Este ensayo aborda la relación que el hombre mantiene con la tecnología y como el capital ha hecho de ella su capataz incondicional. Tradicionalmente, la tecnología había sido el principal agente de cambio de la sociedad y la forma natural del ser humano de interactuar con su entorno e integrarse en él, pero ahora ha dado un salto cualitativo en su evolución y la tecnología se ha convertido en su segunda naturaleza. Estamos a punto de pasar de una tecnología hecha por el hombre a un hombre hecho por la tecnología.
La tecnología en cuanto fuerza surgida de él, nunca resultará inocua, neutral o inocente, por lo que tenemos que dejar de considerarla como un instrumento, renunciando a cualquier ilusión de dominarla o de ser dueños de ella, y estableciendo unos límites razonables para que no nos sobrepase y terminemos prisioneros de sus servidumbres y víctimas de sus excesos.
¿O acaso seguiremos denominando “progreso” a la absoluta tecnificación de la vida humana?… ¿acaso a un grado mayor de tecnología corresponde una cota más alta de felicidad?… ¿no será en nuestra conciencia, mejor que en la tecnología, donde deberemos buscar las soluciones?