No soy hombre de fe, sino de razón. No creo en el estado, los partidos políticos, las elecciones, los parlamentos, las personas jurídicas, las sociedades anónimas, los mercados, y toda la parafernalia montada para ocultar la dictadura de una élite.
El capitalismo aplicando su laissez faire a la tecnología, nos ha conducido del totalitarismo económico al tecnológico. Pero la tecnología no es el enemigo, aunque sí haya tecnologías enemigas nuestras.
«Ya no es el hombre el que da sentido a la tecnología, sino la tecnología al hombre. Estamos a punto de pasar de una tecnología hecha por el hombre, a un hombre hecho por la tecnología»
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