slide_376038_4407200_compressedVamos a analizar aquí como en la corta trayectoria de Podemos se ha pasado de un modelo basado en el espíritu del 15-M, a un formato de partido clásico.

Ello ha sido posible gracias a un hiperliderazgo capaz de hacer aceptar a sus seguidores esta transformación, mediante votaciones de carácter plebiscitario dirigidas a reforzar el liderazgo de Pablo Iglesias.

Parecía que Podemos pretendía ser el instrumento político que le faltó al 15-M, un nuevo tipo de organización que, manteniendo el espíritu asambleario, participativo y abierto del movimiento original, saltase a la arena política para disputar el poder a la casta. Este término que popularizaron los líderes de Podemos aludía al tipo de políticos, partidos y comportamientos que desde la transición han venido gobernando España.

Se trataba, al menos esa era la impresión que Podemos trasmitía desde su inicio, no solamente de cambiar las políticas sociales y económicas, sino sobretodo, de empoderar a la gente, cambiando los modos de hacer política con un instrumento y un método nuevo, es decir con una organización diferente y un procedimiento basado en la participación.

Y esto es precisamente lo que el grupo promotor de Podemos acaba de enterrar. Podemos se ha convertido en una versión, ni siquiera mejorada, del tipo clásico de partido al que tanto ha criticado.

El discurso del grupo promotor se ha ido delatando como una simple estrategia para encubrir su voluntad de poder.

Una democracia para que no sea un simulacro tiene que atenerse a unas reglas: igualdad de oportunidades para todos, procedimientos claros, respeto a las minorías, rechazo de chantajes, etc. Si estás reglas son violadas, pueden darse votaciones, pero serán solo simulacros.

Y esta violación de las reglas es lo que han venido realizando desde el inicio el grupo promotor de Podemos. El método empleado para elegir a los candidatos a eurodiputados fueron las primarias abiertas a todos los que quisieran participar, pero en medio del período de votación Pablo Iglesias intervino desde el periódico Público [1]Cinco candidat@s para ganar, 29/03/2014 para apoyar a sus candidatos preferidos y condicionar con su liderazgo las preferencias de los seguidores de Podemos.

El resultado fue el imaginable: cuatro de los cinco candidatos recomendados pasaron a ser eurodiputados, más él mismo, y solamente una candidata de Izquierda Anticapitalista, Teresa Rodríguez, se le coló al grupo promotor. En cualquier democracia, esta manipulación flagrante hubiese levantado una ola de indignación. Pero en Podemos pocos se escandalizaron; el hiperliderazgo empezaba a funcionar.

El siguiente paso, tras el éxito electoral en las elecciones europeas, era definir el modelo de organización, los principios y la estrategia. Para marcar la diferencia con los partidos existentes, el grupo promotor rechazó que la organización que se quería construir fuese a ser un partido político convencional, y cuando en el mes de marzo  Podemos se inscribió como partido, Juan Carlos Monedero llegó a afirmar que “el régimen de 1978 nos obliga a constituirnos como partido político; lo aceptamos, pero sólo por imperativo legal” [2]Público, 13/03/2014.

Un guiño a los seguidores del 15-M, porque en el fondo, como se ha demostrado después, el modelo que tenía planeado el grupo promotor era el de un partido político clásico, incluso más centralista y jeraraquizado que muchos de los ya existentes.

Para ello sabían que lo importante era controlar la convocatoria, las reglas y el desarrollo de la asamblea fundadora. Cuando se propuso la creación de una comisión técnica encargada de pilotar el proceso de votación, se produjo una nueva y grave violación de las reglas democráticas.

veinteminutos.esEl grupo promotor estableció que la elección de esta comisión, se haría mediante listas cerradas y sistema mayoritario, con lo que la lista más votada coparía todos los puestos; pero lo peor es que mientras se hacía la propuesta, el grupo promotor ya tenía confeccionada su lista de 25 miembros, encabezada por Pablo Iglesias, dando únicamente un plazo de seis días para presentar listas alternativas, lo que originó que solo pudiese presentarse una, la del círculo de enfermeras, por lo que, la lista del grupo promotor venció ampliamente.

La asamblea celebrada en octubre tenía que elegir el modelo de organización, el político y el ético, y previamente los diferentes círculos o equipos hicieron sus propuestas, negociaron entre ellos y midieron sus apoyos a través de las herramientas telemáticas de que disponían. Fundamentalmente se fueron configurando dos bloques enfrentados en torno al modelo de partido, el de Pablo Iglesias y el de Pablo Echenique.

Mientras que el primero defendía un patrón clásico de partido, centralista y con un fuerte liderazgo, el modelo de Echenique era mucho más participativo y por eso mismo iba recibiendo más apoyos conforme se acercaba la asamblea, por lo que planteó a Pablo Iglesias la posibilidad de negociar ambos documentos para presentar uno sde consenso.

Llegados a este punto es cuando aparecen más claramente las tendencias manipuladoras y autoritarias que se habían expresado previamente por parte del grupo de Pablo Iglesias.

Primero, incluyendo en su borrador la prohibición de la doble militancia, con el objeto de marginar completamente a los militantes de Izquierda Anticapitalista de los órganos de dirección de Podemos. Segundo, rechazando tajantemente cualquier posibilidad de consenso y negociación con los demás borradores, volviendo a apostar por el método mayoritario en que el ganador se lleva todo y los perdedores son marginados. Tercero, utilizando el chantaje frente a los seguidores y anunciando que si su propuesta era derrotada no seguiría como líder y pidiendo además a los que fuesen derrotados, que se echasen a un lado. Cuarto, cambiando las reglas de votación después de la asamblea, anunciando la comisión técnica que aceptaba la solicitud del equipo de Pablo Iglesias de que las tres ponencias organizativa, ética y política, se tuvieran que votar en bloque y no por separado.

El hiperliderazgo y la consigna en alza sobre la necesidad de ganar las elecciones impedían que apareciesen críticas importantes a las violaciones burdas de la democracia, a lo que empezaba a ser un claro comportamiento manipulador orientado a imponerse a costa de sacrificar la democracia interna.

En estas condiciones el resultado estaba cantado, y las propuestas del equipo de Pablo Iglesias fueron aprobadas abrumadoramente, aunque lo que no está claro es si el resultado encierra un voto de protesta contenido en la abstención. Durante la semana siguiente al final de la asamblea en la que se votaron las propuestas, se inscribieron 85.000 personas más en Podemos, y del censo final de 205.750 inscritos finalmente votó solo el 54%. ¿Por qué ante unas decisiones tan importantes y con unos seguidores tan motivados un 46% se abstuvo? ¿Corresponden esos abstencionistas a los sectores críticos que habían tomado clara conciencia de lo que estaba pasando en Podemos?

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes: 20minutos.es|elrinconcitodepedro.wordpress.com

Fuente:  http://miradacrtica.blogspot.com/

References

References
1 Cinco candidat@s para ganar, 29/03/2014
2 Público, 13/03/2014
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