tiempo la edad de retirarse.
A las plazas vacantes de especialistas, se accederá por concurso que convocará el Tribunal Profesional Territorial, examinando la capacidad, conocimientos y preparación de los aspirantes con pruebas objetivas públicas, sumada a la calidad de su desempeño, a juicio de sus compañeros y clientes (méritos).
Los que resulten aprobados elegirán plaza por orden de puntuación, y se admitirá la permuta de destinos, por acuerdo entre los interesados. Antes de celebrar cualquier convocatoria, se procederá a un concurso de traslados, para permitir reagrupamientos familiares, y facilitar el retorno a la comunidad de origen.
Existirán plazas adaptadas para las personas discapacitadas, y el Tribunal Profesional asignará un puesto de trabajo a quienes no hayan conseguido ninguno, o hayan perdido el suyo por sanción.
Las actividades con escasa demanda, por ser demasiado duras, difíciles, penosas o peligrosas, se incentivarán, bien reduciéndoles la jornada, bien incrementándoles el salario, o ambas cosas a la vez, para equiparar su nivel de esfuerzo y de sacrificio a las demás. En cualquier caso, será siempre la producción de bienes y los puestos de trabajo los que tendrán que acomodarse a las personas, y no al revés.
Todas las ocupaciones se remunerarán por igual. La razón es obvia: 1 hora de trabajo representa para cualquier persona 1 hora de su vida, y tiene por tanto el mismo valor para todas (aunque quizá no para los demás).
Imaginemos que salvar la vida de una persona, requiere 40 horas de trabajo de un equipo de un hospital, las mismas que fabricar una bicicleta. Aunque ambos bienes tengan el mismo coste, medido en tiempo, ¿podemos afirmar realmente que su valor es el mismo, o al menos equiparable?
Obviamente no. Pero aunque determinadas tareas conlleven un plus de dificultad o de importancia, debemos evitar comparaciones. Las diferencias retributivas han de basarse únicamente en el desempeño y no en la profesión. Todas las actividades sociales son necesarias, y entrar en juicios de valor, de qué nivel de responsabilidad, de penosidad y de riesgo es mayor, si el del policía o el del médico, el del albañil o el arquitecto, el del bombero o el ingeniero, el del minero o el profesor, es estéril y no conduce a nada bueno.
No se discute que 1 hora de trabajo de un electricista, aunque útil y necesaria, puede que resulte menos valiosa que 1 hora de un cirujano, porque la sociedad ha invertido más tiempo y recursos en su persona, aportándole mayor valor añadido a lo que hace, pero no por eso ha de retribuírsele más.
Nadie tiene la culpa de nacer con mejores dotes, mayor capacidad, o poseer aptitudes menos frecuentes. El talento no supone ningún mérito; lo importante es que la sociedad lo cultive y facilite su desarrollo, y el individuo lo aproveche, pero no para lucrarse a su costa.
La valía y la especialización no deben otorgar privilegios y ventajas a nadie. Cualquier jerarquía de talentos debe ser abolida. La diversidad ha de servir como fuente de enriquecimiento y no de discriminación. Ningún oficio será considerado superior a otro, ni remunerado por encima suyo: el arquitecto más que el albañil, el docente más que el agricultor, el cámara de televisión más que el panadero. Un labrador puede pasar perfectamente toda su vida sin contemplar los goles de Messi, pero seguro que éste no puede vivir sin comer.
Los que se asusten con esta clase de razonamientos deberían recordar que nuestra sociedad paga mejor a los deportistas, actores, modelos, cantantes, influenciadores o estrellas del espectáculo, que a los médicos, inventores e investigadores, o a quienes se juegan la vida en el andamio, en el mar, la mina o la carretera, aceptando como un hecho perfectamente normal que se premie más el entretenimiento que la salud, o que cobre más el cirujano que arriesga la vida ajena que el bombero que arriesga la suya propia.
Al mejor cirujano le corresponderá la operación más delicada. Constituye una recompensa exclusivamente suya que no le puede arrebatar nadie.
LOS INGRESOS DE LOS CIUDADANOS.
Como ya hemos dicho, todos los ciudadanos reciben por su trabajo una doble remuneración consistente en un Salario Universal Comunitario, más un segundo Salario Personal equivalente al 25% del anterior. No existen impuestos porque ya se encuentran descontados en origen, prorrateados entre todos.
Lógicamente, cuanto más elevada sea la cuantía del Salario Personal, mayor será el estímulo para trabajar individualmente al margen de la colectividad, lo que además de detraer recursos de ella, puede provocar el incremento de precios de los bienes privados, demandando un mayor esfuerzo de las personas y favoreciendo un consumo más alto.
Como no se trata de que la economía privada compita negativamente con la pública, se considera que este 25% constituye un porcentaje razonable que, sin coartar la iniciativa individual, evita que resulte lesiva para la comunidad.
Así pues, en principio, todo ciudadano dispone mensualmente de unos:
Ingresos Totales = 125% Salario Universal (100% Comunitario + 25% Personal)
Y, como cualquiera podrá ser recompensado o penalizado económicamente, con hasta otro 25% del salario universal, por su buen o mal desempeño laboral o cívico (decidiendo él, cuando se trate de un premio, o la comunidad, cuando se trate de una sanción, sobre cuál de sus dos remuneraciones, Comunitaria o Personal, se le aplica), vemos que el:
Ingreso Máximo = 100% SU Comunitario + 0,25% SU Personal + 0,25% SU (por premio) = 150% SU.
Ingreso Mínimo = 100% SU Comunitario + 0,25% SU Personal – 0,25% SU (por sanción) = 100% SU.
Ahora bien, si la sociedad decide que el Salario Universal que percibe el trabajador, varíe, por ejemplo, entre 1 y 3, conforme a su rendimiento, el:
Ingreso Máximo = 300 % SU Comunitario + 0,75% SU Personal + 0,25% SU (por premio) = 400 % SU.
Ingreso Mínimo = 100 % SU Comunitario + 0,25% SU Personal – 0,25% SU (por sanción) = 100% SU.
Aparte de eso cualquiera podrá cobrar un salario más alto (manteniendo la proporción), si trabaja más horas para la comunidad.
A todo lo cual hay que añadir el dinero que perciba por sus transacciones privadas con otros.