José Luis Cordeiro (Caracas, 1962), ingeniero licenciado en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), y profesor fundador de la Singularity University (patrocinada por Google y la NASA) en Silicon Valley, es la antítesis de un lunático.
Según dice, el progreso tecnológico y la inteligencia artificial serán las herramientas encargadas de acabar con la «edad humana» y dar inicio a la «edad posthumana». Cordeiro habla con naturalidad de «transhumanismo», la filosofía con la que ciencia y tecnología pretenden combatir las limitaciones humanas.
Recientemente, el programa AlphaGo de Google ha ganado por primera vez a Fan Hui, campeón profesional del juego oriental Go. ¿Hasta dónde puede llegar la inteligencia artificial?
El caso que menciona es especialmente curioso, porque AlphaGo no había sido diseñado para jugar al Go, sino que ha aprendido jugando. Así que la respuesta es que vamos a llegar a niveles increíbles.
Incluso hay fecha para dos eventos muy importantes en este sentido: el año 2029, en el que las máquinas serán capaces de pasar el test de Turing, ylos humanos no serán capaces de distinguir si hablan con un igual o con una inteligencia artificial, y el año 2045, cuando los robots serían capaces de automejorarse a sí mismos.
Pero esto no dejan de ser predicciones ¿cómo podemos saber qué va a suceder realmente? ¿Se basa en estudios científicos?
Me baso en lo que han dicho distintos expertos en la materia y, con respecto a las fechas, puede que esté equivocado porque dichos eventos se produzcan antes. Como ocurrió con la victoria de Deeper Blue sobre Kasparov en ajedrez.
¿Y no da un poco de miedo la situación que describe, un panorama en que las máquinas superen a los humanos?
En absoluto. Yo tengo una visión muy optimista. Tenga en cuenta que hace 50.000 años vivíamos en unas condiciones terribles, sin medicina, sin recursos… en los próximos 20 años vamos a vivir más cambios tecnológicos que en los últimos 2.000.
Como cada tecnología ayuda a crear nuevas tecnologías, se produce una aceleración de la aceleración, lo que permitirá que en diez o quince años un cerebro humano pueda conectarse con internet.
¿No podrá haber máquinas malas?
Cuando la gente dice que le tiene miedo a la inteligencia artificial, yo digo que a quien hay que temer más es a la estupidez humana. Por supuesto que todas las tecnologías pueden usarse para bien o para mal, igual que el fuego tanto puede usarse para calentar como para quemar a la gente. Pero, evolutivamente, la inteligencia cada vez es más ética y superior.
Por eso no todos temen el avance de los robots.
No. En Japón, el libro Cómo hacer el amor a un robot es uno de los más vendidos. A la gente le interesa, porque llegará un momento en que será posible y será, además, algo mucho más dinámico, más limpio y hasta más ecológico y satisfactorio. En Japón adoran a los robots, y ya hay un hotel en el que todos los empleados son artificiales.
Usted ve posible la integración entre el ser humano y los robots…
No es que lo vea posible, es que ya es una realidad. En la apertura de la Copa del Mundo de fútbol en Brasil, un parapléjico con un exoesqueleto fue capaz de hacer el saque de honor de un partido.
El próximo 8 de octubre se celebra en Suiza, Cybathlon, la primera olimpiada de cyborgs, en la que van a participar discapacitados con piernas y brazos biónicos.
Entonces ¿serán los discapacitados los primeros en beneficiarse de estos avances?
Claro. En unos años será inmoral decirle a un ciego que no puede ver, y se sustituirán sus ojos defectuosos, pero después habrá ojos artificiales 2.0 y 3.0 con los que se verá mejor que con los que nosotros empleamos.
Los cuerpos robóticos van a ser mucho más avanzados, porque se podrán actualizar. Fíjese que ya hay tres personas con la mano defectuosa que la han querido sustituir por una biónica y así lo han hecho. Los humanos no hemos modificado nuestro cerebro en 50.000 años… ¿usted se imagina no cambiar el teléfono móvil en todo ese tiempo?
¿Qué va a distinguir entonces al ser humano del robot?
Marvin Minsky, padre de la inteligencia artificial y mi mentor en el MIT, aseguró hace más de 20 años que “los robots heredarán la tierra”. Pues bien, nosotros seremos esos robots.
Considerado desde un punto de vista evolutivo, ocurrirá con nosotros lo mismo qué pasó con los primates y los humanos. Estamos en una fase de transición, de humanos a posthumanos.
¿Y que pasará con la muerte?
Hasta ahora solo ganamos tiempo con estos cuerpos que envejecen, pero en 2045 la muerte será opcional, y el envejecimiento una enfermedad curable.
Vamos a asistir a la muerte de la muerte, a detener el proceso del envejecimiento, e incluso seremos capaces de revertirlo, rejuvenecer, y determinar la edad biológica óptima, que cada uno elegirá para sí mismo.
La prueba de que curar el envejecimiento es posible, es que ya existen células que no envejecen en la naturaleza, como las germinales, las cancerígenas y algunas bacterias.
El fin de la edad humana será 2045, momento el que llegará la era de los humanos mejorados y súper longevos. Al igual que ocurre con las células madre, que nunca envejecen, se podrá hacer lo mismo con todo el cuerpo.
Mientras tanto, el que no quiera perdérselo, tendrá que congelar su cuerpo para despertar en 2045, cuando la muerte esté por fin vencida. No olvide que, cuando el explorador Juan Ponce de León arribó al nuevo continente, América, buscó la fuente de la eterna juventud, pero desgraciadamente se adelantó a su tiempo.
¿No acabará siendo la inmortalidad un privilegio para ricos?
Todas las tecnologías cuando comienzan son carísimas y malísimas. Pero cuando se masifican, se vuelven buenas y baratas, y acaban estando al alcance de todos. Sucede como con el teléfono móvil, que antes era un objeto de lujo y ahora todo el mundo lo tiene.
En pocos año, por 10 dólares cualquiera podrá secuenciar su genoma y diseñar a sus descendientes.
¿Habrá que pensar en derechos para los robots?
En la Asamblea Nacional de Corea del Sur ya se está trabajando en una ley para otorgar derechos humanos a los robots. Al igual que hay derechos para los animales y las plantas, ellos tendrán los suyos. En principio, serán distintos, pero hay que tener en cuenta que nos acabaremos fusionando con ellos.
¿Podrán votar los robots en un futuro?
Por supuesto que sí. Pero no sólo votar. Mi amigo Zoltan Istvan, candidato a presidente de los EEUU por el Partido Transhumanista, dice que en 30 años podríamos tener un presidente robótico.
(Extracto. Adaptación libre)
Imágenes: Dani Pozo|youtube.com|pixabay.com|blogthinkbig.com
Fuentes: http://www.elespanol.com/ciencia/tecnologia/20160314/109489300_0.html