Podemos ganar sí, pero no de cualquier forma ni a cualquier precio

El sábado pasado asistí como militante de base a la Asamblea Ciudadana de PODEMOS en Madrid. He de decir que llegaba a la misma con una sensación agria después de que la semana previa al evento, el equipo técnico liderado por Pablo Iglesias decidiera que había líneas rojas, dinamitando el consenso.

Nadie duda de que debe ser Pablo Iglesias el que ponga la cara al proyecto, y de manera reiterada se le pidió  que estrechara la mano tendida que el grupo Sumando Podemos le había ofrecido de manera generosa los días previos al encuentro, pero  ¿cómo es posible que se tracen líneas rojas estando al principio del camino?, ¿cómo puede ser que las infranqueables líneas rojas que plantea Pablo Iglesias sean las mismas que la mayoría de los que componen PODEMOS entendemos que hay que sobrepasar?

Por eso resulta tan preocupante que cuando de manera mayoritaria, la gente  pide a Pablo Iglesias y su equipo que busque el consenso,  él se descuelgue en la Asamblea demandando a aquellos grupos que resulten perdedores que se echen a un lado.

En los corrillos de Plaza Podemos, en la calle y en la gran mayoría de círculos, la propuesta de Echenique fue muy bien valorada, hecho que se  confirmó en la Asamblea celebrada el domingo. Los que estábamos allí no veníamos gratis en autobuses pagados y con el bocadillo debajo del brazo, sino que erámos gente curtida en la calle, procedente de los movimientos sociales; activistas que llevamos años luchando por construir algo alternativo y diferente.

Lo conseguido por PODEMOS hasta ahora no es fruto del trabajo de una sola persona ni de un equipo, sino de la participación activa de la gente, del esfuerzo en barrios y centros de trabajo, de las luchas colectivas de los que componen las mareas en defensa de lo público, de los que están al lado de la gente que sufre desahucios, de quienes fueron andando hasta Madrid para exigir dignidad desde todos los puntos de España.

Todos queremos ganar, pero hay que hacerlo huyendo de las viejas fórmulas que suenan a política rancia, de confrontación, de partidos burgueses donde enfrentarse por el poder y enrocarse en él se convierte en la mecánica habitual de funcionamiento. Nosotros no queremos familias internas que se despellejen unas a otras, ni liderazgos impositivos y verticales.

A nadie se le puede pedir que se siente en un sillón aguardando a que otros, más preparados y formados, más guapos, listos y carismáticos que él, se lo solucionen todo. Esa forma de entender la democracia es precisamente la que nos ha llevado hasta aquí.

Echenique y su grupo proponen que un 20% sea elegido por sorteo, y he de confesar que al principio esta propuesta me suscitó dudas, pero después de ver a Iglesias atacándola  con el argumento de la eficacia, y proponiendo como alternativa la elección de líderes capaces de llevarnos a la victoria mientras el resto observamos gozosos su gesta y les aplaudimos desde nuestra incompetencia, no puedo sino defenderlo y empezar a comprenderlo.

Y comienza a resultarme sugestiva porque entiendo que la gente elegida por sorteo que no pertenece a ninguna de las familias políticas que están surgiendo en el seno de PODEMOS, puede contribuir a mediar  y buscar acuerdos entre ellas, además de servir de elemento fiscalizador de la labor del propio consejo. La elección a dedo no deja de tener virtudes que algunos pueden entender como eficaces, y la metáfora baloncestística empleada por Iglesias para descalificar el método de sorteo no tuvo desperdicio. Al baloncesto indudablemente juegan los mejores, los más fuertes y altos, pero a la democracia creo que podemos y debemos participar y jugar todos, sin excluir a nadie.

La gente que componemos PODEMOS tenemos muy claro lo que queremos, pero pensamos que hay que ir más allá, y exigir que sea la herramienta para el cambio total, empezando por la forma de organizarnos como partido. Ganar sí, pero de manera diferente.

Juan Antonio González  (Licenciado en Historia por la Universidad de Sevilla. Profesor de Secundaria. Activista de Marea Verde)

(Extracto. Versión libre)