En la octavilla titulada “Os presentamos al general Franco”, escrita por Jordi Pujol para boicotear la visita del dictador a Barcelona el 19 de mayo de 1960, se dice:
“El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar y que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre servil. Por esta razón el régimen ha fomentado la inmoralidad en la vida pública y económica. Como sucede en ciertas profesiones indignas, el régimen procura que todo el mundo se ensucie las manos y esté comprometido. El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un opresor, es un corruptor”.
Pues aplícate el cuento, amigo. Si algo tenéis en común Franco y tú, es la corrupción. Estamos hablando de dos nacionalismos enfrentados y de signo contrario, pero unidos por el bolsillo: diferentes en la forma, igual de explotadores en el fondo.