El negocio de enjaular gente, constituye la prolongación natural de la trata de esclavos, y de hecho en EEUU la mayoría de los presos siguen siendo negros para mantener la tradición.
La explotación es la esencia de la violencia. El trabajador no solo debe recibir un salario justo, sino que su tarea no puede ser un oficio de esclavos. La no-violencia no consiste en someterse servilmente a la voluntad del tirano, sino al contrario, en oponerse a sus abusos con toda energía.
No hay mejor manera de deshacerse discretamente de la porquería propia que sacudírsela al vecino, si se deja, y como la deuda ofende, mejor quédatela tú, Mariano, que te hace más falta.
Si la troika obliga finalmente a Grecia a marcharse, se descubrirá todo el pastel: que yéndose del euro no pasa nada, que no solo no se hunde ni desaparece el país, sino que lo que se anunciaba como un castigo bíblico y una pesadilla, no era más que una gigantesca mentira, repetida hasta la saciedad.
¿Por qué en un sistema de libre mercado, se debe salvar con fondos públicos a los bancos privados insolventes, en lugar de dejarlos quebrar o nacionalizarlos?
Que los ricos no paguen impuestos y los políticos los derrochen, los primeros esquilmando al estado por vía de los ingresos, y los segundos, de los gastos, y ambos caminando amigablemente unidos de la mano por el camino de la corrupción, es lo normal.
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