El COVID-19 ha obligado a millones de personas a teletrabajar desde casa, con lo que el negocio de la vigilancia a los trabajadores se ha disparado. Awareness Technologies, propietaria del programa InterGuard, afirma haber aumentado su base de clientes en más de un 300% en las primeras semanas del estallido de la pandemia.

Aunque estas herramientas se comercializan bajo la aséptica denominación «de seguimiento automático del tiempo laboral», o de «análisis del lugar de trabajo», la mayoría de ellas ponen en peligro la privacidad de los empleados.

Algunas están diseñadas para extraer información de forma encubierta, olvidando que aunque el hogar se convierta en una oficina, sigue siendo un hogar, y que los empleados no deben ser espiados en él. Estos programas se alojan en el ordenador y en el teléfono móvil, accediendo a los datos del dispositivo, y recogiendo todo lo que hace el usuario.

El tipo más extendido de vigilancia es el llamado “monitoreo de actividades», que comprende un registro exhaustivo de las aplicaciones, mensajes, publicaciones en redes sociales y sitios web que visita el trabajador, además del uso que hace del teclado y del ratón, minuto a minuto, para controlar su productividad, presentando esa información en sencillos gráficos.

Todos estas aplicaciones realizan continuas capturas de pantalla llegando a enviar vídeo en directo, que se organiza en una línea de tiempo, de modo que los mandos pueden revisar la jornada del trabajador, y comprobar lo que hace en cada momento. Los administradores pueden además entrar al equipo y tomar el control del escritorio del usuario.

Es importante destacar que estos programas espía no diferencian entre la actividad laboral y la privada, y pueden leer sus mensajes personales, acceder a sus cuentas, archivos, fotografías, contraseñas, datos bancarios, información médica, fiscal, etc.

En los teléfonos móviles facilitan siempre la ubicación del usuario, pudiendo las aplicaciones “StaffCop Enterprise y CleverControl”, activar secretamente las cámaras y los micrófonos del ordenador y del teléfono móvil.

Este tipo de vigilancia puede ser instalado de forma que resulte totalmente invisible y no sea detectado por el trabajador.

Cuando éste tiene la opción de poder activar o desactivar la vigilancia, por ejemplo para fichar  las entradas y salidas de su horario laboral, se informa a la empresa cada vez que lo hace. Con Time Doctor, los empleados pueden eliminar determinadas capturas de pantalla de su sesión de trabajo; pero al hacerlo se borra igualmente el trabajo asociado, de modo que los trabajadores sólo son remunerados por el tiempo de trabajo durante el cual se les supervisa.

Teramind, indica simplemente que está en marcha y recabando datos, pero no revela lo que está recogiendo, y el usuario no tiene claro qué información suya está proporcionando, a no ser que analice el programa informático. Se trata de productos que tratan de ocultar su funcionamiento a las personas que están monitoreando, y que son tan difíciles de detectar, como de eliminar. Teramind, informa de cada palabra que se escribe en un correo electrónico, incluso si esa información se borra posteriormente.

Sus utilidades abarcan desde el seguimiento del tiempo y de la productividad de los empleados, hasta observar el cumplimiento de las leyes de protección de datos, evitar el robo de propiedad industrial o intelectual, o fuga de información confidencial.

Algunas compañías comercializan sus productos directamente como herramientas para recopilar pruebas contra los trabajadores. InterGuard anuncia que su software «puede ser instalado silenciosamente y de forma remota, para que usted pueda llevar a cabo investigaciones encubiertas [de sus trabajadores] y reunir datos a prueba de balas sin alarmar al sospechoso y evitar reclamaciones frente al despido».

StaffCop ofrece una versión familiar para supervisar el uso de internet por parte de los hijos en el hogar, y ActivTrak ofrece otra similar para padres y profesores.

Desde un punto de vista técnico, la mayoría de estos programas son indistinguibles de un troyano, porque se comportan igual que ellos. De hecho, algunas de estas aplicaciones para poder ser instaladas requieren reconfigurar el antivirus del usuario con el fin de que no detecte y bloquee su actividad. Y la monitorización de los empleados no se detiene ni siquiera cuando están fuera de su lugar de trabajo.

El espionaje laboral, entre otros efectos perversos, incentiva un tipo de productividad inadecuada, forzando a la gente a mover sin necesidad el ratón y teclear sin parar, en lugar de leer o detenerse a pensar. El monitoreo constante puede ahogar la creatividad y resultar enormemente estresante.

(Extracto. Adaptación libre)


Imágenes:interguard|hola.com|Merca2.es|randstadt

Fuente: https://www.sinpermiso.info/textos/bossware-un-recorrido-por-las-aplicaciones-de-vigilancia-en-el-teletrabajo

 

 

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