Para los que tenemos algunos años a nuestras espaldas, el «procés» recuerda a un régimen anterior que hemos vivido, en el que los Països Catalans han sustituido a España “como unidad de destino en lo universal”; donde las masivas concentraciones para aclamar al líder carismático en la plaza de Oriente se han trasladado a la plaza de Sant Jaume; el Cara al sol ha sido sustituido por el himno no menos glorioso de Els Segadors; y el estigma de antiespañol si no mostrabas tu adhesión al Movimiento Nacional se ha tornado en el de anticatalán si no comulgas con el ideario soberanista.
El factor «contra» es una de las diferencias principales que existen entre el patriotismo y el nacionalismo. El primero puede existir por sí mismo, mientras que el segundo necesita de un enemigo, y si no lo tiene, se lo inventa.
Quedan ya muy lejos los días de las grandes movilizaciones sociales; ahora todo son luchas parciales, que lejos de sumar, fragmentan las fuerzas. Bienvenidos al siglo de lo banal, donde el individuo reina por encima de todas las cosas y de cualquier acción colectiva.
Cuando dos personas están enamoradas sus cerebros liberan oxitocina. Esta hormona está directamente relacionada con la capacidad de construir relaciones estables, ya que ayuda a crear lazos interpersonales, que no solo están directamente relacionados con el sexo, sino también con el nacimiento, la lactancia y el cuidado de la prole.
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