Las personas de derechas, como su propio nombre indica, tienen derecho a vivir en espléndidas mansiones, con yates, aviones y sirvientes a su servicio, porque se lo merecen y se lo han ganado a pulso, a diferencia de los de izquierdas que, si tienen algo, es porque lo han robado, o se lo han regalado.
La izquierda aspira a compartir y vivir en equidad; la derecha a poseer y dominar. La derecha busca la salvación individual, y la izquierda la colectiva.
Nos encontramos con una izquierda, que solo habla y soluciona unos problemas que no son los de la mayoría de gente que vota o puede votar izquierdas: trabajo, empleo, y enfrentarse a los poderes económicos que siempre salen ganando, sin excepción.
Ir con el PdeCat/ CIU no es hacer la revolución, sino subirse al tren de la corrupción. Detrás del «procés» no está la república, sino la sombra de los Pujol, Mas, Puigdemont, Torra y Cía.
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