Controlar la sexualidad de las personas es una manera de controlar al individuo y su forma de relacionarse con los demás.
Probablemente sea el momento de intimidad más elevado que nos otorga la naturaleza, en el que experimentamos sensaciones y emociones que no pueden compararse con las de ninguna otra actividad humana: algo que podríamos considerar como un paso hacia una “espiritualidad natural”.
Quitarle valor a la sexualidad, negarle su trascendencia, rebajándolo a algo insustancial, superficial, frívolo y chabacano, constituye una forma de devaluar al propio individuo, y a las relaciones que puede establecer con otras personas.
Nuestra sociedad occidental, de raíz cristiana, comenzó calificando al sexo como algo pecaminoso y sucio, asociándolo a la culpa, la corrupción y la animalidad, para arrebatarle su verdadero significado.
Ahora por contra gozamos de una libertad sexual absoluta, que paradójicamente, se ha convertido en una poderosa herramienta de control social e individual, tanto como antaño lo fue la represión sexual.
No es en absoluto inocente o gratuita la incesante promoción del “sexo por el sexo”, a través de la publicidad, la televisión o el cine para convertirlo en un producto de consumo más.
Hemos pasado de la rancia familia temerosa de dios de “La Casa de la Pradera”, a las aventuras lúbricas de las insaciables cuarentonas de “Sexo en Nueva York”, y de anuncios de sumisas amas de casa cocinando en delantal delicias para sus maridos, a los anuncios de parejitas desnudas usando cremas lubricantes para obtener mayor placer.
Pero más que de un avance o un progreso, se trata de una simple muda de piel del sistema, porque una persona con los impulsos sexuales cubiertos se muestra más aplacada, dócil y tranquila. Quizás no disfrute de demasiadas libertades o derechos reales, pero si su cuerpo ve satisfechas sus exigencias, quedan menos ganas para la rebeldía.
En realidad, la clave del control sexual sobre los individuos no radica en coartar su libertad para practicar el sexo, sino en limitar su sentido y anular el valor que pueda tener para su desarrollo personal. Por esta razón, la sociedad actual ha convertido el sexo en algo banal y vacío, próximo a la práctica del deporte, asociando su prestigio a la cantidad de trofeos conseguidos.
El orgasmo ya no tiene más función que el de suministrar descargas de endorfinas a nuestro cerebro, una inyección de placer instantáneo, semejante al que producen las adictivas dosis de azúcar que impregnan la comida y bebida basura. Y así vemos como, en busca de esa dosis, millones de jóvenes cegados por el alcohol se apiñan los fines de semana en ruidosos locales destinados a minimizar el contacto individual, para liquidarlo como una vulgar necesidad fisiológica.
En el mundo occidental ya no se sabe muy bien donde termina el sexo y comienza el marquetin. La publicidad, el cine y la TV, nos venden unos modelos estéticos masculinos y femeninos, frutos del photoshop, a los que debemos asemejarnos para ser “sexualmente ”, haciéndonos sentir mal con nosotros mismos y con nuestros cuerpos si no nos parecemos a ellos.
Nos han hecho creer que somos más libres sexualmente que nunca antes en la historia, cuando en realidad, nuestra sexualidad está más programada y condicionada que nunca.
No somos unos moralistas que estemos diciendo que la práctica libre del sexo sea algo malo, o que la promiscuidad sexual represente algo negativo, ni tampoco abogamos por una sexualidad “trascendente”, en la que cada relación sexual se deba convertir en una especie de “ritual de elevación”.
No. Eso sería tan ridículo como afirmar que la única música válida es la música sacra, cuando precisamente, lo bueno de la música es que existe una canción y un estilo adecuados para cada momento, según tu estado de ánimo y tus preferencias. Y todos son válidos, desde la música de cámara hasta el rock. Lo que reclamamos es la necesidad de concederle el valor correcto a la “música”, sea del estilo que sea. Porque la música es mucho más que un “entretenimiento”.
Y exactamente lo mismo sucede con el sexo.
(Extracto. Versión libre)
Imágenes: femaleworld.it|los40.com|bucannegro.blogspot.com|hola.com
Fuente: http://gazzettadelapocalipsis.com/2014/02/12/por-que-controlan-tu-sexualidad/