La Revolución Pendiente
Ninguna persona comprometida por más altas que sean sus miras y por más que trabaje y se esfuerce, podrá nunca sustituir y hacer la parte que corresponde a los demás.
Ninguna persona comprometida por más altas que sean sus miras y por más que trabaje y se esfuerce, podrá nunca sustituir y hacer la parte que corresponde a los demás.
El mercado es un arma de destrucción masiva, que solo responde ante sí misma, Wall Street y los amos financieros del universo.
Ya basta de sacralizar la ley: la ley constituye una herramienta, no un valor supremo. Las leyes son normas para regular la convivencia, pero que en ningún caso pueden situarse por encima de la vida de las personas ni atentar contra su dignidad.
El egoísmo atiende a la supervivencia del individuo y sus intereses particulares, en tanto que la solidaridad responde a la supervivencia del grupo y sus intereses generales.