Texto de mi conferencia de 16 de Noviembre de 2018 en Barcelona
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Buenas tardes. Antes de nada quiero agradecer al Movimiento Zeitgeist, y en particular a Ernesto Mallo, esta invitación. En la primera parte de mi intervención hablaré del presente de la izquierda, y en la segunda de su futuro.
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Que en una sociedad capitalista no es posible hacer una política de izquierdas, no lo digo yo, lo dicen los hechos.
Vemos que en todas partes:
- La concentración de riqueza, las desigualdades y la explotación laboral no cesan de aumentar
- Los derechos, libertades y conquistas sociales desaparecen
- Los estados de bienestar se privatizan y desmantelan
La crisis que era la gran oportunidad de la izquierda para recuperar la iniciativa, ha servido en cambio para constatar su absoluta irrelevancia. De hecho, la crisis ha terminado reforzando al capitalismo, porque enfrente no tenía rival. Lamentablemente, este derrumbe de la izquierda no es pasajero ni coyuntural, sino que viene lejos, y se agudiza cada vez más.
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Esta es la lista de métodos que, de más brutales a más sofisticados, se ha valido históricamente el capitalismo para neutralizar a la izquierda.
- Guerras contra regímenes de izquierda como la de España en el 36, Grecia en el 1945, Corea en 1950, Vietnam, Yugoeslavia o Afganistán,.
- Invasiones: todos los países de Sudamérica han sido visitados por los marines, y algunos varias veces.
- Golpes de Estado: el de Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Bánzer en Bolivia, contra Mossaddeq en Irán, contra el presidente Sukarno en Indonesia, el Golpe de los Coroneles en Grecia, contra Hugo Chávez en Venezuela, contra Zelaya en 2009 en Honduras, contra N’krumah en Ghana. También tiranos sanguinarios como Mobutu, Suharto, Somoza, Batista, Duvalier, Trujillo, Stroessner, Papá Doc, Ferdinand Marcos, etc., conquistaron el poder con la ayuda de EEUU.
- Atentados: los han sufrido Fidel Castro y Maduro.
- Asesinatos de destacados dirigentes de izquierda han sido los de Lumumba en el Congo, Thomas Sankara en Burkina Faso, Sandino en Nicaragua, el Ché Guevara o Allende en Chile, más los de los presidentes Torrijos de Panamá y Roldós de Ecuador bajo la forma de «accidentes aéreos».
- La Subversión, la Guerra Sucia, los Escuadrones de la Muerte, el Terrorismo, Paramilitares y Ejércitos Mercenarios han sido usados en sustitución de los ejércitos regulares para operaciones encubiertas. En Guatemala sirvieron en 1951 para derrocar al Presidente Arbenz, para la fallida invasión de Bahía de Cochinos en Cuba, para organizar la Red Gladio en Europa, para crear la Contra en Nicaragua, y para las guerrillas de Angola y Mozambique, de Al Qaeda en Afganistán y del Estado Islámico en Siria.
- Embargos, Boicots, Bloqueos y Sanciones Económicas, los han experimentado en sus carnes Cuba, Rusia, Venezuela y Corea del Norte.
Pero me voy a detener especialmente en la Globalización. La Globalización es la violencia económica que ha desplazado con ventaja a la fuerza bruta, como principal arma de sometimiento de la humanidad a los dictados del capital.
Repasemos por un momento su modus operandi:
- El FMI y el Banco Mundial prestan a los países para endeudarlos, ponerlos en sus manos y saquearlos.
- La OMC y los Tratados Comerciales suprimen las barreras de protección de la producción local, promoviendo intercambios desiguales que favorecen a los países más poderosos. Es como hacer luchar a un peso pesado con uno ligero en el mismo ring y dejar luego que gane el mejor.
- Los Arbitrajes permiten a las multinacionales saltarse las leyes locales, impidiendo a los países frenar sus desmanes.
- El Libre Movimiento de Capitales provoca burbujas cuando acude a los países y crisis cuando se marcha de ellos. Si no existiera, tampoco existirían Paraísos Fiscales.
- La Deuda Externa presiona a los países elevando los intereses para financiarla (prima de riesgo), si no se pliegan a las exigencias de sus acreedores.
Pero la llave maestra de la Globalización es sin duda el Chantaje de Mercado.
- El Chantaje de Mercado hace competir las cosechas entre sí. El valor de una hectárea en España lo determina el de una en Kansas, una de Ucrania o una de Argentina en fución de su rendimiento respectivo. Pero es que, además, el precio del cereal no lo fija el agricultor, sino la Bolsa de Chicago.
- El Chantaje de Mercado hace competir los salarios entre sí: la producción va donde los costes laborales son más bajos.
- El Chantaje de Mercado hace competir los impuestos entre sí: las empresas y los ricos se radican allí donde son menores.
- El Chantaje de Mercado hace competir las normas medioambientales entre sí, forzándolas a volverse más laxas para atraer inversiones.
La empresa Navantia nos ha mostrado este obsceno mecanismo en toda su crudeza: o vendemos bombas a los saudíes para que masacren yemeníes, que son uno de los pueblos más pobres de la Tierra, o 6.000 familias españolas van a la calle.
En una palabra: el Chantaje de Mercado nos obliga a elegir entre la vida ajena y el sustento propio, permitiéndonos sobrevivir a costa sólo de sacrificar a otros.
A esta contradicción irresoluble dentro del marco capitalista, se enfrenta diariamente la izquierda de todo el mundo. ¿Qué solución tiene la izquierda para los Inmigrantes? Ninguna. Pero sabemos que si se quedan en su tierra, se mueren de hambre, ¿entonces, les permitimos que entren libremente o no?
No olvidemos que la inmigración es la estrategia de las empresas de los países desarrollados para abaratar la mano de obra doméstica en aquellos sectores como la construcción o el campo que no pueden ser deslocalizados. Una competencia lesiva para los trabajadores autóctonos. Y, es que, el Chantaje de Mercado nos condena a trabajar a precio de esclavo, o de becario que viene a ser lo mismo, o si no, a engrosar las filas del paro.
Ahora imagínense por un momento que cualquiera de ustedes intenta ser un empresario honesto que paga correctamente a sus empleados, no evade impuestos, produce sin contaminar, fabrica artículos duraderos y de calidad, y no recurre a presiones y sobornos para que legislen y adopten medidas en su favor… ¿cuánto creen que duraría en el mercado? Nada, porque no podría competir.
Pues eso mismo le pasa a la izquierda, que se ha quedado sin espacio, porque con las reglas del capitalismo no puede jugar.
Antes era la iglesia la que vendía a los oprimidos la promesa de una vida mejor, y ahora es la izquierda la que lo hace, y por eso se la permite existir, solo para criticar, sin molestar demasiado. Se ha convertido en el opio de los desheredados. Se comprende perfectamente porque la gente ha dejado de creer en ella, no la vota y la abandona en masa.
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Sindicatos y Partidos son los instrumentos que la sociedad nos brinda para cambiar pacífica y democráticamente las cosas.
El problema es que nos enfrentamos a una dictadura del capital para la que la izquierda no tiene respuesta, y la democracia no sirve.
Lo hemos podido comprobar recientemente con el referéndum de Grecia de 2015, donde el 60% de la población votó en contra del rescate propuesto por la UE, y sin embargo se ejecutó, sin problema alguno, y en peores condiciones incluso que las que habían rechazado.
Como tampoco les han servido de nada a los griegos las 12 huelgas generales que llevan hechas hasta el momento contra los recortes.
Y es que la gente no pinta nada, porque la soberanía real reside en los mercados. Ese es el nivel de democracia que tenemos. Un nivel basura. Si votar valiera para algo, hace tiempo que se habría acabado.
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La lucha y la huelga han sido los recursos que han usado en todo tiempo y lugar los trabajadores para mejorar su situación. Pero ahora los sindicatos no sólo han renunciado a reivindicar una sociedad más justa, sino que apenas los defienden ya, limitándose como señalaba Débord “a vender la mano de obra a su justo precio al capital”.
Pero ¿cómo han llegado a tal grado de deterioro? ¿Cómo ha logrado el capitalismo desnaturalizar a los sindicatos hasta el punto de vaciarlos de contenido?
El sistema habitual consistía en acosar, despedir, asesinar y encarcelar a los líderes sindicales, combinándolo con el uso de esquiroles, agitadores, matones a sueldo de la patronal y la represión cruenta de las huelgas.
Pero también aquí el capitalismo ha progresado mucho y refinado considerablemente sus métodos:
- Con una mano otorga subvenciones a los sindicatos y soborna a sus dirigentes, mientras con la otra empobrece a los trabajadores con las Reformas Laborales, la quiebra de la negociación colectiva, el abaratamiento del salario y el despido, y la supresión de puestos de trabajo fijos.
No conforme con eso, ha logrado socavar y herir de muerte la unidad de los trabajadores mediante:
- El Trabajo a Distancia, la Economía Sumergida, el Trabajo en Negro o los Falsos Autónomos, rematado con el Paro masivo, la Precariedad y la Emigración.
Pero quiero hacer especial hincapié en:
- El Individualismo.
Hemos asumido socialmente la cultura del ganador/ perdedor, de pisar al de al lado y no confiar en nadie. Ya no tenemos compañeros, sino rivales. Y esa destrucción de vínculos el capitalismo la ha extendido al resto de relaciones humanas, de pareja y familiares, convirtiendo la precariedad laboral en vital.
Esta misma deriva ideológica que sufren los sindicatos, la experimentan también los asalariados, a los que el capital ha convencido de que si están en el paro es por su culpa: por ser demasidado mayores, por no tener suficiente experiencia, por no estar bien formados, no ser flexibles o no saberse vender.
Así, el despido lo asumen como un problema individual, no colectivo, cuando si existe desempleo masivo es porque no se crean suficientes puestos de trabajo y, porque pese a los tremendos avances tecnológicos, desde hace más de un siglo no se reduce la jornada laboral ni un segundo. Igual que aceptamos como algo completamente normal que alguien que trabaja sea pobre y no gane lo indispensable para vivir.
Y es que hemos adoptado como propias las tesis del capitalismo.
Y aquí voy a hablar del Capitalismo. El capitalismo es la ley de la selva trasplantada a la sociedad humana. La selva es el reino de la competencia y la libertad absoluta, sin restricciones de ningún tipo, donde el grande se come al chico, el fuerte al débil, y el anciano, enfermo o indefenso, es devorado sin contemplación alguna. Lo único que no tienen en la jungla son ONGs; salvo por ese pequeño detalle, nos encontraríamos allí como en casa.
El capitalismo ha convertido la vida humana en trabajo, metiéndonos en una rueda infernal de producir y comprar sin descanso, forzándonos a hacer cosas que no queremos para comprar cosas que no necesitamos. Pero ahora con la Competencia Humanos/Máquinas el capitalismo ha dado un salto cualitativo y nos necesita cada vez menos.
El ser humano estaba acostumbrado a disputarse el sustento con sus semejantes, pero no se halla preparado para competir con sistemas automatizados, robots, algoritmos e Inteligencias Artificiales, ni mucho menos puede seguir su ritmo. La tecnológica es una batalla que tenemos perdida de antemano, porque su constante aceleración y permanente evolución nos dejan obsoletos cada vez más temprano.
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¿Realmente podemos cambiar las cosas a través de la vía electoral?
El sistema de partidos es un perverso mecanismo diseñado para comprar voluntades. Cuando los partidos de izquierda se integran en él, terminan trabajando para el capital lo mismo que los sindicatos. Estamos hartos de ver que todo dirigente de izquierdas sumergido en terreno electoral experimenta un empuje vertical hacia arriba directamente proporcional al volumen de principios que desaloja.
Si algo nos ha enseñado Navantia es que, seamos trabajadores, empresarios, accionistas o políticos, todos estamos al servicio del capital.
Y la razón es obvia: 8 personas poseen la misma riqueza que media humanidad, 3.500 millones de personas.
Así que, a un lado tenemos a la élite dueña del mundo, al otro a los gobernantes, y debajo los ciudadanos. Para manejar a los políticos la élite utiliza la estrategia de la corrupción. Si nos obedeces, les dicen, te harás rico, y si no, tiraremos de dossier e irás a la cárcel. Tú mismo. Además les premian con un plus de privilegios y prebendas por servir de pararrayos de las iras populares y cargar con las culpas, mientras ellos se quedan tranquilamente en la sombra, sin ser molestados.
Que los políticos sean unos privilegiados no es algo casual, sino deliberado. Una vez instalados en el Olimpo de los Dioses, se hallan a salvo de las inclemencias del mercado, se olvidan de sus representados y se dedican a defender con uñas y dientes su nuevo estatus.
Los partidos se convierten en nidos de conspiraciones para repartirse el botín y colocar a los afines. La fidelidad perruna se recompensa y la mediocridad se impone. Una norma no escrita dispone que promociones siempre a alguien más torpe que tú para que no te robe el puesto.
Por eso, por más que cambien los actores o el decorado, la obra sigue siendo la misma. Y los ciudadanos asisten impotentes a este simulacro de democracia, en el que solo les queda el derecho al pataleo. Pero no tienen derecho a quejarse demasiado porque son libres. Libres de votar, libres de ser despedidos, libres de echar curriculums, libres de ir al gimnasio y hasta libres hasta de cambiar de canal.
Más, pese a tanta libertad, Sindicatos, Partidos, Instituciones y Ciudadanos se hallan bajo estricto control del capital y no pueden salirse del guión establecido.
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Precisamente por ser el mejor depredador, el capitalismo le ha ganado la partida a todos sus adversarios. Pero es una criatura salvaje a la que no se puede domesticar con regulaciones. Aunque a un león le limen o pinten las uñas, sigue siendo una fiera.
El comunismo ha sido borrado del mapa o se halla en vías de extinción en todos los lugares donde alguna vez se implantó.
Las políticas socialistas y socialdemócratas están en declive porque el estado de bienestar fue una concesión del capitalismo para que el virus del comunismo no se contagiara a los trabajadores occidentales durante la Guerra Fría, pero en cuanto cayó el Muro de Berlín, comenzó su demolición por vía de apremio.
Por lo que respecta a las políticas progresistas y reformistas, solo diré que basta un simple cambio de gobierno para que lo poco conseguido se vaya por el desagüe.
Y el anarquismo, aunque es cierto que rechaza el poder y la propiedad privada, no ha sido capaz de articular una propuesta económica solvente.
Ahora bien, antes de plantearnos sustituir al capitalismo, tenemos que reflexionar por qué no hemos sido capaces de construir nada mejor.
Todas las revoluciones de la historia han fracasado porque los dos enemigos del ser humano son la propiedad privada y el poder, y todas han combatido la riqueza o el poder, pero no a los dos a la vez.
La Revolución Francesa cortó las cabezas de los nobles, pero conservó la propiedad privada. La Revolución Rusa abolió la propiedad privada, pero entregó el poder a los jerarcas del partido. Cambios de propiedad y recambios de élites, eso fue todo.
Pero aunque todas estas experiencias hayan fracasado, no debemos caer en el derrotismo ni en la nostalgia, sino que debemos aprender de los errores que, como especie y como individuos hemos cometido, para extraer de ellos las lecciones oportunas.
De ahí han surgido:
- La Economía del Bien Común
- La Economía Participativa (Parecon)
- La Democracia Inclusiva
- El Equisocialismo
Aunque todas ellas contienen elementos válidos, me voy a centrar en el equisocialismo, por suponer una ruptura radical con el capitalismo, y proponer un modelo diferente de sociedad.
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La palabra Equisocialismo proviene de equidad, que no es lo mismo que igualdad. Equidad significa tratar del mismo modo a los iguales, y de modo diferente a los diferentes. Por ejemplo los impuestos: un sistema progresiva en el que, cuanto más se gana, en mayor medida se contribuye.
No se debe confundir Equisocialismo con Ecosocialismo, que es un socialismo de tinte ecologista. Su receta es menor presión sobre el ser humano y el planeta, y mayor equilibrio. Sostenibilidad en la producción y equidad en el reparto.
Algo que solo se puede conseguir con democracia horizontal, socialismo y equidad.
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Espero que estas breves pinceladas les sirvan para hacerse una idea aproximada de su funcionamiento.
La equisocialista es una sociedad formada por comunidades que se autogestionan sin necesidad de Estado.
No se trata de un sistema representativo, donde la gente delega su responsabilidad en otros para que le resuelvan sus problemas, sino participativo, en el que todo el mundo se involucra en la gestión de los asuntos públicos y no existe profesionalización de la política.
Los cargos comunitarios se cubren mayoritariamente por sorteo y en un pequeño porcentaje votando candidatos individuales, ya que no existen partidos. Quien se presenta, no entra en sorteo, porque ambas vías son incompatibles. Y obviamente los puestos técnicos se cubren, por concurso, con profesionales.
Nadie puede nombrar a nadie, solo la comunidad. Estamos hablando de cambiar Dedocracia por Democracia. Como tampoco a nadie se le permite acumular cargos y por tanto poder. Existe limitación de mandatos, posibilidad de revocación durante su ejercicio, descanso obligatorio al terminar uno, transparencia de actuaciones y rendición de cuentas. Las reuniones de todos los órganos son abiertas.
A la hora de adoptar decisiones, un voto más o menos no lo decide todo. El Consenso Sistémico es la de forma de alcanzar acuerdos con la menor resistencia posible. El voto a favor puntúa +1, la abstención 0, el voto en contra -1 y el voto de rechazo -2. La propuesta que obtiene mejor puntuación es aprobada.
Los Medios de Producción: fábricas, maquinaria, tierras, ganados, etc., son comunitarios. A cada Centro de Trabajo se le asigna su cometido y él se organiza para realizarlo de modo cooperativo.
De la sociedad equisocialista se han erradicado:
- El lucro y la plusvalía (no se fabrican cosas explotando a otros para ganar dinero, sino para satisfacer necesidades)
- Los capitales, préstamos e intereses, porque la comunidad se financia con el trabajo de sus miembros.
- Las herencias. Dado que no se pueden atesorar riquezas, tampoco se pueden transmitir, lo que reduce el atractivo de la delincuencia, ya que se pueden robar cosas de uso personal, pero no dinero ni propiedades.
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En la producción prima la calidad sobre la cantidad, la durabilidad sobre los productos de usar y tirar, y el interés general sobre el particular.
Todo el mundo trabaja y tiene asegurado un empleo y un salario dignos de por vida, lo que extingue el oficio de prostituta. Tampoco hay impuestos, porque a cada persona se le descuentan directamente de su nómina.
Las bolsas, sociedades anónimas y bancos desaparecen, y la administración pública se reduce a su mínima expresión. La publicidad fallece de muerte natural, y la misma suerte corren las patentes y los paraísos fiscales.
Al dejar de ser el lucro el motor de la actividad humana, se lleva por delante una legión de empleos ficticios, absurdos y superfluos como son inversores, hombres de negocios, testaferros, banqueros, gerentes, economistas, contables, gestores, notarios, registradores, abogados, administradores, auditores, corredores de bolsa, mayoristas, contratistas, intermediarios, representantes, agentes comerciales, publicistas, amén de funcionarios, políticos, sindicalistas, religiosos, soldados, etc.
Las 20 horas de jornada se reparten así:
- 16 horas para tareas especializadas.
- 2 horas para labores de rutina (como limpieza, información, supervisión, cuidados, etc.).
- 1 hora para debates y reuniones comunitarias.
- 1 hora para formación.
No necesito decirles que todas estas cifras se tienen que establecer democráticamente, y que aquí se han puesto estas únicamente para ilustrar el modelo.
Como todo el trabajo se desarrollará en régimen cooperativo, serán los propios compañeros los primeros en llamar la atención a quien no cumpla debidamente sus obligaciones, y se le podrá sancionar, bien económicamente, quitándole parte de su remuneración, bien con la pérdida del derecho a ser candidato, u otros beneficios sociales (como por ejemplo a la hora de elegir vacaciones o vivienda), bien trasladándolo a otro puesto o centro de trabajo, e incluso expulsándolo de la comunidad.
Como muchos centros de trabajo fabricarán los mismos artículos y prestarán los mismos servicios, ello servirá para comparar la respectiva eficiencia de cada uno y copiar las mejores prácticas.
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Todo el mundo percibe por su trabajo para la comunidad dos remuneraciones diferentes: una para comprar bienes comunitarios, y otra para adquirir productos privados.
El Mercado Comunitario lo crea el trabajo de todos los miembros para la comunidad, y provee dos clases de bienes:
- Esenciales: alimento, vivienda, ropa, sanidad, educación, cultura y transporte público, que serán gratuitos.
- Optativos: vehículos, móviles, ordenadores, material deportivo, viajes, etc., que hay que pagar y que se adquieren conforme a las preferencias personales.
El Mercado Privado surge de lo que los ciudadanos producen en su tiempo libre e intercambian luego entre sí: como productos de huerto, de moda, artesanía, o servicios de ayuda doméstica, bricolaje, clases particulares, masajes, peluquería, etc.
Ambos mercados son independientes y no se mezclan entre sí.
Para evitar excesos no se permite a nadie ahorrar más del salario de un año.
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El Movimiento es el instrumento de carácter universal para avanzar hacia una sociedad equisocialista.
Aunque la idea les parezca muy ambiciosa, no es original. La Iglesia Católica lleva siglos haciendo lo mismo con notable éxito, aunque aquí no se trata de competir con ella, dios nos libre.
La Cooperativa Mondragón, como matriz de un grupo de empresas, también ha replicado este patrón, a pequeña escala, en el ámbito económico.
El Movimiento no busca la rentabilidad ni la maximización de beneficios, sino aumentar su implantación en la sociedad, autofinanciándose, para funcionar sin servidumbres ni hipotecas.
Se procurará que sus miembros trabajen en sus empresas, consuman sus productos y utilicen sus servicios.
Aunque actúe políticamente presentándose a elecciones y participando en las instituciones, no se debe confundir al movimiento con un partido al uso, ya que no contará con políticos profesionales y sus representantes se designarán mayoritariamente por sorteo.
Y para terminar, solo me queda decirles que si queremos conseguir algo diferente, tenemos que pensar de forma diferente y actuar de modo diferente, porque si no abandonamos nuestros prejuicios y esquemas mentales, seguiremos repitiendo los mismos errores generación tras generación.
No se me ocultan los problemas, obstáculos, dificultades y riesgos que conlleva, pero a aquellos que piensen que se trata de una quimera, de un planteamiento excesivamente utópico o irrealizable, les diré que no hay nada más inviable e insostenible que nuestra actual sociedad. Y que, si no empezamos a sembrar ya las semillas del futuro que queremos construir y vamos dando pasos en esa dirección, no lo alcanzaremos nunca.
Lo esbozado hasta aquí a grandes rasgos, no pretende alumbrar un mundo feliz, ni una sociedad idílica o perfecta – puesto que si el hombre no lo es, sus sistemas económicos, políticos y sociales tampoco pueden serlo -, pero sí decirles que el ser humano ha hecho cosas infinitamente más difíciles, y que si se empeña y pone toda su voluntad en ello, lo logrará.
Hola.
Es importante que algunas personas estén en esto, de verdad.
Aunque parezca a quimera es muy interesante, ya sabemos que para conseguir el 40% hay que exigir 100 o 140%.
Gracias, un saludo.
Chema
sin duda hay bastantes cosas con las que coincido, me parece importante indicar que algunas profesiones más debieran extinguirse: armamento, seguramente la minería (lo extraído ya es suficiente hay más metales en vertederos que en yacimientos mineros) industrias contaminantes como las químicas que habría que reducir mucho, luego las farmacéuticas ser de carácter público nunca privado y con la investigación basada en el bien común… la agricultura debiera ser diversificada, ecológica… yo he pensado mucho en la estructura para producir, si bien todo comunitario que no acabe como el modelo de la URSS, creo que la permacultura es muy interesante… desde luego la energía de renovables… recuperación de ecosistemas agredidos… uf muchas cosas. Muy interesante el equisocialismo, en mi vida particular siempre matizo cuando alguien dice «igualdad» porque lo justo es la equidad.
Un saludo