No hay peligro en dejar al instinto las relaciones que nos unen a nuestros seres queridos; es nuestro roce con las personas odiadas lo que ha de someterse inexcusablemente al señorío de la razón.
En el mundo moderno, aquellos a quienes detestamos de verdad son los grupos lejanos, en especial las naciones extranjeras. Los concebimos de manera abstracta, y nos engañamos a nosotros mismos creyendo que unos actos que en realidad son la encarnación del odio obedecen en el fondo al amor que profesamos a la justicia o a algún otro noble motivo. Únicamente una buena dosis de escepticismo puede rasgar el velo que nos oculta esta verdad.
Una vez conseguido esto, podemos empezar a construir una moralidad nueva, que no se base en la envidia y la represión, sino en el anhelo de una vida plena y en la comprensión de que hemos de ver en los demás seres humanos un apoyo y no un estorbo. Y podría materializarse mañana si los hombres aprendieran a procurar su propia felicidad y no la desdicha de sus semejantes.
(Extracto. Adaptación libre)
Imágenes: Muhimu|ExYge Consultores
Fuente: http://fandebertie.blogspot.com/2018/08/la-literatura-comprometida-y-una.html